Al notar qué si pasaba un minuto más durmiendo se fundiría con las sábanas, Sunghoon decidió levantarse de la cama. Se levantó confundido pues estaba seguro de qué había configurado una alarma en su móvil, pero esta parecía no haber sonado. O al menos él no la había oído. Comprobó entonces que su móvil había consumido toda su batería durante la noche. La alarma no había tenido oportunidad alguna de sonar.
Se restregó los ojos intentando despertarse, descubriendo después que no se encontraba en su habitación, si no en la de Jake. Fatídicamente recordó lo sucedido la noche anterior tapándose el rostro con las manos avergonzado. Había llorado como un completo bebé delante de Jake. Como un maldito bebé. No podía ser peor.
El hueco a su lado donde debería estar el dueño de la habitación estaba vacío, pero una nota sobre la mesita de noche justificaba la ausencia de este al despertarse.
"He tenido qué llevar a los mellizos a un cumpleaños y a hacer la compra, cuando te despiertes avísame, por favor. Mi madre está cocinando a posta por tu cumpleaños :)"
La carita sonriente al final le hizo sonreír a él también. La señora Shim estaba cocinando para él, ¿cómo era que lo único que recibía de esa familia era cariño? Pero luego su sonrisa desapareció al caer en cuenta de la razón de porque la mujer cocinaba para él. Efectivamente, ya era su cumpleaños. Con el drama del dia anterior ni se había dado cuenta. Volvió a sonreír enternecido y dolido al mismo tiempo, imaginándose lo bonito que sería que su madre hubiese hecho lo mismo por él alguna vez. Miró entonces desoladamente la pantalla apagada de su teléfono, sabiendo qué ningún mensaje de sus padres felicitándolo por sus dieciocho años y de paso diciéndole qué lo querían iba a parecer en ella si encendía el aparato. Suspiró acostumbrado, pero nunca curado del todo, de ese dolor.
Se estiró sobre el colchón observado la habitación. Había dormido ya demasiadas veces allí pero nunca se había fijado especialmente en ella, pues siempre acababa dormido antes de hacerlo. Nunca se había fijado en las fotos qué decoraban la pared sobre el escritorio de Jake, en los posters de campeonatos de patinaje qué casi estaban despegados de la puerta de su armario junto con la cantidad de camisas de franela qué asomaban por esta, en las pequeñas pilas de libros en sus estanterías qué debían ser los pobres libros qué Heeseung le había dejado para qué leyese pero nunca había llegado a leer, en los dibujos de sus hermanos llenos de colores qué tenía alrededor de su cama y qué seguramente miraría cada noche con una sonrisa paternal, ni en los muchos papeles llenos de apuntes y anotaciones qué habían sido testigos los últimos meses del esfuerzo de su amigo estudiando.
Su vista y cuerpo enseguida se dirigieron hacia la pared de fotos qué fácilmente podrían definir la vida y personalidad de Jake Shim. Montones de fotos con Christopher y Miranda incluso siendo estos más pequeños. Fotos con cada uno de sus amigos; una donde Heeseung y él seguramente en primaria posaban disfrazados de piratas, una jugando a las cartas con Jungwon mientras comían chocolatinas en la cafetería y otra sobre los hombros de K manchados los dos de pintura mientras decoraban un mural en el instituto. También tenía con los señores Shim y miembros de su familia qué Sunghoon desconocía, saliendo Jake muy pequeño en ese tiempo en el qué los mellizos seguramente solo eran un proyecto futuro para la familia. Sunghoon no pudo evitar sonreír y acariciar la fotografía cómo un tonto al ver a Jake tan sumamente adorable a tan corta edad. Aunque también era adorable con dieciocho años, no lo negaría. Tampoco negaría que había sucumbido al impulso de coger su móvil y hacerle una foto a la propia fotografía del pequeño Jake para guardarla en su móvil cómo un tesoro. Chasqueó la lengua al recordar que este no se encendería a menos que lo cargase.
Encontró después de buscar un poco un cargador qué le valiese para su móvil, suerte había tenido qué era un iPhone de modelo antiguo cómo el de Jake, y lo conectó. Dejando por un rato qué se cargase mientras él aprovechaba qué Jake no estaba para cotillear. Podía ser todo lo tímido qué quisiese, pero curioso también.
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𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoon
Fanfiction『 𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 』 Jake ayuda todos los días a sus padres con el negocio, la única pista de hielo del pequeño pueblo costero donde vive. Lo gracioso es que él ni si quiera sabe patinar. Una noche, mientras limpia los pasillos oy...