El cañón de Tanagar se comenzaba a perder en la distancia. Habían perdido un posible aliado en el conflicto que se avecinaba, el ardor en su muñeca se lo recordaba.John no parecía demasiado afectado por lo ocurrido en la fortaleza del rey. Sin perder la calma le sacó del lugar y juntos volvieron a tomar rumbo en dirección al poblado Orni. Ya habían pasado demasiado tiempo en aquel lugar que nos les atribuía nada.
Doyoung no dejaba de dar vueltas a lo que aquel hombre le habia dicho, trataba de comprender de la mejor de las formas a situación pero algo no le terminaba de cuadrar. El mayor sin estar dispuesto perder el tiempo, tomó su cuaderno para anotar información sobre las plantas del lugar.
En las colinas de Hebra solía escuchar que se encontraban las mejores plantas curativas, la zona geográfica les permitía un desarrollo más eficaz. Estaba atardeciendo y a lo lejos ya se podía ver la posta que se encontraba en la entrada del poblado. Sin que John tuviera que decir nada, el príncipe ya sabía lo que el mayor quería. Se bajó de Epona para animar al mayor a que él dejase su caballo y estudiase las plantas.
–Las flores de Hebra no solo son bonitas, también se usan para hacer medicinas o tientes. Si nos llevamos algunas podría preparar ungüentos–
John le comenzó a explicar sobre los usos medicinales que tenían, al igual que su madre tenía el talento de la medicina. El alto parecía disfrutar identificando cada una de las flores y tendiéndoselas al príncipe para que él las pudiera guardar en la alforja.
El alto siguió trasteando hasta que se paró por completo al mirar una flor diferente a las demás. Aquella planta si que la conocía Doyoung, tanto como la palma de su mano.
–Este ejemplar de aquí se llama princesa de la calma y es una especie amenazada. Intentamos cultivarla de forma artificial para poder protegerla pero no sirvió de nada. No conseguimos hacer que la planta arraigara.– Explicó John aun sabiendo que el príncipe la conocía a la perfección.
–Y pese a todos nuestros esfuerzos nunca conseguimos nada, es irónico. Quizás la princesa está destinada a desaparecer.–
Doyoung se quiso reprender por pensar aquellas cosas, no era mas que una simple flor, nada grandioso en aquel lugar. Aún así verla florecer le solía trasmitir esperanza, como si dentro de todo lo malo pudiera haber algo bueno.
John que le miraba con cariño cambió de golpe su expresión. Detrás del príncipe divisó algo que llevaba buscando desde hacia tiempo. Un pequeño granujilla que siempre se le escapaba, esta vez no se le iba a escapar.
Antes de que el príncipe se pudiera dar cuenta, John se lanzó en dirección al animal. Doyoung se quejó por el golpe que el pelinegro le había dado sin querer, el cual le había pillado desprevenido.
–Por fin, llevaba tiempo detrás de este ejemplar– John lo había resguardado entre. sus manos sin que Doyoung pudiera ver algo. A gatas se aproximó hacia el príncipe para que lo pudiera ver con más claridad.
–Se trata de uno de los animales mas necesarios para elaborar antídotos sin que tengamos que sacrificarlos. Incluso un estudio reciente ha demostrado que pude potenciar ciertas habilidades dependiendo de la especie.–
Antes de que a Doyoung le invadiera la curiosidad, John abrió sus manos mostrando que el animal que había capturado se trataba especialmente de una rana de colores verdes al igual que el pasto.
el animal le miraba cons sus saltones ojos amarillos de una forma que casi intimidaba al príncipe. Era posible que John le utilizase como conejillo de Indias para su experimento y no estaba dispuesto a aquello.
–John por todas las diosas, deja al pobre animal en paz–
De poco sirvieron aquellas palabras, el pelinegro se mantuvo toqueteando al animal, dándole moscas e incluso tratando de buscar otras ranas capaces de crear veneno que buscaba impregnar en sus flechas.La posta estaba relativamente cerca pero con John investigando como un niño pequeño, el camino se hizo eterno. Tanto que no pudieron llegar hasta que se adentró la noche.
Llegar al lugar fue un enorme alivio. Dentro la chimenea estaba encendida recibiendo a los invitados con un caluroso abrazo. La nieve había comenzado a caer nada mas que ellos pudieran adentrarse en el lugar y no mucha gente permanecía en la posta. Habia espacio de sobra para que ambos jóvenes pudieran descansar cómodamente sin tener que estar cuidadosos de las miradas de los demás.
Mientras ambos cenaban el pelinegro le enseñó sus investigaciones sobre diferentes medicinas y ungüentos. Sus estudios sobre el ser y las enfermedades que lo podían invadir. A veces Doyoung olvidaba que antes de querer ser caballero, John buscaba convertirse en un curandero.De no ser por él sus heridas habrían tardado eternidades en poder curar.
Una vez la noche adentrada los dos eran incapaces de poder dormir. Desde una de las ventanas de la habitación se podía ver unas termas no muy lejos de la post. En Hebra eran muy comunes, aguas calientes contrastando con el frio ambiente de las montañas.
John arrastró al pelinegro hacia el lugar, los faroles de piedra guiaban el camino y desde lo lejos se podía ver el poblado Ornitologías iluminado. Aquel lugar le daba escalofríos, se encontraba rodeado por un precipicio. El poblado se había establecido entorno a lo alto de un pico y lo único que les conectaba con el resto eran unos puentes suspendidos al borde del abismo.
Si su vista no le había jugado una mala pasada, habría jurado ver unos enormes pájaros volando entorno al lugar. Pájaros que no era capaz de identificar, eran demasiado grandes para serlo. No quería molestar a Doyoung con sus miles de preguntas, el príncipe llevaba demasiado encima y aquello le alertaría innecesariamente.
Cuando se adentró en las aguas termales sintió como si sus heridas ardiesen de la misma forma que hicieron cuando se las hizo. En aquellos momentos extrañaba la fuente de las hadas, capaz de curar sus heridas con tan solo adentrarse en ella.
Doyoung no quiso adentrarse hasta que terminó de leer los últimos mapas de la bestia divina. No parecía ser un ser muy complejo de manipulas, lo difícil sería encontrar a un piloto apto de ella. Medoh era la bestia divina del aire, una bestia creada a semejanza de un gran pájaro de metal. En honor a la tribu Orni, quienes dependían de este elemento desde su nacimiento.
¿Estarían dispuestos a pilotar a la grandiosa máquina celestial?
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𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐧𝐠: 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐝𝐨
FanfictionDoyoung es el heredero al trono, aún así vive en una aldea muy lejana al castillo. Solo cuando sea mayor de edad podrá volver a aquél gran palacio de colores blancos y dorados. John vive en una pequeña aldea. Todos los días son similares y eso es el...