Antes de partir la sacerdotisa se presentó en la casa donde ambos residían. John se asustó al encontrarla en la cocina cuando el bajó a tomar agua. Ella con una dulce sonrisa le dió los buenos días y le pidió que le acompañase.
Era temprano y los rayos de sol parecían no tener prisa por iluminar el valle. Mientras paseaban por las estrechas calles de la ciudad la sacerdotisa decidió explicar las cosas más claramente al pelinegro.
-Sé que él no te ha hablado de la convención que tuve con él. Aún así es algo que Doyoung no sabe cómo afrontar.
Es cierto que él es hijo de las diosas pero también es hijo de la reina. Es imposible cuestionar su posición en el trono pero también debe aprender a hacer frente a su verdadero destino. Ambos habéis sido entrenados como eficientes soldados pero vuestro espíritu es muy débil. Sobretodo el de Doyoung, puede que no lo afirme en voz alta pero duda de sí mismo.
Conocer la verdad ha incrementado su desconfianza. Él es distinto a nosotros, su forma de pensar, su forma de luchar... Tiene cada don de las diosas pero sobretodo tiene el poder de purificar.
Ese mismo poder, el poder heredado de la gran diosa Hylia, es él único que podrá destruir el cataclismo. Sin él es imposible la victoria, pero Doyoung no puede despertarlo. No hay forma de descubrir la manera de hacer surgir el poder. Lo único que sé con certeza es que debes de estar a su lado y servirle de apoyo. Se acercan tiempos de cambios, difíciles para ambos.
Debes de ser paciente y darle tiempo. Es un chico difícil al igual que tú. Olvida tus prejuicios y haz caso al instinto. El miedo será tu mayor enemigo y jugará en tu contra. Cuida de él al igual que él cuidará de ti. No puedo decir más, tan solo puedo desearte suerte en tu empresa. Un placer conocerte John Seo.-
Tardaron un día en llegar hasta el pantano de Lanayru. Nada más llegar la lluvia les recibió obligándolos a caminar mojados. Los Sheikah habían encontrado a Epona y el caballo de John pero haber ido a caballo habría sido una locura. Empezaba a anochecer y John pudo sentir como el príncipe se tensaba ante la situación.
-Ten todos los sentidos alerta. Aquí había una aldea hace décadas ahora es un nido de bestias.- Doyoung estaba en lo cierto, a lo lejos habían ruinas de lo que podrían haber sido pequeña aldeas pesqueras. Lanzas oxidadas que habían sido olvidadas tiempo atrás, atraían los rayos que atemorizaban al príncipe.
La frontera Zora no parecía estar muy lejos, una luz azul resplandecía en el horizonte.
-¿Eso es gema luminosa?- John la conocía. Era una piedra preciosa originaria de la Región Zora. Las constantes lluvias habían dado lugar a aquellas piedras que de noche eran oscuras pero con la luz de la luna se volvían de un azul intenso. Doyoung sonrió al ver que John había reconocido aquella piedra.
-Según algunos manuscritos, llegar a la región Zora es difícil. Incluso para los propios Zora. Es por ello que el camino en dirección al reino está guiado por lámparas fabricadas con gema luminosa. Solo tenemos que llegar hasta allí y lo demás será fácil.- Doyoung quiso animarse a si mismo diciendo aquello. Tan solo soñaba con un baño caliente y un estofado al lado de una lumbre. Perseguir una lucecita hasta un lugar en el que solo tomaban pescado no era uno de sus mayores sueños.
John agarró de golpe al príncipe y le mandó guardar silencio. A lo lejos un gigante dormía, justamente en la zona que debían atravesar para llegar al puente en dirección a los Zora.
-No son agresivos si no los despertamos. Simplemente ten cuidado y no seas un bruto.- John asintió y ambos caminaron con mucha más cautela. El pelinegro sujetaba con fuerza su arco mientras caminaban lo más alejados posibles del gigante.
Doyoung miró fijamente al ser. Le recordaba a un bebé grande. En su cuello colgaban escudos y lanzas doradas. Debía de haber comido lubina por los restos que había dejado a su lado y por el sonido de sus ronquidos, el gigante estaba profundamente dormido. Una vez alejados del lugar él
-Ese bicho era enorme. De no ser por tí le habría disparado toda mi munición rezando para que se aleje- Ya estaban lejos y se podía ver el puente de Inogo.
-¿Os dais cuenta de que cada vez que tenéis a algo buscáis atacarlo en vez de comprenderlo?- John se quedó atónito ante la contestación de Doyoung. El príncipe le daba mis vueltas en todos los aspectos.
Quedaba trayecto, aquello solo había sido el comienzo. Sin embargo ver aquél puente con la pequeña torreta de vigilancia fue como una brisa de aire fresco. Era precioso, al ser fabricado con gema luminosa el puente resplandecía al verlo parecía un profundo océano. En lo alto un joven pelirrojo con una armadura Zora miraba preocupado hacia el río. La corriente bajaba más fuerte de lo usual y John había reconocido algún campamento de monstruos a lo lejos.
-Vosotros, los de abajo.- El pelirrojo bajó de inmediato de la torre y se acercó. Lucía una pequeña diadema con un zafiro y sus brazos estaban llenos de brazaletes plateados. Su armadura estaba fabricada con escamas rojas y a sus espaldas tenía un tridente. -Sois extranjeros. ¿Qué os trae por el dominio Zora?-
-Venimos en nombre de los Sheikah. Queremos advertiros sobre el cataclismo. ¿Quienes sois?- Doyoung sabía que un Zora cualquiera no podía llevar aquellas joyas.
-Mi nombre es Yuta, heredero del reino Zora. Si deseáis llegar al reino, seguid las lámparas azules. Os espera un viaje duro. Pero si llegáis demostrareis que sois dignos de nuestro recibimiento- El príncipe saltó inmediatamente al agua y se dirigió en dirección al reino nadando por el río.
Una vez lejos John aprovechó para preguntarle al peliblanco sobre lo sucedido.
-¿Por qué no le dijiste que eras el príncipe?- Doyoung siguió andando mientras John le seguía por detrás.
-John, aquí no soy nadie. Seguramente sepa que soy el príncipe pero eso no significa nada para ellos. Los Zora valoran la valía no la posición social. Estamos en una prueba que determinará si merecemos su confianza o no-
La lluvia cada vez iba a más. A lo lejos una tormenta eléctrica se aproximaba y un largo camino lleno de enemigos.
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𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐧𝐠: 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐝𝐨
FanfictionDoyoung es el heredero al trono, aún así vive en una aldea muy lejana al castillo. Solo cuando sea mayor de edad podrá volver a aquél gran palacio de colores blancos y dorados. John vive en una pequeña aldea. Todos los días son similares y eso es el...