Las cosas no eran lo mismo. La paz era innegable, algo imposible de cuestionar. No había monstruos, no había aquella sensación de incertidumbre. La gente había recuperado la esperanza.John había pasado un tiempo en Kakariko. El príncipe tuvo que marcharse unos dias después de que él despertase. Por lo visto Doyoung había estado prorrogando sus tareas como príncipe hasta encontrar la forma con la que hacer despertar a John.
Ahora que el caballero estaba despierto debía encaminarse de vuelta a sus obligaciones como futuro rey. Fue así como sus caminos volvieron a separarse, durante un tiempo indefinido. Doyoung quien ya se había acostumbrado a esperar, le prometió volver a reunirse com él. Pronto, o al menos eso fue lo que insinuó.
John no le quedaba otra que aceptar aquello. Estar casi un año entre la vida y la muerte había dado lugar a estragos en su mente. A veces esta se desbordaba por la información, muchos recuerdos malos llenos de sufrimiento le invadían y le bloqueaban. Sus disparos habían comenzado a errar y no era capaz de sujetar la Espada Maestra sin que el temor le invadiese.
Le dolía separarse del príncipe pero era consciente de que no estaba bien. No podría salvar a su amado si él no era capaz de encontrar la estabilidad en su mente.
Durante los seis meses que permaneció en Kakariko recibió semanalmente cartas del príncipe. Doyoung le contaba sobre lo aburridas que eran las reuniones, sobre su idea de formar un gobierno junto al pueblo, donde este pudiera elegir a sus lideres. Aunque pasaron meses hasta que esa idea se pudo hacer realidad.
Durante el tiempo fuera Doyoung viajo por todo el reino. Buscaba respuestas, opiniones, ideas sobre la posición de la corona. Así volvió a realizar la ruta que mas de un año atrás había realizado con John. La ruta para poner encontrarse con las Bestias Divinas.
Cada paso que daba al lugar, cada segundo, no era igual. Volver a retomar aquellos caminos solo le llenaba de añoranza. Era innegable lo mucho que echaba de menos al caballero. Tanto que nada mas llegar al Reino Zora pasó tres dias llorando al recordar sus momentos en aquel lugar con John. Aunque eso no lo mencionó en ninguna de las cartas.
Después de recorrer todo el reino, terminó en Kakariko. Había pasado un año desde su partida y pese a contar con el apoyo absoluto de todo el reino, no estaba seguro respecto a ser coronado rey.
John ya no se encontraba en Kakariko, el caballero había marchado. La ultima de sus cartas fue apenas un mes atrás, el alto había partido hacía la ciudadela. Sin contar con el príncipe había vuelto a formar parte de la guardia real que ahora se encargaban de guiar de vuelta a aquellos que habían sido evacuados de la ciudadela.
La sacerdotisa y Doyoung hablaron durante mucho tiempo. El gobierno provisional que se había formado nada mas morir la reina se mantendría. Seríaun gobierno que el rey dejaba de ser importante como figura política, serian los otros lideres elegidos por el pueblo los que decidirían por el pueblo. Doyoung solo se encargaría de supervisar y velar por el pueblo. La mujer vio éxito en aquel nuevo sistema, un sistema mas adecuado y capaz de quitar un gran peso de las espaldas del príncipe. Aunque todos aceptaron la democracia a cambio de que Doyoung siguiera siendo rey. El peliblanco nunca se atrevió a decir nada.
Una vez estando ambos en privado, Doyoung fue capaz de preguntar. John no solía hablar de si mismo en sus cartas. No solía hablar mucho y eso era algo que preocupaba al príncipe. La sacerdotisa le habló de la buena evolución que había tenido el caballero. Los ataques a causa de la ansiedad después de los acontecimientos fueron disminuyendo. La sacerdotisa se habia encargado de llevar un seguimiento constante de la situación mental del caballero y gracias a ello fue mejorando. Aunque lo que no pudo evitar es que las pesadillas invadieran a John, algo que el alto llevaba muy mal.
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𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐧𝐠: 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐝𝐨
FanfictionDoyoung es el heredero al trono, aún así vive en una aldea muy lejana al castillo. Solo cuando sea mayor de edad podrá volver a aquél gran palacio de colores blancos y dorados. John vive en una pequeña aldea. Todos los días son similares y eso es el...