Paseaba junto a su madre por Gangnam. Era extraño ver las prendas y productos de grandes marcas expuestos ahí como si nada y saber que nunca pensarían si quiera en entrar a la tienda, nunca podrían permitírselo.
Su madre a su lado comentaba lo agradable que estaba el clima y se dirigía a él. Se dirigía a él por primera vez en varios días y él aún aguantaba con pena la sonrisa de lo culpable que se sentía.
Recoger sus cosas del piso con un el torrente de emociones que soportó desde que Sunghoon permanecía en aquel pasillo según él se marchaba fue más complicado de lo que pensó. Quería quedarse llorando cuanto más tiempo posible pero que Sunghoon pudiese aparecer en cualquier momento era peor opción. Volver a verle en ese instante sería la ruina de su persona y personaje. Sí, de ese personaje cruel y sin corazón que se había inventado para proteger a su mejor amigo.
Si es que eso alguien lo calificaría de protección.
Aguantó la ansiedad guardando toda su ropa y pertenencias evitando mirar de más la casa que dejaba y se dirigió hacia la estación. No perdió el tiempo. No quería mirar atrás y dudar de que podría arreglarlo.
No había nada que arreglar.
El viaje de vuelta fue casi como si no lo hubiese hecho. No era consciente de sí mismo. No era consciente de donde estaba, de a donde iba. De nada.
Solo sabía lo que dejaba. Lo único que se le pasaba por la cabeza era a quién dejaba.
Sunghoon.
El rostro desencajado de Sunghoon en el pasillo estaba clavado en su corazón.
Sus ojos le trasmitieron la traición, la decepción. No podía dejar de verlos. No podía dejar de dejar que estos se colasen en tu mente para martirizarle. Cerraba los suyos con fuerza pero estos le perseguían. Le recordaban lo que había hecho. Lo que había permitido que sucediese.
Le recordaban cómo había mentido, como había roto a su mejor amigo.
Sentía que le faltaba el aire cada vez que se acordaba.
Quería desaparecer de la faz de la tierra y que su existencia fuese solo una broma. Si todo eso hubiese sido una pesadilla se hubiese dejado encerrar por ella. Esa era la verdad.
Podía llorar. Podía gritar. Podía arrepentirse.
Pero lo había hecho.
Había traicionado a Sunghoon.
Y todas las consecuencias que hubiese preparado la vida para él serían más que bienvenidas, pues solo había hecho que retrasarlas. Siempre estuvieron ahí. Siempre las tuvo claras.
Y a pesar de que las conocía, hizo lo que hizo.
Los que no lo sabían eran sus padres.
Tampoco podía haber prevenido que de haber conocido la verdad su padre no le hubiera gritado así. O tampoco que su madre hubiese aguantado las ganas de matarlo allí mismo por desaparecer durante meses.
De nuevo, decepción.
Aunque creía haber hecho eso por todos ellos, nadie se lo agradecía. Tampoco esperaba una medalla. Pero sentirse desgraciado era cada vez más amargo en su garganta.
La ironía de que hubiese tenido que marcharse así justo para proteger a su familia lo hacía tragarse todo lo que sentía. No valía para nada. Él era el malo en esa historia, aunque tuviese sus razones para haberse cambiado de bando. Él seguía siendo uno de los malos.
Pensar en que tendría alucinaciones con Wooseok buscándolo en los pasillos como antaño no lo dejaba dormir. No dejarlo conciliar el sueño siempre fue su principal papel.
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𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoon
Fanfiction『 𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 』 Jake ayuda todos los días a sus padres con el negocio, la única pista de hielo del pequeño pueblo costero donde vive. Lo gracioso es que él ni si quiera sabe patinar. Una noche, mientras limpia los pasillos oy...