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Ya había bajado el volumen por completo cuando hizo la última parada, ya que después de eso seguiría de largo hasta llegar por fin a la casa de los padres de Seungmin, el cual se había quedado dormido con la gorra blanca puesta y la bufanda de Jeongin, quien también dormía plácidamente en el asiento trasero del auto.

— Vaya. Qué increíble co-piloto eres Kim Seungmin. — murmuró Hyunjin con claro sarcasmo, mientras esperaba que alimentaran a su vehículo. — Menos mal dormí toda la tarde. — comentó, y por mera inercia volvió a observar al menor a su lado. No estaba en la posición mas cómoda, pero no parecía tener problemas para dormir. Debía estar cansado como para no darse cuenta de que la gorra estaba puesta mas arriba de lo que debía estar. Por ello, Hyunjin se inclinó un poco hacia él e intentó acomodarlo con sus dos manos, pero al ver que necesitaba despegar su cabeza del asiento, se resignó a tocarlo por no despertarlo, sin embargo, su cuerpo se quedó en congelado en esa posición en cuanto sus ojos dieron a parar en su pacífico rostro. Ese rostro que siempre se mantenía expresivo y lleno de brillo, en ese momento descansaba y parecía ser el de un pequeño niño que había estado jugando todo el día. — De todas formas no hay mucha diferencia. — siseo, e involuntariamente sonrió al recordar lo que había hecho el pelinegro minutos atrás. — Ay, Kim Seungmin . . . — casi suspiró su nombre, aún sin alejarse de su rostro durmiente. — ¿Por qué sigues haciéndome sonreír? . . . ¿Por qué tú? Entre tantas personas, ¿por qué terminaste siendo tú?

Lo miró por un par de minutos más, pero seguía sin hallar una respuesta concreta. Cuando el menor hizo un ademán de moverse para cambiarse de posición, Hyunjin se alejó de inmediato. Escuchó a alguien tocar la luna de la puerta que tenía al lado, por lo que un poco sobresaltado pagó por lo adquirido y encendió su auto, dispuesto a terminar con aquel interminable viaje.

Todo había pasado tan rápido, que Hyunjin apenas pudo procesar el hecho de que estaba ayudando a Jeongin con poner la mesa para la cena

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Todo había pasado tan rápido, que Hyunjin apenas pudo procesar el hecho de que estaba ayudando a Jeongin con poner la mesa para la cena. Él nunca cenaba, ya que llevaba una estricta dieta, pero tampoco podía ser tan grosero como para rechazar a dos adultos mayores que lo recibieron con una sonrisa amable y lo apodaron "principito" con una voz cálida. Eran personas agradables, que sabían dar una buena primera impresión "a diferencia de su hijo" pensó divertido.

— ¿Por qué sonríes? — le interrogó Jeongin de repente.

Lo primero que notó Hyunjin al llegar, fue que literalmente esas adorables personas trataban a Jeongin como un hijo de verdad. Después de todo, y gracias a la conversación que había tenido con Seungmin, ellos lo habían visto crecer al lado de su hijo de alguna forma. Así que, básicamente, iba a convivir durante cinco días con una familia que recién conocía. Estaba lejos de casa, sin un celular, sin Jisung, con un chico que parecía detestarlo cuando en el pasado tuvieron uno que otro coqueteo, y con el chico pelinegro que antes detestaba, pero que, irónicamente, era al mismo tiempo la razón por la cual estaba ahí. "Sí, Kim Seungmin, estoy aquí por ti. Vine, sin pensarlo dos veces, aquí sólo por pasar tiempo contigo, así que al único que tengo en este desconocido lugar es a ti".

𝙋𝙧𝙞𝙢𝙚𝙧𝙖 𝙣𝙚𝙫𝙖𝙙𝙖 ❄️ | HYUNMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora