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Abrió los ojos en cuanto escuchó la puerta de su departamento cerrarse de un sólo golpe, indicando que JiSung había logrado sacar a Minho de su casa. Suspiró aliviado y oyó cómo su mejor amigo llegaba hasta él, quedándose parado a menos de un metro, pero sin tener la intención de tocarlo, porque sabía cómo se podría poner ante la más mínima muestra de lástima.

— ¿Todo bien? Yo sé que sí, pero-

— Todo excelente. — le interrumpió con seguridad. — Gracias por ayudarme, Hannie. Ahora debo ir a alistarme. Sabes que me tardo eligiendo el abrigo perfecto.

— Hyunjin. — lo llamó de inmediato. El mayor no tuvo más opción que mirarlo a los ojos. — Puedes decirme lo que sea . . . Sabes que yo soy el único que podría entenderte.

— No busco a nadie que me entienda-

— Pero lo necesitas. Todos necesitamos a alguien. — le cortó a media frase, algo desesperado por poder ser de ayuda para él, al menos un poco. — Tú me ayudaste mucho cuando éramos niños . . . Yo realmente-

— Ya no somos niños, Jisung. — sentenció con dureza. No le gustaba que insistieran, porque si había sobrevivido por su cuenta hasta ése momento, podría seguir haciéndolo. Él podía ser de ayuda para otros, pero no quería ser ayudado. — Yo ya no tengo siete años, y tú tampoco. Somos amigos, sí, los mejores, y te quiero, pero deja de creer que te necesito . . . No necesito a nadie.

Han asintió resignado, intentando ocultar lo herido que se sentía por sus palabras. Tan sólo bajó la cabeza y su mirada, dejándolo irse como siempre hacía. Hyunjin siempre hacía lo que quería, y ni él, ni nadie podría hacerle cambiar de opinión respecto a nada.

— Aunque Felix se acercó tanto a su corazón . . .

El bullicio de la gente y los niños corriendo de un lugar a otro mantenían a sus ojos ocupados, ya que tenía tanto que ver y tan poco que decir

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El bullicio de la gente y los niños corriendo de un lugar a otro mantenían a sus ojos ocupados, ya que tenía tanto que ver y tan poco que decir. Por momentos pensó haber perdido a Jeongin en el inmenso parque de atracciones, pero entonces lo encontraba entretenido observando a otras personas jugando en uno que otro juego de competencia.

Continuaron caminando con sus manos dentro de los bolsillos de sus abrigos, expulsando vaho de sus bocas y queriendo gastar sabiamente el dinero que habían llevado en buena comida. Seungmin, al mismo tiempo que estudiaba el lugar, buscaba a Hyunjin con la mirada, sin tener éxito por los primeros minutos, hasta que . . .

— ¡Jeonginnie! — exclamó la voz conocida parado un par de metros frente a ellos. Yang miró a Kim con los ojos bien abiertos de la impresión, preguntándole qué podría decir para justificar la mentira que le había enviado por mensaje horas atrás. — Al parecer cambiaste de opinión y viniste. — comentó un sonriente Hwang apenas estuvo lo suficientemente cerca. — Ah, hola, Seungmin.

El mencionado sólo hizo un minúscula reverencia con su cabeza como saludo, sin siquiera mirarlo y sin ocultar su expresión indiferente; al mayor no le importó ni un poco y continuó prestándole atención a Jeongin.

𝙋𝙧𝙞𝙢𝙚𝙧𝙖 𝙣𝙚𝙫𝙖𝙙𝙖 ❄️ | HYUNMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora