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Cualquier persona ajena al instituto podría adivinar cuál era el motivo de la emoción y nerviosismo de los estudiantes. El motivo de porque los cuchicheos y comentarios no paraban incluso cuando el profesor empezaba a explicar. El motivo de porque todo el mundo iba de aquí para allá a la hora del almuerzo. El motivo de que se estuviera planeando mil maneras de hacer pasar alcohol por gaseosa. El motivo de que los templos y tiendas modernas de Seúl estuvieran en boca de todos. No podía ser otro que el esperado viaje de fin de curso que quedaba a pocas semanas. No se hablaba de otra cosa.

El temario se acababa y la paciencia de los profesores con la insistencia de sus alumnos también, parecían más preocupados ellos por los exámenes de final de trimestre que los que tenían que aprobarlos. Aunque sí que había gente que estudiaba cómo se debía.

- Heeseung hyung, - Jungwon sacó la nariz de sus apuntes una mañana de estudio como cualquier otra en su clase. Intentaba explicarle por cuarta vez a Jay y a Heeseung unas fórmulas de química. - me acabo de acordar. Mi madre me ha pedido consejo de lectura, pero yo no tengo ni idea. ¿Puedes recomendarme algún libro dramático? Que te haya hecho llorar.

- Mi libro de matemáticas.

- Eres de lo que no hay. - no pudo evitar decir Jake a su lado.

Lo cierto era que estudiaban por normalidad, porque estaba escrito que había que hacerlo, pero lo llevaban bastante bien. Seguían teniendo algún que otro desliz con esas asignaturas en las que nunca brillaron, como era de esperar, pero estaban seguros de que ninguna lágrima caería antes del viaje. En relación con los exámenes, claro.

Porque sus vidas seguían estando algo agitadas. Quién lo diría, estando ellos en la tranquila y nada intensa adolescencia.

El ánimo de Heeseeung parecía haber vuelto a la normalidad, pues su sarcástico sentido del humor no se había hecho esperar demasiado por regresar.

El tema de su futuro hermano o hermana por el contrario no se había vuelto a mencionar en su casa, lo agradecía. Porque podía volver a ser él mismo junto a sus amigos ocupando su mente con las tonterías y buenos ratos que pasaba con ellos, pero al volver a casa suspiraría las veces que quisiera agobiado con sus problemas. De alguna manera, aunque él fuera el primero que se molestaba con sus amigos cuando se guardaban las cosas para ellos, sentía que no merecía la pena romper el calmado y tan querido ambiente que rodeaba a sus amigos cuando los seis estaban juntos. También porque no quería ser el amigo pesado que parece que lo único que sabe hacer es lamentarse, que era un poco lo que Heeseung se pensaba que hacía.

Sumado a que su padre hubiese decidido volver a la carga, Seon no había abandonado la irritante tarea de cruzarse con él en cada esquina. Haciendo imposible borrarle de su vida. Se había repetido las últimas semanas que podía llorar por Seon, pero no para siempre. Debía aceptar que ahora Seon y él eran realidades diferentes, pero aun dolía. No sabía cuándo dejaría de doler. No había puesto al corriente a sus amigos de esos últimos encontronazos con Seon que tenían de personaje principal al destacado chico nuevo, sobre todo porque consideraba que Sunghoon viviría más feliz recordando lo menos posible el temita de Wooseok. Y lo cierto era que Heeseung le podía haber ahorrado ese disgusto, pero Sunghoon ahora pasaba sus días la mar de contento. Todo lo contento que podía estar uno cuando por fin sale con la persona que le gusta.

Quizás no era como lo había estado imaginando desde que entendió esa sensación en el estomago y ganas incontrolables de tenerlo entre sus brazos al estar cerca de Jake, pero no es que Sunghoon tuviese mucha imaginación ni referentes más allá de películas románticas, y de las malas que nadie pagaría por volver a ver. Pero estaba disfrutando lo máximo que los límites de Jake le permitían.

𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒓𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏 ➢ jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora