❜ Big Hit's Soloist ── BTS

44 | explosión.

Chaemyeong, ¿podemos hablar?

Su voz, su rostro, sus ojos.

¿Podemos hablar?

Se repetían, como una cinta dañada.

¿Estás ocupada?

Una, y otra, y luego otra vez.

Olvídalo.

La dulzura, la inocencia, y la manera en que había estado a su lado todo el tiempo, cómo se ponía de su lado y cómo había mantenido aquel calor familiar en sus brazos.

Gracias por estar aquí hoy.

Su voz, su voz, su voz.

¡Ser buena con todo el mundo podrá salvarte del infierno después de la vida, pero no del infierno en la vida!

Y Yeonjun tenía toda la razón.

Mel había sido demasiado buena, demasiado buena con todos. Y por eso no pudo escapar, y prefirió acabar.

— Oh, Nahyon

No estaba segura de qué quería decirle en ese momento, de cómo iba a ser, o de por qué estaba accionando en modo automático desde hacía varios minutos. Su lado razonable simplemente pidió desaparecer y quería que su compasión desapareciera.

Chaemyeong quería que ella sufriera como Mel había sufrido, que Nahyon pagara por todo lo que estaba haciendo sin razón y que descubriera que el karma era una perra.

— ¿Qué quieres?

Su voz, su voz, su voz.

Esa que le parecía repentinamente irritante y que parecía pedir entre susurros "¡destrúyeme!". Sus ojos; aquella mirada llena de sí misma. La manera en que caminaba, la manera en que insultaba, la manera en que todas sus memorias a su lado habían sido corrompidas por el odio y aquel mal sabor de boca que le dejaba saber que había defendido a aquella mujer de los constantes ataques de los demás grupos de aprendices que simplemente estaban diciendo la verdad.

Era mayor, y siempre la había respetado por aquello. La miraba hacia arriba, como si se tratara de una hermana mayor dispuesta a cuidar de ella, ¡ella confiaba en la otra! Le había puesto su vida en sus manos.

Pero Nahyon había tomado toda su inocencia y amor, y se había encargado de hacerle saber, a la mala, que nadie es como parece.

Todas su promesas, le dejaban un mal sabor de boca. Cada vez que se veía a sí misma prometiendo que debutarían juntas, prometiendo que serían amigas por siempre, y cómo la misma Nahyon le decía con una sonrisa que habían sido puestas ahí, juntas, porque el destino tenía grandes planes para su unión.

Hipócrita, ¡tan hipócrita que la sangre le hervía y su corazón se llenaba de odio! De pronto, se arrepentía de haberse quedado en silencio durante tanto tiempo y haber permitido que la situación escalara.

Su sed de superioridad había llevado a Mira a quitarse la vida, ¡y ella no iba a perdonárselo!

Por eso, la palma de su lado golpeó con fuerza la mejilla de la más alta y dejó un sonido rápido, fuerte y ensordecedor, que dejó a todos los presentes en el lugar anonadados.

Nahyon parecía intentar entender qué acababa de suceder. Sus cejas se fruncieron, sus ojos se encendieron, y entonces, ambas estaban molestas.

— ¿Qué diablos está mal contigo? —gritó la mayor, mirando fijamente a la muchacha frente a ella mientras sostenía su mejilla al sentir su piel arder, tornándose rojiza.