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Las últimas semanas de vacaciones pero primeras del nuevo año acabaron para desgracia de los estudiantes, que no dudaron en aprovechar su últimos días de libertad al máximo antes de volver a clase. 

Aquellas vacaciones de invierno fueron las primeras que Sunghoon disfrutó, las primeras que Sunghoon recordaría con cariño. El regalo con su nombre bajo el árbol de los Shim la mañana de Navidad lo hizo creer que era el mismísimo Harry Potter siendo acogido por los Weasley, solo que no fue un jersey con su inicial bordada lo que contenía el envoltorio. Si no unas zapatillas de estar por casa con dos pingüinos dibujados, las que colocaron en el recibidor de la casa junto a las demás zapatillas de la familia. El resto de los días que pasó allí no dejó de observarse los pies, sonriendo como un niño pequeño. 

También pasó esos días perfeccionando el arte de hornear galletas con los mellizos y su madre, durmiendo lo que los últimos exámenes no le habían dejado, cumpliendo siempre con todas sus comidas y de forma deliciosa gracias a la cocina de la señora Shim, ayudado a estudiar a Jake para sus exámenes de recuperación, hablando y discutiendo con el abuelo Shim sobre patinaje, jugando en la nieve con los tres hermanos y fallando en el intento de aprender a ir en bicicleta enseñado por Jake sobre las carreteras congeladas. Se cayó más veces sobre el hielo que en todas sus prácticas de patinaje, pero desde luego que también se lo había pasado mil veces mejor riendo junto a Jake cuando ambos resbalaban y volvían a sostener la bicicleta sin rendirse. Aunque Sunghoon no había acabado de pillarle el tranquillo a eso de montar en bici. 

La mañana de Navidad, escondiéndose de los Shim por uno segundo, Sunghoon mandó un mensaje a sus padres felicitándoles la Navidad. No se atrevía a volver a Seúl y volver a verlos, ni a enfrentarse a las consecuencias de sus actos. Pero seguían siendo sus padres, y los quería. Los quería con todo su corazón. Por lo que aquel simple mensaje, aunque ellos no supieron apreciarlo, significaba que a pesar de haber huido de todo, seguía deseando con todas sus fuerzas que su familia pudiese estar tan unida como la que celebraba aquella fiesta a su espalda. Sunghoon solo anhelaba a su familia. 

A pesar de que aquel mensaje se quedó en un silencioso visto, esa felicidad y alegría cultivada junto a la familia Shim durante las vacaciones le sirvieron a Sunghoon para empezar las clases con optimismo. Nunca había tenido esa ilusión de volver a clase, a la monotonía de permanecer en su pupitre hasta que llegase el momento de volver a casa. No sabía como es que algo tan horrible para otros le daba ganas de levantarse por la mañana, pero simplemente era así. Quizás toda esa motivación se debía a que había pasado unas semanas fantásticas y que habían sido tan irreales que ahora todo le parecía que era mejor, que incluso sentarse a escuchar las dos horas de historia tradicional coreana que tenían a primera hora de la mañana era algo fascinante. Parecía que disfrutar de una verdadera familia era lo que estaba haciendo que su visión de las cosas y como podía afrontarse a su día a día estuviera cambiando, que Sunghoon quisiera hacer lo que nunca se había visto capaz. 

Así pues, con las decoraciones navideñas quitadas por completo de las clases y pasillos pero con el ambiente animado de siempre de vuelta, el nuevo trimestre daba comienzo. 

Nada más acabar la primera clase, el grupo se reunió con rapidez arrimando sus sillas a la mesa de K. Que era el objetivo de sus amigos desde que aquella foto había sido recibida en sus móviles. Este miraba hacia abajo ignorando la picara mirada de aquellos chicos que liderados por Heeseung ya habían formado un circulo estratégico alrededor de su mesa para no dejarle escapatoria. 

- K~, - canturreó Heeseung apoyando su mentón sobre sus manos pestañeando repetidas veces buscando la atención del japonés que en cuanto los vio venir apartaba la mirada, sobre todo de él. - sabes que ya no puedes escapar más. ¡Tenemos pruebas!- puso su móvil con la selfie de ambos en el metro delante de su cara. 

𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora