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Los últimos días de diciembre antes de las vacaciones de Navidad llegaron, junto con el momento del año en que si te olvidabas los guantes en casa tú y tus manos lo lamentaríais de verdad. 

Los brillantes adornos que decoraban clases y pasillos parecían haber surgido efecto en los estudiantes que cada vez estaban más eufóricos con el ambiente navideño que se respiraba en el instituto, a ultima hora del día solo se podían oír villancicos y a la gente fantasear con la cena de Nochebuena. 

El grupo también se preparaba para las fiestas, pero cada uno a su manera. 

K y Yooa habían dejado la península hacía pocos días, llegando al país del sol naciente tras largas horas de vuelo. Yooa había pasado todo ese viaje pegada al libro de japonés mientras que K la iba corrigiendo, sin a penas pegar ojo ninguno. El encontrarse de lleno con los padres del que soñaba con que fuera su novio en el aeropuerto consiguió despertar a la coreana por completo, y a pesar de que la barrera del idioma era evidente entre ellos todo fue tan natural y cariñoso que Yooa olvidó por un segundo los nervios que la habían atacado desde que supo de aquel viaje. 

Como supusieron, K tuvo que hacer de traductor la mayor parte del tiempo. Pero descubrieron la grata sorpresa de que sus padres también habían hecho un gran esfuerzo por la que iba a ser su invitada, aprendiendo un mínimo de coreano por su cuenta para poder comunicarse con Yooa. Los señores Koga recibieron a la pelirroja con los brazos abiertos, como si de la hija que nunca tuvieron se tratase. No preguntaron que clase de relación había exactamente entre su hijo y ella, pero el cariño y química con la que ambos se miraban parecía responder por ellos. 

En Japón hacía el mismo frío que en Corea, Yooa curó su paranoia al salir a la calle a recorrer la ciudad junto a la familia.  Como fiel turista, quiso visitar los lugares típicos y emblemáticos. Llenando la galería de su móvil de cientos de fotos y vídeos junto a la familia, quiénes se lo pasaron en grande con la excéntrica y sonriente bailarina mientras que pasaba los días con ellos. Veían su emoción al probar nueva comida para ella, su amabilidad al ayudar en casa y sobre todas las cosas, la sonrisa de su hijo cada vez que ella estaba cerca. 

El pequeño Jungwon no iba a alegarse más de dos metros de casa esa Navidad, por fin su hermana iba a pasarla junto a él. Ese era el regalo que cada invierno al apagarse las velas de cumpleaños pedía en su mente esperanzado de que se cumpliese, que su hermana estuviese a su lado de nuevo. No tendría que gastar más deseos en eso, pues Yangmi había guardado la maleta en el armario sin ninguna intención de utilizarla en lo que quedaba de año. Así como las botellas de alcohol que solo abrirían en fin de año. 

Su hermana parecía otra persona desde que regresaron del seminario en Seúl. No sabía si había visto a aquel grupo de amigos de la universidad después de todo, pero desde luego que si lo había hecho esto no se demostraba en sus actos. No la había vuelto a ver probar una sola gota de alcohol ni robarles dinero a sus padres a escondidas desde entonces. En cambio Yangmi y él hablaban y se divertían todos los días juntos, como nunca antes. Incluso habían planeado con anterioridad y entusiasmo que harían en el cumpleaños del pequeño de la familia Yang. Jungwon por fin disfrutaba de su hermana mayor. 

Heeseung y Jay por su parte tomaron el primer tren de la tarde hacia Seúl un 23 de diciembre. Jay fue a casa de sus padres quiénes lo recibieron con un fuerte abrazo, llevaban tres meses sin ver a su único hijo y las lágrimas que ambos señores Park derramaron con Jay entre sus brazos en el recibidor de su humilde piso fue prueba de ello. El señor Park aguantó las ganas que tenía de golpear a su hijo por dejar el instituto donde tanto les había costado que consiguiera entrar para seguir a aquel patinador con el que siempre andaba, pero respiró hondo y entendió que ya habría tiempo para todo. Debía estar feliz de que su hijo hubiese vuelto a casa. 

𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora