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La verdad es que no había querido enojarlo el día de su cumpleaños, pero supuso que lo había hecho cuando le comentó que Hyunjin vendría para pasarlo con ellos dos.

— Debiste avisarme. — reclamó con los brazos cruzados. Ambos estaban sentados en el sillón, frente al televisor. — Se supone que es mi cumpleaños.

— Te traerá un pastel. — intentó animarlo. Jeongin sólo soltó un bufido. — ¿Ni siquiera pueden volver a ser amigos o algo así?

— ¿Qué? ¿Están saliendo acaso? — cuestionó, observando cómo Seungmin desviaba su mirada a otro lado. — ¿De verdad?

— ¿Ya empezaste a tomar sin mí? — interrogó, y entonces se rió de su expresión y golpeó levemente su hombro. — No hables tonterías. No estoy saliendo con el principito.

— Entonces . . .

Y tocaron el timbre, a lo que Seungmin se levantó de inmediato y fue a abrir la puerta.

Minutos después, cuando Hyunjin mostró que ya podía caminar (aunque debía hacerlo siendo cuidadoso), y cuando Jeongin pidió su deseo de cumpleaños, Seungmin cortó el pastel y le dio una tajada a cada uno. Se quedaron conversando como habían hecho durante los cinco días en la casa de los señores Kim, y convivieron sin mayores inconvenientes aquella noche.

Todo iba a ser entre ellos solamente, hasta que el celular de Jeongin vibró, y al contestar la llamada aparecieron Chan y Changbin en la pantalla.

Happy birthday! — exclamó Bang sonriente.

Los mayores comenzaron a cantarle sin darle la oportunidad de hablar, por lo que Yang tuvo que esperar a que terminaran, aunque realmente estaba feliz de verlos, así sea de esa forma, le aliviaba saber que no se habían olvidado de él.

— Hyunjinnie, Seungminnie — mencionó con cariño Changbin al verlos a cada lado de Jeongin. — ¿Qué estaban haciendo?

— Comíamos pastel. — respondió Min, mostrándole su plato vacío. — ¿Siguen en Australia?

— Oh, sí, sí, justo hoy nos reunimos para visitar a un amigo. — contestó Chan, quien era el que sostenía el celular. — Ahora está preparando brownies. Quizá se los presente luego, aunque Hyunjin-

— ¿Cómo están sus padres, hyung? — le interrumpió Hwang de repente, ganándose la mirada confundida de los menores. — ¿Qué hora es allá?

En el momento que Chan iba a responder, Seungmin se levantó del sillón y recogió los platos de la mesita de la sala, dirigiéndose así a la cocina. Hyunjin lo observó irse de reojo, y Jeongin lo miró a él de reojo.

— ¡Hyunjinnie! — exclamó Changbin de un segundo a otro.

— ¿Sí, hyung? — interrogó el menor.

— Oh, lo siento — intercedió Chan en su conversación. — Jeongin, debo irme. Mi amigo quiere que lo ayude en algo.

— Está bien, hyung. — indicó sin problema el menor. — Gracias.

— Te daré un regalo cuando vuelva, ¿sí? — prometió, para después pasarle el celular a Bin y desaparecer de la pantalla.

— Bueno, como decía, Hyunjin — manifestó Seo, quien en vez de mirar a los menores por la pantalla, se veía a sí mismo. — Te tengo una pregunta.

— ¿Qué es?

— Es que-

— ¡Changbin-ah! ¡Necesitamos manos! — se escuchó a la lejanía, dejando al mencionado a media frase, indispuesto a continuar.

𝙋𝙧𝙞𝙢𝙚𝙧𝙖 𝙣𝙚𝙫𝙖𝙙𝙖 ❄️ | HYUNMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora