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El reloj gigante de la pista de hielo de los Shim daba la una. La familia llevaba toda la semana limpiando a fondo para la re apertura de invierno. En el ultimo año su último patinador afiliado les había abandonado y ese había sido el detonante de una mala racha para la familia, incluso el señor Shim había tenido que volver a antiguos trabajos para sopesar la perdida de dinero. Su hijo Jake ayudaba desde pequeño a los limpiadores , pero poco a poco los habían ido despidiendo y ahora solo quedaban Jake y otro señor, que llevaba toda la vida trabajando allí pero qué era tan mayor qué se olvidaba de ir a trabajar la mayoría se las veces. Los otros hermanos de Jake eran más pequeños que él y pasaban un poco bastante de limpiar tanto.

Jake cumplía los dieciocho en noviembre y el ultimo curso se le venía encima. Realmente no estaba preocupado, no había sido nunca el mejor estudiante con notazas, pero tampoco se podía quejar. Sus amigos eran incluso más inteligentes que él y aspiraban a grandes cosas que tenían claras desde hace mucho tiempo. Él , por otro lado, llevaba tanto tiempo en la monotonía del negocio de sus padres que no se imaginaba haciendo otra cosa que no fuese limpiar los pasillos y vigilar la pista cuando hubiesen clientes. 

Aquel día de septiembre, al roce de empezar las clases, y después de acabar de limpiar todo el recinto, se reunieron para comer los cinco miembros de la familia. 

-¿Habéis quitado todas las telarañas de debajo de las gradas?- preguntó el señor Shim comenzando a devorar la comida.

- Que sí, papá. 

- No me hagáis como otras veces que me mentís, ¿eh?

- Si chicos, -intervino su madre.- no queremos que venga otra vez un inspector por la queja de un cliente. No nos vendría nada bien.

-Tranquila mamá. Esta vez lo han limpiado todo bien. - aseguró Jake.

-Las gradas tendría que limpiarlas él porque es el mayor.-se quejó uno de sus hermanos pequeños, Christopher. 

-Yo no tengo porque limpiar nada por ser el mayor, listo. ¿Entonces por ser vosotros los pequeños que tendríais que hacer? 

-Ser los monos y adorables de la familia. -le apoyó Miranda, la hermana melliza de Christopher, haciendo una leve mueca que se suponía que era aegyo. 

-Todavía te falta mucha experiencia para ser buena con el aegyo. -dijo Jake riéndose de ella. Su hermana le enseñó la lengua.

-Bueno, pero el caso es que no queremos volver a limpiar nunca más. -declaró Christopher.

- Querrás decir no volver a limpiar las gradas nunca más.

-No no, mamá. Nada. No queremos limpiar nada nunca más.

-Pues no podréis encontrar ningún juguete en vuestro cuarto, porque yo tampoco pienso limpiarlo.

-¡Pero mamá!

-Pero mamá nada, ¿de que vais vosotros dos? -intervino su padre.- ¿Os creéis que todo el trabajo lo tenemos que hacer nosotros? Sois niños pero también es importante que ayudéis a los mayores y aprendáis como se hacen las cosas. Jake lo ha hecho siempre.

-Pero Jake solo limpia y ayuda, papá. A Crhis y a mí nos gusta jugar.

- También salgo con amigos, crack. Tengo tiempo para todo. Para ayudar y para divertirme.

- Pero nosotros somos todavía muy pequeños para limpiar tanto. 

- A ver, parejita. - se acercó Jake a sus hermanos.- Vamos a hacer un trato. Si vosotros nos ayudáis cuando os necesitemos, yo jugaré con vosotros cuando queráis.

𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora