El cataclismo, también conocido como Thanos. Eso era el cataclismo, un ser lleno de oscuridad que llevaba siglos aletargado esperando a volver a despertar. Nada más romperse la crisálida, su enorme cuerpo de tonos negros y rojos cayó en el suelo del bastión. Era tal el peso del ser que nada más entrar en contacto con la superficie, la rompió.Era demasiado tarde como para tratar de aferrarse a algo, los tres cayeron hasta la planta inferior donde se encontraba uno de los mayores laboratorios del castillo. John pensó que moriría en la caída pero el príncipe fue lo suficientemente veloz como para alcanzarle. No llevaba ningún tipo de paralela ni de sus espaldas habían emergido alas. Tan solo se elevaba en los cielos como el aire quisiera formar escalones para él.
Mientras se acercaban a la gran bestia pudieron observar con cautela a lo que se enfrentan. Su forma se asimilaba a la de una serpiente. Sus escamas eran rojas y negras con un brillo casi metálico. Se revolvía como si estuviera lleno de rabia al tener que encontrarse con los dos jóvenes.
Nada mas que ambos tocasen el suelo la gran bestia rugió lleno de rabia. El resplandor de la espada maestra aumentó como si esta reconociese que se encontraba junto al mal. John empuñando su espada, señaló al ser malévolo. Aquel gesto mostraba su completa voluntad de derrotar a ese ser.
Doyoung paró al caballero quien parecía dispuesto a abalanzarse contra el ser malévolo.
–Fíjate bien, aquello que rodea el cuerpo de Thanos es malicia. Atacarlo sería en vano– John se quedó expectante de los movimientos del príncipe. Señaló al techo de donde una gran rayo azul parecía aproximarse en dirección a Thanos.
En el poblado Orni, Jeno pilotaba a Medoh. El enorme ave de metal apuntaba hacia el castillo donde había presenciado al ser malévolo.
–No lo hago por ti, príncipe. Sólo quiero vengarle–
Desde lo alto de de la región Zora la gran bestia divina Ruta era controlada por Yuta. El pelirrojo era consciente de la dificultad que suponía estar en el castillo. No iba a dudar en ayudar a los dos jóvenes.
–Emplearé todo mi poder... A por la victoria–
Temari pilotaba a Rudania, el gran animal de metal movia sus patas mientras el rayo fulminador disparaba en dirección a la maldad. La mujer de cabellos rubios reía ilusionada, disfrutaba de verdad controlar la bestia divina.
–Vamos allá, ¡Es hora de dar una lección a Thanos!–
Naboris se erguía desde el desierto. Riju se aseguraba de que el animal de metal disparaba al castillo. La mujer estaba llena de preocupación, por muy fuerte que ambos jóvenes se hubieran vuelto nada aseguraba que pudieran vencer a Thanos.
–Ya es hora de pararle los pies. Alteza debe resistir un poco más.–
El rayo procedente de las cuatro bestias divinas impactó en el cuerpo del ser. Una gran aullido de dolor resonó por toda la sala procediendo de su garganta. La piel cubierta previamente por las escamas desapareció, las bestias habían conseguido debilitar al ser lo suficiente como para que ambos pudieran atacarlo.
–Es el momento–
Bastó con las palabras de Doyoung para que el caballero se abalanzase contra la temible serpiente. Era muchísimo mas grande que él pero John no temía, sus pasos eran guiados por el príncipe. Como habían acordado John trataría de abrir heridas en el cuerpo del ser, heridas que mas tarde el peliblanco purificaría haciendo mortíferas las heridas.
El ser era inmenso pero demasiado lento. Gracias a ello John podía dar tajos a la piel del ser. Su piel parecía mucho más dura que los diamantes de las canteras. Estaba seguro que de no ser por la espada maestra habría sido imposible poder cortar la piel de Thanos. Si le hubiera atacado con una simple espada esta se habría roto nada mas tocar a la serpiente.
Doyoung se movía con la misma velocidad que la luz, sus katanas impregnadas de su poder se introducían en las heridas del animal. Con una especie de rezo estas pasaban a adquirir tonos azules que hacían rugir al ser maligno.
Aunque no todo parecía ir bien. John sentía que algo estaba fallando, como si aquello que el príncipe le había indicado no fuera lo que de verdad pararía al ser. Los movimientos de Doyoung empezaban a ser mucho mas lentos y una de sus katanas se había roto.
Su desconcentración le jugó una muy mala pasada. Al pararse a mirar al príncipe recibió un latigazo de la cola del ser. Salió disparado a una de las paredes recibiendo un fuerte golpe en las costillas. El pecho le ardía y le costaba respirar debido al golpe. Se levantó pero el dolor era insoportable, no podía respirar profundamente.
Doyoung le llamaba, su voz era desesperada. No podía acercarse a él, si la bestia se percataba de que John se encontraba débil podría atacarle. Necesitaba mantener la atención de Thanos en él. Su voz era desesperada, temiendo por la situación del pelinegro.
Quiso responder pero su voz se apagó, el esfuerzo solo logró que emitiese un alarido de dolor. Doyoung pudo respirar al ver que el pelinegro se mantenía en pie pero su preocupación no desaparecía. Debía de darse prisa, John estaba herido y se había convertido en una presa fácil.
El príncipe sacó su espada del cuerpo de la bestia. Había conseguido debilitarlo lo suficiente pero aquello no era suficiente. Por mucho que purificase el cuerpo el príncipe era consciente de que si lo que buscaban era acabar con la bestia no sería suficiente.
Hacer aquello no era algo dentro de su voluntad pero si era su deber. Se dio cuenta nada más presenciar al ser contra el que se enfrentaban.
Se alejó y habiendo cabreado lo suficiente al ser, emitió un ultimo rezo. No era el fin pero no estaba seguro de si su poder podría resistir lo suficiente.
John no pudo hacer nada.
Nada mas que ver como el príncipe se llenaba de luz y era devorado segundos más tarde por las fauces de Thanos.
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𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐧𝐠: 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐝𝐨
FanfictionDoyoung es el heredero al trono, aún así vive en una aldea muy lejana al castillo. Solo cuando sea mayor de edad podrá volver a aquél gran palacio de colores blancos y dorados. John vive en una pequeña aldea. Todos los días son similares y eso es el...