El verdadero héroe

52 14 10
                                    




Aquella sensación, estar sumergido en frías aguas... Aquello ya lo habia vivido.

Abre los ojos, despierta.

Ya había vivido aquellos momentos. Alguien decía su nombre, lo repetía lleno de esperanza de que lo estuviera escuchando. Lo repetía cada segundo intentado despertarle. Tanto que le hicieron querer volver. Sus ojos se abrieron lentamente.

No sabía quién era, no sabía dónde estaba. Hacia frio y estaba todo muy oscuro. Habia estado durmiendo en una especie de bañera lleno de un liquido que habia desaparecido nada mas que el pelinegro se incorporase.

La voz había desaparecido

El lugar era oscuro, lo único que iluminaba el lugar eran inscripciones de piedra que relucían con la oscuridad en un color azulado. No sabía dónde estaba.Alguien había dejado una túnica en un cofre y sin pensarlo se la puso. Aunque aquello no fue capaz de quitarle el frio, aquello no fue capaz de devolverle la

Todo ese tiempo se había encontrado en una especie de cueva. Estaba todo lleno de telarañas y polvo. Debía de haber estado mucho tiempo durmiendo, su cuerpo había cambiado. Incluso las ropas le quedaban pequeñas.

Al final de la cueva había una especie de puerta que sólo parecía poder abrir con un objeto en forma de triángulo. Tocó su cuello, en él colgaba una especie de colgante con forma triangular. Era de oro y el triángulo estaba formado por otros tres triángulos. Recordaba ese símbolo, ese símbolo era la trifuerza. Los tres triángulos representaban el poder, el valor y el conocimiento. El valor... Era como si él hubiera sido parte de la trifuerza.

El collar tenía el mismo símbolo que la puerta. Lo puso y la puerta se abrió lentamente. La luz del sol le cegó. Fue en ese momento que pudo respirar con libertad.

Ante él se mostraba un hermoso paisaje, estaba en una meseta llena de árboles y naturaleza.

A su derecha había un gran templo. Sus tonos blancos le sonaban, él conocía bien ese lugar. Aquel edificio era el templo del tiempo. Donde se realizaban las ofrendas a las diosas.

Cuando se fijó pudo ver que estaba en un paraíso. Más lejos habían ciudades, edificios grandes donde seguramente vivían miles de personas. En los cuatro lados de los horizontes se encontraban cuatro bestias de metal. Aquellas eran las bestias divinas, él había estado en esos lugares. Se había movido por todo el reino pero no era capaz de recordar la razón.

No había ni rastro de ninguna persona. Todo estaba vacío.

Una especie de escalofrío recorrió su cuerpo. No sabía sí era una alucinación pero juraría haber sentido el corazón de otra persona. Como si su alma estuviera dividida en dos y una parte se encontrase lejos de su cuerpo.

Como si fuera un movimiento automático, John llevó su mano a la espalda. Al principio no fue capaz de entender la razón pero la respuesta no tardó mucho en aparecer. Él buscaba su arco, el había sido un caballero. Un cabello al servicio de una reina, un caballero al servicio de un príncipe.

Recuerda, intenta recordar.

La voz, cada vez sonaba mas alto. Como si estuviera acercándose, como si estuviera corriendo en su dirección.

John quiso seguir avanzando pero un enorme dolor de cabeza comenzó a invadirle. Cuanto mas cercana era la voz más recuerdos volvían a él. Recordaba los entrenamientos en el bastión, recordaba a sus padres y a la hermosa reina.Recordaba a Arkadia y sus manzanos. Recordaba un Faro y un niño. Recordaba haber esperado durante muchos años, recordaba la flecha.

Recordaba la flecha que impactó cerca del príncipe. La flecha que hizo que ambos volvieran a cruzar miradas después de tantos años separados.

Era él, era Doyoung la persona a la que había estado esperando.

John, estás vivo

Doyoung estaba enfrente suya. No se atrevía a acercarse por miedo de como pudiera reaccionar el caballero. John estaba paralizado tratando de entender todo lo que comenzaba a recordar, tratando de comprender lo que había ocurrido.

Agarró sus cabellos con fuerza, lleno de rabia al no ser capaz de comprender todo lo que estaba pasando en su cabeza. Miles de imágenes recorrían su mente, imágenes que casi prefería no recordar.

Doyoung sujetó las manos del caballero para que no dañase su cuerpo. Había leído que era posible que John sufriera aquellos ataques en caso de que recuperase sus recuerdos. Su cerebro trataba de procesar en segundo información de años.

Información que era dura, demasiado.  Amaba a John, era feliz por saber que recordaría quien era. Pero verle de aquella forma le inundaba de dolor.

Tardó un buen tiempo en calmarse. Tanto que le dio tiempo a Impa a llegar. La Sheikah estaba al borde de las lágrimas al ver la situación de John. No le gustaba verle así, no después de lo mucho que habían luchado.

Estás vivo. No vuelvas a hacer eso, creí que la bestia te había devorado– Dijo el caballero casi exhausto por lo que acababa de vivir.

Doyoung río mientras las lágrimas recorrían su rostro. Abrazaba con fuerza a su amante. Había estado tan asustado, habían pasado mas de diez meses. Creía que John nunca despertaría, creía que nunca volvería pero ahí estaba.

Impa lloraba y reía al mismo tiempo. Era feliz, muy feliz. Todo había acabado, los dos chicos volvían a estar juntos.

La mujer no dejó que el caballero se moviera mucho hasta haberle hecho un examen físico. John no dejaba de repetir que se encontraba bien pero eso no detenía a la mujer. Doyoung sostenía la mano del pelinegro mientras esperaba a que Impa estuviera segura de que todo estaba correcto.

John estaba sano. Con alguna que otra cicatriz que permanecerían eternamente en su cuerpo. Especialmente la de su costado. El pelinegro se mantendría en observación en Kakariko, no sabían cómo se encontraba mentalmente y aquello era lo más preocupante.

Parecía recordar las cosas pero tendrían que asegurarse que en su mente no se encontraban lagunas de memoria. Además de tratar de averiguar si John podría volver a sufrir algún ataque por culpa de haber pasado tanto tiempo inconsciente.

Puede que John aún no lo supiera pero Doyoung no iba a volver a permitir que el pelinegro volviera a luchar. Enviaría a su caballero a Arkadia para que comenzase a vivir en armonía, para que comenzase a vivir feliz.

En un presente en paz.

𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐧𝐠: 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora