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Habían quedado en reunirse a primera hora en el recibidor del hotel para coger un autobús que los llevase directos al centro, concretamente al esperado destino de ese día. El Lotte World. Suerte tuvieron de haberlo acordado de ante mano, pues después de la noche que protagonizaron en la discoteca poco pudieron haber hablado sobre ello. 

Y cómo bien acostumbraba, Heeseung llegaba tarde a encontrarse con sus amigos. Su compañero de habitación le había insistido en que aligerase el paso, pero K había acabado desistiendo ante su lentitud para hacer las cosas bajando él solo. Heeseung estuvo a punto de lanzarle una zapatilla a la puerta por la qué el impaciente de K se había marchado, pero decidió qué era más importante acabar de vestirse que empezar una nueva batalla con el japonés. Ganas no le faltaban, pero tenía claro que acabaría perdiendo.

Cerró la puerta asegurándose de guardar bien la tarjeta qué la abría y corrió al ascensor colocándose a corre prisa la gorra en la cabeza, casi chocando con alguien qué parecía tener la misma prisa qué él. Habiendo pulsado el botón llamando al ascensor levantó la mirada, encontrándose con la de Seon. Ambos giraron la cabeza evitando la mirada del otro completamente avergonzados. Heeseung intentaba taparse su cara con la gorra tratando de que el rubor de sus mejillas por la vergüenza fuera menos evidente, pero Seon estaba exactamente igual. Se quedaron unos largos minutos en completo silencio, sin saber si hablar o callar.

Aun fue más incómodo cuando se dieron cuenta de que Heeseung ni si quiera había pulsado correctamente el botón por lo que el ascensor no se había movido ni un centímetro. K definitivamente lo iba a matar si tardaba más tiempo en bajar. 

Alargó el brazo sin querer tocar a Seon y pulsó de una vez el estúpido botón, pero tal era el bochorno que llevaba encima que rozó la mano de Seon al volver a su esquina del ascensor. Heeseung quería desaparecer en ese preciso instante. Seon tuvo el autorreflejo de alejar su mano, pero le pudo más sus sentimientos por el ansioso chico a su lado. Por lo que entrelazó su mano con la de Heeseung sorprendiendo a este, que después de sobresaltarse durante un segundo dejó que los dedos de Seon saludasen de nuevo a los suyos.

- ¿Por qué lo has hecho? - Heeseung rompió aquel silencio por fin, refiriéndose a algo más que sus culpables manos entrelazadas. - Prometimos que no volveríamos a buscarnos.

- No especificamos hasta cuando. - dijo como si nada, queriendo que Heeseung también olvidase todo lo que había pasado entre ellos. Salvo claro, esa cosa.

- ¿Pretendes que ignore porqué rompimos y volvamos a estar juntos como si nada? Tú lo flipas.

- No estabas tan seguro de no querer volver a verme anoche. - el rojo volvió a invadir el rostro de Heeseung, que notaba como sus manos y frente empezaban a sudar.

Recordó entonces sin remedio las luces parpadeantes que lo habían acompañado en su paseo por la discoteca la noche anterior, y como, había reconocido a alguien entre la multitud. Con pasos torpes y tambaleantes por la cantidad de cerveza que entre él y Jay habían consumido se dirigió hacia la persona que había ocupado su mente y sueños los últimos meses. Porque era jodidamente difícil desterrar a Choi Seon de su ser. Más aún si se le plantaba delante acariciado por la tenue luz de la noche y con ojos igual de sugerentes que los suyos le invitaba a besarlo como tanto deseaba. Ninguno opuso resistencia al otro cuando se escabulleron entre los pasillos del local para compensar el tiempo que habían pasado separados. El alcohol y calor en el cuerpo de ambos fue testigo de ello.

Solo que uno se arrepentía más que el otro en aquel ascensor de lo sucedido.

- ¡Eso no fue-... ¡Yo-... - no sabía ni explicarse. - ¡Estaba borracho, Seon! ¡No te hagas ideas raras!

𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora