Un presente en paz

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Cuando Impa decidió hablar fue para trasmitir unas noticias un tanto amargas, las diosas estaban agotadas. El origen de todo el caos se había debido a que estas se encontraban débiles y no podían proteger el reino. De inmediato la tribu gerudo se reorganizó sin necesidad de que Doyoung tuviera que tomar el mando, eran mujeres fuertes y mucho más capaces que cualquier persona de todo el reino.

La sacerdotisa decidió que debían otrorgar ofrendas y dedicar plegarias de forma que las diosas pudieran recuperarse lo más rápido posible. Desconocían lo que podía estar despertando a las sombras pero aquella ocasión era una situación perfecta para que grupos tratasen de volver a invocar el cataclismo.

Es mi culpa– Susurró Doyoung tan bajo como si estuviera revelando un secreto. John se incorporó y acarició el rostro del menor, Doyoung le miró sorprendido como si creyese que John estaba dormido.

-¿Qué quieres decir?– John estaba convencido de que Doyoung acababa de decir algo imposible pero necesitaba saber la razón de sus palabras.

Aunque sea el elegido, soy un mortal al que las diosas han decidido otorgar su poder. Si yo lo tengo ellas estarán débiles, yo no debería tener el poder sino ellas.– John quiso decir que estaba equivocado, pero Doyoung decía la verdad y era el joven más inteligente de todos los reinos. Seguramente su hipótesis no estuviera mal.

Si ellas han perdido poder es porque han decidido dártelo a ti. Ellas saben que eres el más capaz para poder salvar este reino y aunque sea una inmensa carga estoy dispuesto a compartirla contigo. Aunque yo sea un simple mortal, estoy dispuesto a cualquier cosa.– Doyoung le abrazó con fuerza, el peliblanco inspiró hondo como si por fin pudiera respirar después de mucho tiempo. John le besó tratando de despejar de su mente cualquier tipo de pensamiento intrusivo.

Una risa les despertó a ambos, había pasado tiempo desde que escuchaban esa risa. Doyoung se olvidó completamente de su apariencia y salió de inmediato de la carpa para buscar el origen de esa dulce risa. John le siguió medio dormido, tratando de entender lo que ocurría. Un ruido le termino de despertar, era la risa de Doyoung. El peliblanco estaba riendo y al mismo tiempo unas lagrimas traicioneras escapaban de sus ojos. La razón de aquella felicidad era una niña de cabellos rojos que había despertado después de tanto tiempo. Su risa sonaba más viva que nunca y aquello devolvía la sonrisa a todos los que se encontraban cerca de ella.

La pequeña estaba jugando con unas morsas del desierto, la sacerdotisa la acompañaba y juntas acicalaban a uno de los animales. Doyoung espantó al animal cuando fue corriendo a tomar en brazos a La Niña. Ella sorprendida correspondió el abrazo, un tanto asustada de ver como el mayor lloraba.

–Majestad, va a asustar a la pequeña– Dijo con una sonrisa la sacerdotisa. John se acercó a ella y le tendió un jugo de melón a modo de agradecimiento por haber cuidado a La Niña. –Os habría despertado cuando ella despertó pero necesitabais descansar, el rey sobretodo. Ella está perfectamente, puede que le ocurra más veces. Tiene todos los requisitos para ser una sacerdotisa pero aún es demasiado joven.– John lo había pensado, era posible que aquella niña pudiera aprender a controlar su poder en Kakariko junto a los demás Sheikah, allí estaría a salvo.

No podemos dejarla pero tampoco sabemos si está segura con nosotros– La sacerdotisa apoyó su mano en el hombro del mayor y sonrió.

Debe de estar con vosotros, sois sus mejores guardianes. Sabréis cuando será el momento de dejarla partir, será entonces cuando ella siga su destino– John comprendió únicamente la primera parte de lo que la sacerdotisa había dicho, nunca sabía cuando estaba hablando o diciendo profecías.

A la noche siguiente se alejarían del desierto, necesitaban llegar hasta la fuente de la diosa Din. No había planos exactos de cómo llegar al lugar pero en el poblado Ornin les habían asegurado que conocían un método para poder llegar al lugar. Se decía que una niebla espesa provocaba que las personas fueran incapaces de dar con el lugar menos a aquellos que la diosa se lo permitía. Doyoung aseguró que aquella situación era la idónea para poder asegurarse de que la Bestia Divina Medoh se encontraba en buen estado, al igual que Jeno. 

Doyoung terminó de hacer los tramites que le restaban y se aseguró de que el poblado tenía todo lo que necesitaba, no paró de preguntarlo pero se sentía mal al ver como una tribu tan fuerte había sufrido aquellas dolorosas bajar. John tuvo que arrastrarlo hasta la tienda para que el peliblanco descansase, ir hasta el poblado Orni no iba a ser una travesía corta. 

Nada mas llegar Doyoung no soltó a Riu, la niña parecía estar encantada de estar con el mayor y esta le contaba todo lo que había hecho a lo largo del día con Impa. Doyoung parecía feliz, cada vez que escuchaba hablar a la pequeña su sonrisa se agrandaba. Parecía en paz, por fin después de todo podían encontrar su momento de paz. 

–¿En qué estás pensando?– Dijo Doyoung riendo. John parecía completamente absorto, su rostro se asemejaba al de un oso observando la miel. Riu al escuchar a Impa se escabulló y dejó a los dos solos. Fue un alivio porque de verdad que necesitaba besarle. 

–Soy feliz, estás aquí a mi lado y además admiro lo cómoda que está Riu contigo. Pensaba que sería mas difícil hacernos cargo de la niña pero parece haber encajado perfectamente. Incluso juraría que cada día parece hacerse mas mayor–  Doyoung le sonrió y se levantó de su asiento para tumbarse abrazado al pelinegro. John soltó un gruñido, Doyoung debía de cenar pero quería estar abrazado al peliblanco. 

–Te quiero y haría cualquier cosa para asegurarme de que Riu se encuentre a salvo. Ella es especial, como tú y como yo.– John hizo una mueca, aquello no es que fuera una buena noticia, habían sufrido demasiado como para pensar que ser como ellos era una buena idea. Doyoung sujetó el rostro de John, haciendo que le mirase a los ojos. El peliblanco estaba haciendo un puchero, quien diría que la mejor arma del rey fuera un puchero.– ¿Me volverás a salvar, mi querido caballero?– John no pudo evitar reírse, le contestó con una sonrisa y le besó. 

Fue con esa promesa que siguieron su viaje en dirección al poblado Orni, siendo observados por los ojos atentos de Taeil. 

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⏰ Última actualización: Jun 27, 2021 ⏰

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𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐧𝐠: 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora