Capítulo 32

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Meses después...

— ¡Florecita mueve tu lindo trasero, anda!, el director nos matará si no tocamos el traslador a tiempo.

— ¿Florecita? ¿le sigues llamando asi? te compadezco Granger.

Rose suspiró y arrastró su maleta por los pasillos del Ilvermorny, se había quedado dormida y ahora los tres podrían perder el expreso de Hogwarts.

— ¡Cállate Matthews! es un apodo que le pongo a Rose cuando tomo el rol de madre.

Los tres empezaron a correr hasta llegar a la oficina del director Harrison, quienes primero les dio una mirada de desaprobación pero luego una llena de orgullo.

— Aparecerán directo en el andén 9 ¾, el tren hacia Hogwarts los esperará allí y saldrá a las once... aunque la señorita Granger-Weasley los guiará seguramente— ella sonrió como respuesta— los tres han sido alumnos excepcionales, y ustedes dos— dijo señalando al chico y la chica— no hace falta que les pida que den una buena imagen de esta institución.

Dicho eso los tres tocaron el traslador en forma de lata y aparecieron en el andén. La nostalgia invadió por completo el cuerpo de la pelirroja, pero rápidamente supo lidiar con ella y sacar una sonrisa.

— ¡Esto está de puta madre! Sabía que tenía que mudarme a Londres desde hace rato, no escuché a mi corazón lo suficiente.

Aquella era Ivy Jobs, una chica de estatura promedio y hermosa por donde la vieras según Rose. Tenía el pelo castaño oscuro y lleno de pequeños rulos que según el día los lucía o no. Su piel era morena, como si tomara sol todo el año y mantuviera el espectacular tono dorado que hacía contraste con sus ojos verdes, en ocaciones marrones.

Ivy había congeniado con ella bastante rápido, eran compañeras de la mayoría de las clases, pero no de casas. Mientras ella estaba en Thunderbird, Rose había quedado en Wampus. Desde un principio fue el tipo de persona que la incluyó en muchas cosas sin hacerla sentir presionada o invadida. Eso fue muy importante para Rose, que al final terminó por conocerla más y hacerse su amiga.

Ambas eran opuestas pero iguales en cierto punto, lo cual tenía su encanto. Ivy era fanática de Taylor Swift y la música en sí, no tenía problema en cantar canciones mientras saltaba arriba de la cama o caminaba por los pasillos del colegio. Muy partidaria de decir lo que piensa y no ocultar sus sentimientos. Sin duda una chica que todos conocían su nombre.

— Oh vaya, ¡un tren! ¡jamás había visto un tren!

Y aquel burlándose, era Brooklyn Matthews, aunque le decían Matt porque según él era vergonzoso "llamarse como un distrito de Nueva York". Rose a veces lo llamaba Brook cuando estaba de buenas y él solo se limitaba a bufar.

Matt era alto, le sacaba una cabeza a Rose y cabeza y media a Ivy, producto de haber jugado basketball en, según él, "su pasado oscuro como deportista". Su cabello negro con leves ondas hacía contraste con su pálida piel, a veces estaba peinado hacia un costado o hacia atrás dejando caer un par de mechones. Sus ojos eran azules y tenía una mirada que en serio intimidaba cuando quería hacerlo, o sea la mayoría del tiempo. Él estaba en la casa Horned Serpent.

A Rose le caía bien. No eran tan amigos como con Ivy, pero habían compartido ciertos momentos de silencio lector en la biblioteca. Matt no era del tipo que hablara demasiado, de hecho si abría la boca siempre era para tirar un comentario sarcástico y luego volvía a su libro, como si viviera en un mundo muy apartado. Aquella personalidad misteriosa era una de las cosas que hizo que Rose se acercara, y a él no pareció molestarle porque si era sacástico y burlón, entonces ella lo era aún más.

Rose Weasley || SCOROSE || (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora