Capítulo 40

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Un pequeño movimiento la despertó del sueño profundo. Aún sin abrir los ojos sintió el aroma de Scorpius, su cara estaba escondida en su pecho y estaba totalmente atrapada entre sus brazos.

La calidez que emanaba el cuerpo del chico era tan tranquilizadora que quiso quedarse todo lo posible, pero ya debía ser algo tarde por más que fuera domingo.

Fue extraño, para Rose, dormir tan cerca de alguien. Solo había dormido aquellas veces en quinto año con el rubio pero había sido en un sofá, y cuando Matt se quedaba con ella siempre cada uno se quedaba de un lado.

Estar tan cerca de un chico atractivo sin duda encendió una chispa de nervios que se apagó tan pronto cuando recordó que solo era Scorpius. Aunque no podía negar que se sentía extremadamente bien tener su pecho desnudo tan al alcance de sus manos, agradeció internamente a que la camisa que aún traía puesta estaba desabotonada hasta el medio.

Levantó un poco la cabeza para ver si estaba despierto, pero parecía que tenía para rato. Se veía tan tranquilo y con tanta paz que le dio pena despertarlo. Pero quería salir.

Al mover su pie sintió algo caliente y peludo, dedujo que Snow también había dormido con ellos.

— Scorpius— le susurró.

— ¿Uhm?— sus ojos todavía estaban cerrados y la atrajo más hacia sí.

— Creo que nos hemos perdimos el desayuno.

— ¿Tienes hambre?— preguntó con la voz ronca y un cosquilleo recorrió el cuerpo de Rose— traeré algo.

Cuando la soltó sintió frío inmediatamente y por un momento deseó no haberlo despertado. Aún así, él se apoyó en uno de sus codos mientras la observaba aún con sueño.

La pelirroja trató de no mirar cómo se le marcaba el brazo por debajo de su camisa.

— Gracias por ayudarme, y por quedarte— en sus ojos grises había sinceridad y también algo de vergüenza. Pensó que tal vez no fue agradable para él que lo viera de esa forma.

— ¿Tienes... tienes seguido esas pesadillas?

El rubio bajó la mirada hacia las sábanas y Rose entendió que era un tema delicado.

— De vez en cuando... pero hago todo lo que puedo para olvidarlas.

Algo en cómo lo dijo hizo saber a la Gryffindor que su amigo nunca lo logró y que seguramente los recuerdos de los hechos que suceden dentro de su cabeza cuando está dormido lo persiguen cuando está despierto.

No iba a negarlo, sentía curiosidad, y más porque sabía que se trataba de ella. Pero decidió no indagar más para evitarle el dolor. No podía imaginar en qué escenas se la imaginaba para que gritara de esa forma en medio de la noche.

— Estaré aquí, cuando me necesites— Scorpius nuevamente la miró con chispas en los ojos.

— He extrañado esto, el estar bien— ella le sonrió y le revolvió el cabello aún más de lo que ya estaba, provocando que también sonriera.

Se levantó de cama y se estiró. Scorpius la miró de reojo y fingió acomodar las sábanas mientras se paraba de la cama, aunque fue bastante difícil desviar la atención de la pelirroja quien llevaba una remera enorme y las piernas descubiertas.

— No te acostumbres, Malfoy— le advirtió divertida— que estemos bien no significa que te tiraré flores y brillos, sigues siendo un idiota para mi.

El chico rió mientras pasaba una mano por su cabello.

— Pues yo si te tiraré flores y brillos como en los viejos tiempos.

Rose Weasley || SCOROSE || (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora