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Cuando salieron de la cabina después de que ésta descendiera, Seungmin, sujetando por la cinta del cuello del peluche de Jeongin con una mano, se dió cuenta de que aún seguía nevando, y que seguía estando al lado de Hyunjin.

Miró al rubio de reojo, quien estaba con los hombros levemente encogidos por el despiadado frío del exterior que los envolvía en ese momento, sumando los copos de nieve que reposaban en sus cabellos y abrigos en cuanto terminaban de descender. No era de las mejores experiencias, pero seguía siendo una hermosa escena a sus ojos.

Cuando llegaron donde Jeongin, y el menor le extendió su oso de felpa, se dió cuenta entonces de que la primera nevada había cesado. Claramente era extraño, sin embargo, Seungmin prefirió creer que el universo sólo estaba jugando con él y sus infantiles (además de románticas) creencias.

Cuando Hwang se despidió de ambos desde su auto, ya que se había ofrecido a llevarlos hasta su edificio, Jeongin le sonrió mientras abrazaba su peluche con fuerza, para entonces meterse rápidamente al vestíbulo por lo exhausto que se sentía. Seungmin en cambio se quedó ahí parado, mirando fijamente a Hyunjin, el cual había dejado de sonreír.

— Espero que no nos tengamos que volver a ver. — murmuró, siendo consciente de que el mayor no podría escucharlo. — Tsk, príncipe pretencioso. — agregó, preguntándose por qué el rubio aún no se iba en su lindo auto, y por qué él aún no ingresaba al edificio que tenía detrás suyo. — Sólo vete.

— ¿Por qué no entras y ya? — le cuestionó Hyunjin con cierta amargura.

— Entraré cuando yo quiera, ¿oíste? — manifestó hostil. — De seguro quieres grabarte mi rostro porque jamás nos volveremos a ver, y te da pesar olvidar cómo luce el chico más adorable de Corea del Sur.

— Ay, ya empiezas. — se quejó Hwang, prendiendo las luces del vehículo para poder irse.

— ¡Ey, ponte el cinturón de seguridad! ¡Irresponsable! — exclamó, a pesar de que no quería que el mayor se diera cuenta de que Seungmin había notado su mal hábito. No quería que pensara que estaba preocupado o algo por el estilo.

"Lo digo por mí. Por no sentirme mal si es que te pasa algo, idiota".

— ¡Hasta nunca!

Dos días después; un martes por la noche, mientras Jeongin veía una ridícula película estadounidense echado en el sofá de la pequeña sala de estar, Seungmin salió de su habitación con el móvil pegado a su oreja izquierda y con una sonrisa que llam...

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Dos días después; un martes por la noche, mientras Jeongin veía una ridícula película estadounidense echado en el sofá de la pequeña sala de estar, Seungmin salió de su habitación con el móvil pegado a su oreja izquierda y con una sonrisa que llamó la atención de Yang, quien se sentó de inmediato y lo observó atento.

— Ya te escuché, mamá. — dijo el mayor con su mano libre en la cintura. Su mirada captó la de Jeongin y le sonrió, por lo que el menor le correspondió de inmediato. — Ya te he dicho que sí iré a visitarlos. Sólo no sé en qué momento, ya que debo arreglar unos asuntos aquí . . . Mamá, sólo cree en la palabra de tu hijo. — insistió Kim, por un lado levemente irritado y por otro agradecido de tener a alguien que tuviera tantas ganas de verlo. — Claro que te avisaré. Probablemente sea la otra semana. Aún tengo como tres semanas de vacaciones. No te preocupes. Cinco días son sólo para ustedes . . . Bien. Cuídate, mamá. Te quiero también. Sí, sí, mucho. Adiós.

𝙋𝙧𝙞𝙢𝙚𝙧𝙖 𝙣𝙚𝙫𝙖𝙙𝙖 ❄️ | HYUNMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora