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Él había dicho claramente: "quédate aquí y no toques absolutamente nada".

— ¿Qué habrá aquí? — canturreó Seungmin mientras abría la puerta del closet de Hyunjin como si fuera el suyo propio. — ¡Wow! Los abrigos lujosos.

Minutos antes, cuando estuvieron desayunando con normalidad en el comedor, el menor comentó que primero necesitaba bañarse y cambiarse de ropa para ir al centro comercial, sin embargo, el problema era que su maleta ya no existía, así como su ropa también había desaparecido la noche anterior, junto con cierta cantidad de dinero que habría servido para comprar un atuendo decente y para pagar por la reparación de su celular. Ante ello, Hwang le ofreció prestarle lo que necesitara, llevándolo a su habitación por primera vez y dejándolo solo, ya que había recibido una repentina llamada que le hizo buscar otro lugar de la casa para atenderla.

Así que ahí estaba Kim Seungmin, descolgando uno de las decenas de abrigos que poseia el rubio, para entonces ponérselo y mirarse al espejo asombrado por el cambio de aura y apariencia.

— Ahora parezco un niño mimado. — murmuró para sí mismo. — No es mi estilo, pero-

— ¡No puedes usar eso! — exclamó de un segundo a otro el dueño de prácticamente todo en ese momento. — ¡Sólo existen tres de estos en el mundo!

Tsk! No te pregunté eso. — manifestó el menor mirándolo por el espejo que tenía en frente. — Creído. — sentenció, quitándose la prenda con rapidez, para después extenderla en dirección del mayor. — ¿Todo bien? — le preguntó ya estando cara a cara con él. Ante su silencio se atrevió a agregar algo preocupado — No fue Jeongin, ¿verdad?

— ¿Qué? No, no. Era mi hermano. — aclaró Hwang apresurado. — Debemos irnos cuanto antes, ¿no crees? Quizá Jeongin te habrá escrito algún mensaje y tu celular en mal estado no está apto para recibirlo.

— No había pensado en eso. — confesó Min repentinamente cabizbajo.

— Claro que no. — dijo sin pensar el rubio mientras soltaba una risita, ganándose una mirada de ceño fruncido de parte del contrario.

Tras ello Seungmin volvió a su tarea de encontrar algo adecuado para él, por lo tanto, Hyunjin aprovechó para colocar su fino abrigo en su lugar correspondiente.

— Dime, ¿qué necesidad de tener una casa tan grande sólo para tí?  — cuestionó repentinamente Kim, manteniendo su vista fija en unas camisas que estaban más allá.

— Me gustan los lugares grandes. Necesito mi propio espacio para ser yo mismo. — se explicó lo mejor que pudo, recordando entonces la época en la que compartía habitación con su hermano cuando eran niños y vivían con su madre. — A pesar de eso, tener compañía no siempre es malo. Por eso hay una piscina y un trampolín en mi casa . . . Para que mis amigos vengan. — "y llenen el vacío".

— Sin embargo, el único que parece venir es Jisung. — comentó sin pensar el menor.

— ¿Qué?

— Oh, lo siento. — se dió cuenta muy tarde. No había querido acostumbrarse a siempre tratarlo mal, pero ya era un mal hábito. — Digo las cosas sin pensar.

— Sí, eso se nota. — dictaminó Hwang con dureza, retirándose de aquella sección repleta de armarios con pasos marcados y molestos. Ni siquiera sabía porqué se había tomado el tiempo de contarle algo suyo. Se sentía verdaderamente patético.

— ¿Se molestó? — interrogó Seung escéptico, estando ya solo en aquel lugar. — Vaya. O es más susceptible de lo que pensé, o realmente toqué un punto sensible de su vida.

𝙋𝙧𝙞𝙢𝙚𝙧𝙖 𝙣𝙚𝙫𝙖𝙙𝙖 ❄️ | HYUNMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora