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- Hola.

Quería hacerlo bien. Aun así el simple saludo de su madre le obligó a apretar las sabanas con su brazo sano.

Respira, Sunghoon, respira.

Los chicos se habían despedido de él no porqué quisiesen, el dejarlo a solas con su madre aunque fuese su puñetera madre no era una idea que gustase a ninguno, sino porque en verdad se había hecho bastante tarde. No quisieron ser egoístas y expresar en voz alta que debían irse ya a sus casas teniendo clase al día siguiente y porque en verdad tuviesen cosas que hacer, por eso Sunghoon les dejó más que claro que estaba bien y que no se preocupasen más. Ya les había robado demasiado tiempo por un simple susto.

Todos sabían que de simple susto nada, se les veía en la cara que lo habían pasado mal aunque fuese un ratito, pero las cosas debían seguir su curso y él ya estaba en buenas manos. Así que no había porqué quedarse allí más que para recibir las miraditas de las enfermeras al parecer eso el recibimiento al papa más que una sala tranquila de hospital de pueblo. 

Desde su cama, Sunghoon los despidió con la mano sin poder asegurarles cuando le dejarían irse. Igualmente les agradeció el haberse quedado con él hasta entonces.

Haberse quedado con él hasta lo inevitable.

- ¿Cómo estás?- preguntó la mujer con una sonrisa nerviosa cuando ya no hubo más que ellos dos. Él mantuvo la vista en un punto que no fuese ella.

- Bien. En urgencias. - dijo sin ningún mal escondido. Era la realidad. - Pero bien. - se forzó a añadir para no parecer demasiado seco. 

Sentada en una silla junto a la camilla, prudentemente alejada de él, su madre tragó saliva. No iba a ser nada fácil.

- ¿Qué ha sucedido exactamente?- dijo por, de alguna manera, continuar la conversación con un tono débil y preocupado nada propio de ella. Vio como dudaba en si agarrar su mano o no. Sunghoon también dudó en si le habría gustado o no que lo hiciese. Pero al final no lo hizo.

- Me ha golpeado un coche. Los médicos han dicho que el cabestrillo es solo para que no mueva el brazo, no hay nada roto. - informó cómo lo haría con cualquiera.

- Pero... ¿Qué estabas haciendo para que te atropellasen?

Podía estar realmente preocupada, pero le irritaba que le preguntase como si nada. Como si en verdad se lo estuviese preguntando su madre y no una desconocida que se había acordado en el trayecto en coche hasta allí de que él era su hijo. 

Suspiró mentalmente para hacerlo lo más apacible posible.

- Recogía a los mellizos del cole y-

- ¿Los mellizos?

Ambos se quedaron callados mirándose. Su madre era ignorante de su nueva vida y él de eso mismo. Era ignorante de que si su madre ya le conocía poco antes, ahora que prácticamente era una persona nueva menos aún.

- Los hermanos pequeños de Jake. - explicó. Esos hermanos que habían acabado siendo casi los suyos.

- Ah. Sí. Jake. - el nombre en los labios de su madre junto al tono en que lo dijo, como si fuese un completo desconocido, no le gustó nada. Quiso pensar que era razonable, en cierto modo, pero no. No lo era.

- Sí. Jake. - lo repitió para que se diese cuenta de sobre quién estaban hablando, del cuidado que tenía que tener. 

Desconocía si la madre de Jake le había comentado sobre la relación de ambos, pero no era el mejor momento para aventurarse en descubrir si su madre lo aprobaría o no. Aún así no dudaría en defender a Jake de lo que fuese, incluso si era de ella. Aunque fuese ella la que se ponía en contra le daría absolutamente igual. 

𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora