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Había conseguido crear una nueva normalidad. Una normalidad en la que Seon no era uno de los protagonistas. Estuvo durante un tiempo resaltando como antagonista, pero Heeseung había acabado por resignarlo al puesto de secundario. En cambio su querido hermanito se estaba llevando toda su atención los últimos días.

La barriga de su madre empezaba a hacerse más notoria cada vez que iba a visitarla los fines de semana. Y sus ganas de conocer a su miniél también. Aunque seguro que ese renacuajo saldría mucho más guapo que él, considerando los encantos de Hyunbin.

De Seon había conseguido olvidarse, salvo cuando se veían por el instituto alguna vez que otra, pero del idiota de su padre nunca lo lograría. Era difícil cuando compartían los mismos genes. Heeseung odiaba que se parecieran tanto. Lo odiaba muchísimo.

Aunque había algo raro en su padre últimamente.

Desde que su pequeño pijamita había llegado a sus manos y su padre, sin siquiera moverse de la silla, había conseguido que lo odiase más; no habían vuelto a cruzar demasiadas palabras. Poco le apetecía que lo atacase con alguna de las chorradas que se le ocurrían como excusa para gritarle. Pero aun cuando Heeseung había hecho algo, por pequeño que fuese, merecedor de una bofetada del señor Lee; este no levantaba ni un centímetro la mano. No se quejaba, pero era raro. Más aún porque se le quedaba mirando con cara de pena, buscando quizás una buena reprimenda con la que recordarle una vez más que deseaba que no hubiese nacido. Pero esta nunca llegaba.

Sumándole a eso que estaba más que claro que le habían despedido de su trabajo, de lo que Heeseung se había enterado hacía poco aunque se lo olía desde hacía un tiempo, su actitud estaba comenzando a asustarle demás.

Los folletos de "se busca empleados" llenaban la mesa de la cocina sustituyendo a las latas de cervezas habituales. Que dejasen de haber en la nevera fue lo que le dio la voz de alarma. Nunca creyó que fuese él quien empezase ese tipo de conversación con su padre. Ni que fuese a tener ese tipo de conversación con él.

Una tarde, antes de salir de casa porque había quedado con Jake y Sunghoon después de acabar el primero de estos su turno, se acercó al sillón donde dormitaba su padre.

- Papa, -al oírle el hombre pestañeó repetidas veces sentándose correctamente. - ¿podemos hablar?

Como si le hubiesen dicho que había ganado la lotería, su padre se le quedó mirando con los ojos bien abiertos. Cuando pareció entender lo que su hijo le estaba pidiendo, su rostro se refrescó al instante.

- Claro, hijo. Dime.

A Heeseung le puso los pelos de punta que le hablase tan formalmente de repente, pero aun le curioseaba más el porqué del cambio de actitud hacia él y hacia todo.

Pensó bien lo que diría a continuación antes de sentarse delante suya.

- Quería saber............. Bueno, ¿está todo bien?- era una pregunta muy vaga, pero no sabía cómo resumir todas sus dudas en una única frase.

Su padre se sorprendió de nuevo, o quizá más, por esa segunda pregunta de su parte. Se secó el sudor de las palmas en sus pantalones, escondiendo una sonrisilla en los labios.

- Claro. ¿Por qué me preguntas eso?

Se podía leer en la expresión de Heeseung que aquella conversación, la que apenas había comenzado, iba a ser bastante incómoda para él.

- Mmmmmm, es que...... No se como decirlo sin que suene mal. - susurró para sí mismo arrepintiéndose de haberse acercado en un principio. - Te noto distinto. Distinto para bien. Pero no sé si se debe a algo bueno o algo malo. - acabó soltando. - Me gustaría preguntarte un montón de cosas pero no se si....... Si querrás contestarme.

𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora