Se había levantado pronto cómo cada mañana para ir al instituto, pero Jungwon debió haber salido de su casa hacía veinte minutos para coger el autobús qué le llevaría hasta allí. ¿La razón de su tardanza y de casi todas las desgracias qué le habían sucedido últimamente? Su hermana mayor.
Estando él casi listo para marcharse, Junghye lo había interceptado en el pasillo rogándole qué le ayudara a buscar una prenda de ropa. Jungwon se había negado por obvias razones. Pero a Junghye le daba igual lo qué quisiera su hermano. Acabaron los dos buscando por toda la casa aquel top brillante qué quería la pelinegra para salir con sus amigas aquella noche. Jungwon no quiso preguntar porqué lo obligaba a buscar aquello si no lo necesitaría hasta unas horas después, porqué cómo casi todas las mañanas qué tenía qué soportar junto a su hermana, ella amanecía borracha o con jaqueca de la noche anterior.
Aunque Jungwon fuese un chico responsable, se había prometido no probar ese famoso líquido qué tan loca y diferente volvía a su hermana. Le daba miedo qué fuese a hacer lo mismo con él.
Por fin encontraron el top bajo la cama de Junghye, quién no se había esforzado demasiado en buscar. Jungwon se lo entregó esperando por fin poder irse. Después de asegurarse de llevarlo todo, sacó por última vez la cartera para comprobar qué llevaba el bono de autobús. No pudo ni devolver la cartera a su bolsillo, pues su hermana apareció de nuevo delante suya.
- Dame algunos billetes. - le ordenó extendiendo la mano cómo un mendigo, qué era lo qué parecía.
- ¿Qué? No. Esto es para luego comprarle el regalo de cumpleaños a Jake hyung.
- Me da igual. Dame unos billetes.
- Qué no, Junghye.
- Jungwon, he dicho qué me des dinero.
- Tengo qué irme. - volvió a colocarse la mochila al hombro. - Nos vemos por la tarde.
Jungwon hizo ademán de salir por la puerta, pero su hermana lo detuvo agarrando su brazo intentando coger la cartera que aún sostenía en la mano. Él intentaba apartar la cartera de Junghye evitando en todo momento herirla. Pero su hermana no era tan gentil. Junghye vio como última opción empujar a su hermano para que este soltara por fin la dichosa cartera, que es lo que acabó sucediendo. La cartera de Jungwon cayó al suelo al igual que el dueño de esta, golpeándose en la cabeza. Se llevó la mano a la sien, manchando las yemas de sus dedos de un poco de sangre. Mientras él miraba su mano asustado, su hermana contemplaba la cartera de forma victoriosa. Ignorando por completo a su hermano.
-Junghye...- susurró pidiendo ayuda mientras los ojos se le llenaban de lágrimas. ¿Por qué su hermana no corría a ayudarlo como cualquier otra persona haría? Peor, como cualquier otra hermana haría.
- Eso te pasa por no hacerme caso cuando te lo digo. - dijo en tono prepotente para después marcharse.
Jungwon se quedó mirando el marco de la puerta por donde su hermana había abandonado la estancia, de igual manera que a él. No podía recordar la última vez que fue feliz al lado de su hermana. Tampoco con sus padres. Parecían totalmente ajenos a la situación. Tan ajenos que daba la sensación de que solo hubieran tenido un hijo. Salvo la ropa y platos sucios que llegaban de la habitación contigua a la suya y la recolecta de botellas vacías de alcohol también de esta, no había marcas de vida por parte de Junghye . Claro está añadiendo el hecho de su holgazanería que equivalía a falta de dinero y a tener que robárselo a su hermano. Jungwon no quería eso, él quería a su hermana de vuelta. Pero nadie parecía desear lo mismo que él.
Estaba bloqueado. Encerrado en ese bucle que parecía no tener salida y del que tampoco había sido testigo de su entrada. ¿Qué había llevado a la dulce chica que era su hermana a convertirse en aquel mounstro? Probablemente nunca lo sabría. Porque nunca se atrevería a hablar civilizadamente con Junghye , muchísimo menos de algo así.
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𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoon
Fanfiction『 𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 』 Jake ayuda todos los días a sus padres con el negocio, la única pista de hielo del pequeño pueblo costero donde vive. Lo gracioso es que él ni si quiera sabe patinar. Una noche, mientras limpia los pasillos oy...