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16 de enero

A pesar de que Seungmin había insistido con que no lo fuera a recoger a su casa, Hyunjin lo esperó frente a su conjunto, estando parado al lado de su auto, con su parka y gorra blanca, más su gruesa bufanda cubriendo su boca y la parte final de su nariz, ya que ese día en especial había comenzado muy helado. Probablemente nevaria, y aunque antes había detestado eso del invierno, ahora pensar en las nevadas lo hacía feliz.

Cuando Kim salió, el rubio entendió el porqué no había querido que lo recogiera. El menor llevaba consigo una bolsa de papel, esas grandes, especiales para cajas de pasteles. En cuanto llegó hasta él, estando igual de abrigado, con guantes gruesos en sus manos, le regañó con la mirada.

— Arruinaste la sorpresa, gracias. — le dijo sarcásticamente, dirigiéndose al auto sin querer mirarlo.

— Voy a fingir que no tengo idea de lo que traes. — propuso el mayor, viendo cómo el contrario azotaba la puerta de su vehículo, por lo que él se apresuró en subir por el otro lado. — Seguirá siendo sorpresa mientras no vea lo que hay dentro. — lo vio suspirar y desviar su mirada. — Seungminnie . . .

— Aigoo — soltó el menor, acomodándose en el asiento con cierta frustración que se hizo notar, apoyando su cabeza en el vidrio y viendo su rostro por el espejo retrovisor que había por su lado. — Ya hay que irnos.

Hyunjin intentó convencerse de que a los minutos dejaría de estar molesto, y sólo con ese pensamiento/deseo en mente, condujo hasta su hogar.

El auto llegó al estacionamiento, y no hubo palabra alguna, a pesar de que Hwang se había esforzado por llamar su atención. Lo que lo seguía confundiendo era que, a pesar de su enojo, Seungmin no había tenido la intención de irse ni en un solo momento.

¿Por qué?

Ingresaron al ascensor, el cual tardaría un rato en llevarlos hasta uno de los últimos pisos del edificio, que era en donde estaba su penthouse. Por esta razón Hyunjin sintió que era su oportunidad de remediar las cosas como él sabía hacerlo: abriendo su corazón.

— Fui a recogerte porque te extrañaba. — confesó con la vista pegada al frente, aunque mirándolo de vez en cuando de reojo. — Quería verte . . . Pasar más tiempo contigo. —  fue en ese momento cuando se armó de valentía y tomó la mano izquierda del menor, ganando así su completa atención. Sus miradas se encontraron y el rubio le sonrió. — No importa si sólo eran unos minutos, realmente quería estar cerca a ti. — notó que ambos estaban usando guantes, por lo que no había verdadero contacto, cuestión que lo llevó a quitarse lo que cubría su mano derecha, y luego estar a punto de hacer lo mismo con la izquierda de Seungmin.

— Hay momentos en los que estaremos juntos. — aseguró el peli negro. — Pero también hay momentos en los que no nos podremos ver.

— ¿Por qué? — cuestionó, quitándole su guante, para después guardarlo en su otro bolsillo, así como había hecho con el suyo. — Estamos enamorados, así que, ¿por qué dejaríamos de vernos? — y con la mirada del menor fija en él, Hyunjin dejó un casto beso en su mano, para entonces entrelazarla con la suya, sintiendo la dulce calidez y suavidad de su piel. — Quiero verte cada segundo que me queda de vida.

— Eso no quita que hayas arruinado la sorpresa. — sentenció, a lo que Hyun vio todos sus esfuerzos por arreglar la situación disolviendose en el aire. — Y esta noche me quedaré a dormir. — mas que un permiso, sonaba como una orden. — Pero será en la habitación extra que tienes. — sus palabras eran frías como un iceberg, pero a pesar de que su boca decía una cosa, la mano que Hyunjin tenía sujetada no se inmutaba, se había quedado así, pegada a la suya sin problema. — No dormiré contigo hasta que nos casemos.

𝙋𝙧𝙞𝙢𝙚𝙧𝙖 𝙣𝙚𝙫𝙖𝙙𝙖 ❄️ | HYUNMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora