Capítulo 39

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— Sabía que no era buena idea separarse del grupo— dijo Matt por tercera vez en el día— yo solo quería comprar dulces y tú me arrastraste hasta aquí.

Rose puso los ojos en blanco y siguió inspeccionando la parte de arriba de la casa de los gritos. Ella quería mostrarle la parte de Hogsmeade que todavía no conocía.

— Deja de quejarte y sube, se ve genial desde aquí... agradece que todavía no ha llegado diciembre y no se ve todo blanco.

— Pues solo faltan dos semanas— se quejó y subió en donde ella estaba.

Matt cuidadosamente se acercó a la gran ventana y vio el pequeño paisaje con las manos dentro de los bolsillos.

Mientras tanto, Rose seguía mirando dentro de aquella habitación por si encontraba algo interesante. Pero todo era viejo y estaba empolvado, no parecía haber nada por rescatar allí.

Abrió las puertas de los armarios y no encontró más que algunas prendas muy viejas y agujereadas, el piso de madera crujía con cada paso que pensó que en cualquier momento se rompería.

— Ivy dijo que vendría junto con Claire cuando terminaran de comprar en Sortilegios Weasley, había bastante fila— le dijo al chico que volvió a entrar.

— ¿A ellas les dejas hacer sus compras en paz y a mi no?

— Deja de quejarte, ni un abuelo de noventa años lo hace tanto como tú— le retó mientras pasaba los dedos por las paredes y se detuvo en una puerta que parecía ser de un baño— además empezaste a irritarte cuando llegamos aquí, en el camino no te parecía un mal plan... ¿acaso tienes miedo?

Solo lo escuchó resoplar molesto pero no le dio importancia mientras abría la puerta.

Aquello no era un baño.

Rose volvió la vista hacia el pelinegro, su mirada estaba llena de curiosidad mientras él negaba con la cabeza.

— Dime que no entraremos.

Ella le sonrió como respuesta y se sumergió en aquel pasillo un tanto oscuro que parecía no tener fin.

— Granger, lees tanto como yo y debes saber que nunca sale nada bueno de andar turisteando por pasillos oscuros, y menos de un lugar llamado "casa de los gritos".

— Eres un cobarde.

— Soy astuto y sé cuando no me tengo que meter en algo— le refutó desde la puerta mientras ella avanzaba cada vez más.

— Cobarde— canturreó la pelirroja y sonrió al sentir sus pasos tras ella.

El pasillo angosto parecía hecho de piedra y la unica iluminación era de las varitas de ambos. El olor a humedad era cada vez más intenso y no se escuchaba nada más que sus respiraciones.

— ¿No vas a detenerte hasta que veas alguna criatura mostruosa?— susurró Matt impaciente— ¿o prefieres que sea la reencarnación de algún ser extraño?

— Voy a detenerme cuando hayas mojado tus pantalones del miedo.

Antes de que pudiera replicar divisaron el fondo. Si fue posible, caminaron aún más rápido para llegar y encontrarse con otra puerta. Esa parecía mucho más antígua, no había sido abierta en cientos de años. No había cerradura.

El chico la miró con las cejas alzadas.

— Bueno, ha sido todo muy divertido, que pena que esté cerrada.

Matt hizo un movimiento para dar media vuelta de regreso y Rose lo agarró del buzo para retenerlo.

— Mira allá arriba— le indicó con la varita.

Rose Weasley || SCOROSE || (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora