- Jake, por favor. ¿Puedes abrir la ventanilla?- Heeseung soportaba el tufo tapando su nariz detrás del asiento del australiano, que quedaba cerca de la ventanilla. - No puedo más con este olor.
- Jake está dormido, Heeseung. - respondió Sunghoon susurrando hacia el hueco entre los dos asientos. Jake había caído rendido sobre su hombro hacía media hora, así que lo había dejado dormir a gusto. Solo que teniendo a Jake apoyado sobre él le impedía estirar el brazo para abrir la ventana como le pedía Heeseung. - No llego a abrir la ventana.
- La bella durmiente lo llamaban. - comentó riéndose de Jake destapando su nariz, al momento se arrepintió. Giró la cabeza para mirar a K que parecía no inmutarse del horrible olor, descubriendo que el japonés descansaba con los ojos cerrados y una pinza sobre la nariz de brazos cruzados. - Traidor.
- A lo mejor Jay llega a la ventana de delante. - aconsejó Sunghoon tratando de no hablar mucho para no despertar a Jake.
- !Oye, Jay¡ - bramó Heeseung dos asientos detrás de Jay y Jungwon. - ¿Llegas tú a la-
Un ruido extraño llegó desde ese mismo sitio haciéndole callar.
- Jay está fuera de cobertura en este momento, chicos. - contestó Jungwon con asco un par de minutos y más ruidos extraños después.
Sunghoon estiró el cuello para intentar ver qué pasaba delante suyo. Heeseung, que tenía más movilidad al no tener a alguien dormitando en el hombro, se reincorporó por completo apoyándose en el asiento de Jake con la misma intención. Luchando por no caerse debido al vaivén del autobús ambos chicos, los únicos despiertos, descubrieron la procedencia de ese singular sonido.
El pobre Jungwon sostenía una bolsa de cartón donde Jay echaba todos y cada uno de los pedazos de su desayuno de esa mañana. Sabían que era él porque había subido junto a ellos al autobús y sabían donde se había sentado, pero solo podían ver su coronilla mientras vomitaba pues escondía la cabeza en la bolsa al no dejar de devolver. Jungwon, que debía mirar a otro lado para no acabar como él, sujetaba la bolsa con el brazo estirado evitando mirar a Jay. El sonido y olor de su vómito mezclado con el delicioso, que conste que Jungwon era selectivo con su sarcasmo, hedor del pescado lo incitaban a imitar a su compañero de asiento.
Al rato Jay echó una última bocanada de aire para levantar la cabeza mareado. Quedándose completamente callado y de paso, pálido. Sus amigos se le quedaron mirando, esperando que se moviese. Parecía una estatua.
Sin articular palabra y mirando al respaldo de delante sin pestañear tampoco, Jay alzó el brazo abriendo por completo la ventana. Dejando que el aire fresco lo envolviese.
- Desde ahora odio los autobuses.
Así de bien había comenzado el viaje de fin de curso. El que había llegado por fin para salvación de todos a finales de marzo, estando acabados los duros exámenes del segundo trimestre que sus profesores finiquitaron anunciando que a la semana siguiente estarían a esa misma hora bajando del autobús llegando a la capital coreana.
Y así fue, solo que antes de que pudieran estirar las piernas tuvieron que aguantar un infernal viaje de casi tres horas y media en un pequeño y viejo autobús alquilado a última hora. Si el viaje empezaba con aquel movimiento revuelve estómagos del destartalado motor y fuerte olor a pescado del puerto, pintaba interesante la cosa.
Habían estudiado bastante para los exámenes, asegurándose de dejarlo todo cubierto con buena nota para irse contentos al viaje sin tener que responder ante sus padres. O ante su abuelo, en caso de Jake. Porque si, el abuelo Shim se estaba marcando las vacaciones de su vida. Llevaba desde navidades con la familia sin tener en mente regresar a Australia por el momento. El puesto de entrenador había quedado vacante desde hacía un tiempo por la ofensiva de Wooseok que le impedía a su pupilo entrenar para el Torneo en la pista de la familia, pero eso no lo había incapacitado para otras actividades adecuadas a su edad como hacerse amigo de todos los ancianos del pueblo. Ósea que lo tenían ocupado mientras se les ocurría un nuevo plan para que Sunghoon pudiese seguir entrenando. Porque podían tomarse ellos mismos aquel viaje como unas merecidas vacaciones, pero Jake tenía bien rodeado en su calendario Junio como mes decisivo. El mes del Torneo.
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𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoon
Fanfiction『 𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 』 Jake ayuda todos los días a sus padres con el negocio, la única pista de hielo del pequeño pueblo costero donde vive. Lo gracioso es que él ni si quiera sabe patinar. Una noche, mientras limpia los pasillos oy...