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Su respiración agitada generaba vaho incluso en mayor cantidad. Iba casi trotando por la calle con la esperanza de encontrar un taxi que lo llevara donde la cafetería, el sitio que su hermano ocupaba mientras lo esperaba con su obsequio navideño.

Cruzó el parque completamente desolado de su zona y llegó a la vereda que estaba junto a la pista, donde vió pasar alrededor de tres autos, pero ninguno era lo que buscaba, por lo tanto continuó avanzando.

Fue así hasta que observó a un taxi frenar en seco justo cerca él, en el apartado de la pista, donde los vehículos se podían aparcar tranquilamente. Frunció el ceño ante la inusual situación, escuchando a su corazón latir acelerado por la impresión que le había causado y deteniendo sus pasos de un segundo a otro. En primera estancia su instinto de supervivencia le gritó que se alejara, que no se metiera en asuntos ajenos, que no se entrometiera si no quería salir perjudicado de alguna forma, pero . . . "Esos gritos" pensó ensimismado, y sin poder dejar de ver la escena en donde la parte superior de un chico salía por una de las puertas traseras del auto, cayendo con sus palmas sobre el pavimento.

— ¡¡Yah!! ¡¡Suelteme!!

Y sólo le bastó escuchar su exclamación desesperada para correr hacia él con pasos firmes, pero con manos temblorosas. En cuanto lo tuvo en frente se agachó y pasó sus brazos por debajo de sus axilas para poder levantarlo. En medio del momento no pudo evitar ver su rostro compungido, no pudiendo decir nada mas que:

— ¿Seungmin?

Completamente conmocionado alzó su vista y la dirigió al interior del vehículo. Apenas el tipo que lo había estado reteniendo hizo contacto visual con él, soltó al muchacho peli negro y encendió su auto apresurado. Hyunjin aprovechó el momento para atraer el cuerpo de Seungmin y envolverlo entre sus brazos, cayendo sentado en el frío suelo. En cuanto el taxi avanzó, aún estando con la puerta trasera abierta, Hwang divisó el número de la placa, entrecerrando los ojos para asegurarse de que se estaba memorizado los símbolos correctos. Lo repitió una y otra y otra vez en su cabeza, mientras escuchaba el llanto aterrado de Seungmin, quien mantuvo su cabeza apoyada cerca a su cuello.

Kim estaba hecho un ovillo, sentado entre las piernas largas de Hyunjin, que lo rodeaban como una barrera, mientras sus brazos hacían casi lo mismo con la parte superior de su cuerpo. Tenía instinto de supervivencia, y durante toda su vida le había hecho caso más que a cualquier otra cosa, pero en ese momento su instinto de protección se había activado, y por inercia no podía dejarlo ir aún.

Después de unos minutos, en donde se levantaron, evitando así la humedad fría del pavimento, Hyunjin notó el celular del menor en el piso y decidió tomarlo, para después seguirle el paso hasta una de las bancas del parque que había cruzado antes de llegar ahí. Ambos se sentaron de extremo a extremo en el mismo asiento donde cabían tres personas cómodamente. Hwang quería darle su espacio y de vez en cuando lo miraba de reojo, ya que el menor había dejado de llorar, como si estuviera en estado de shock.

El rubio mordió su labio inferior sin saber qué decir. Sacó su teléfono celular de su bolsillo, donde también estaba el móvil con la pantalla rota de Seungmin. Se dirigió al chat que tenía con su hermano y le envió el siguiente mensaje:

"Hyung, lo siento. No podré ir. Realmente quise verlo hoy, pero se me hace imposible. No te preocupes por mí, estoy bien. Espero que mas adelante podamos tener otra oportunidad para hablar, o para que me des mi obsequio en persona. Ten una buena noche."

Suspiró algo entristecido, pero siendo consciente de que estaba haciendo lo correcto. No podía dejar a Kim solo después de lo que había pasado. Puede que no se llevara de lo mejor con él, pero eso no significaba que pudiera dejarlo por algo tan irrelevante como lo era un localizador beeper.

𝙋𝙧𝙞𝙢𝙚𝙧𝙖 𝙣𝙚𝙫𝙖𝙙𝙖 ❄️ | HYUNMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora