【21】

551 74 26
                                    

Llegó a la pista tras un amargo trayecto en autobús en el que intentó limpiarse las lagrimas para que la gente no reparase demasiado en él. Subió las escaleras dejando la mochila con desgana en una silla y observó el salón de su casa, que estaba a oscuras y completamente en silencio. Se privó de volver a llorar y solo suspiró. No le apetecía ir a recoger a sus hermanos al colegio. No le apetecía dar la clase de aquella tarde. No le apetecía estudiar para el examen que tenían esa semana. Lo único que le apetecía era encerrarse en el desván y no molestar a nadie más. Pero la vida prosigue a pesar de que alguien quisiese detenerla para llorar. Así que Jake volvió a ponerse el abrigo y salió por la puerta tal como había entrado. 

El colegio de sus hermanos quedaba a pocas calles de su casa, pero aún así él iba a recogerlos cada día. Por esa zona pasaban muchos coches y no iba a dejar a sus hermanos indefensos ante ellos. Esperó en la puerta de entrada junto a otros padres restregándose los ojos. No había dormido demasiado. 

Christopher y Miranda salieron corriendo a abrazarle nada más ver a su hermano mayor, este, aunque se moría de sueño y acabase de discutir con el chico que le gustaba, tenía una brillante sonrisa para ellos. Siempre la tendría. Caminaron cogidos de la mano hasta casa, donde los mellizos se pusieron a hacer deberes después de jugar un rato. Jake por su lado siguió estudiando. 

La clase de aquella tarde marchó como muchas otras, pero algunos niños le seguían preguntando por Sunghoon. Tuvo que volver a darles largas a los niños y seguir fingiendo que sabía patinar cuando su cuerpo era negado al deporte. Después de la clase siguió estudiando hasta la hora de la cena. Cuando el reloj dio las doce se vio así mismo sentado sobre las frías gradas de la pista, como cada noche desde hacía tres meses. Solo que Park Sunghoon no estaba patinando sobre el hielo, no estaba allí con él. Aún así se quedó toda la noche allí, esperándole. Alimentando su propia esperanza pensando que Sunghoon aparecería por esa puerta de metal sin que lo invitase como siempre hacía. Pero....no fue así. Jake tuvo la impresión de que aquello significaba algo. Significaba que Sunghoon no iba a volver. Y, así fue. 

Los días que quedaban de noviembre y principios de diciembre Sunghoon no volvió a aparecer por la pista. Pero tampoco le miró. Ni le habló. Cualquiera que no los conociera juraría que eran desconocidos. Pero sus mejores amigos no podían pasar por alto el silencio que los envolvía. 

- Oye, Jake. - se acercó K a su oreja en una de sus sesiones de estudio en la biblioteca. - ¿Sunghoon y tú os habéis peleado o algo así?

- ¿Porqué lo dices? - hizo cómo si no supiera de qué hablaba sin dejar de escribir. 

- Es que estáis muy raros. Ya casi no habláis entre vosotros.

- Ah, ya. - quiso sonar indiferente. - Queremos centrarnos en los exámenes, hyung.  No hay mucho tiempo para hablar entonces.

A K no pareció convencerle mucho su argumento, pero él también tenía qué estudiar así qué lo dejó pasar.

- Jungwon, ¿tienes apuntes de lo qué repasamos la semana pasada? - preguntó Jake pasándose la mano por el cuello algo agotado. 

- Claro. ¿Tú no tienes? - el australiano negó. - ¿No apuntaste nada en esa clase?

- ¿Cómo podía apuntar algo? Estaba sobando. - contestó Heeseung a su lado por él.

- ¿Qué dices? Yo nunca me he dormido en clase.

Heeseung hizo oídos sordos y sacó su móvil para enseñarle una prueba, o más bien una foto de Jungwon y él posando mientras Jake dormía sobre su mesa en medio de la clase. Su amigo alzó las cejas esperando qué se atreviera a mentir otra vez.

𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora