El poder del piloto, algo que Doyoung nunca se había parado a pensar. Ver a Jaemin le devolvió a la tierra, el plan que había creado tenía agujeros y entre ellos estaba el poder del piloto. Las bestias no habían dado ningún problema a sus pilotos, los habían aceptado con facilidad y se habían sincronizado correctamente.Jeno se había marchado, no era capaz de estar cerca del castaño sin sentirse culpable. Se excusó diciendo que tenía que hablar con el líder. No mentía, iba a expresar su voluntad para pilotar Medoh. En aquel poblado no podía hacer nada sin el permiso del líder. Pilotar a Medoh se sentía mas como un castigo que una obligación. Si hubiera aceptado antes, nada malo habría ocurrido.
No dejó hablar a Teba, no quería escuchar ni una sola palabra de parte de él. Odiaba a aquel hombre con toda su alma, mas que a la bestia divina. Él le miraba sin expresar ninguna emoción, su silencio era más que suficiente. Quería arreglar las cosas con Jeno pero el joven no parecía dispuesto a ello.
Al dia siguiente acudiría a Medoh junto al príncipe y el caballero. No estaría solo, si algo malo ocurría los dos actuarían de inmediato. Aun así el temor no abandonaba su cuerpo, del mismo modo que el arrepentimiento se mantenía.
–Una mujer me ha traído esto, dice que me ayudarán a poder sacarte una sonrisa.– John traía consigo unas manzanas asadas. Aquel olor impregnaba la zona, no había día en el que los Orni no cocinasen manzanas asadas.
Doyoung no era el único con mala cara, John parecía no haber dormido en muchos días. El mayor al pasar tanto tiempo fuera del protocolo real había dejado crecer su cabello y los tonos castaños originales habían vuelto. Su pelo se volvía a parecer al que tenía en Arkadia, castaño y ondulado.
Mientras comían aquellas manzanas Doyoung no podía evitar pensar en lo mucho que ambos habían cambiado. Ambos estaban llenos de cicatrizes y una falsa apariencia dada por el protocolo. Pero cuando ambos se quedaban solos, cuando nadie estaba mirando, solo en esos momentos ellos dejaban de ser los elegidos, pasaban a ser personas.
Doyoung alborotó el pelo del mayor, John le miró con mala cara como intentando maldecir al menor. Se acercó a el con lentitud y sin que Doyoung lo esperara, le abrazó. El menor acarició con. cariño la espalda de John intentando mostrarle afecto.
–¿Qué ocurre grandullón?–
El alto inspiró profundamente, casi dudando de hablar o callar. El menor intuía lo que iba a decir, John habla en sueños y era muy difícil no escucharle.
–Hay alguien que me llama, debo partir a su encuentro. No estoy seguro de cómo encontrar a esta persona pero de alguna forma sé que es esencial para nuestro futuro.–
El gran árbol, John había omitido aquella parte. Doyoung conocía historias, mas cercanas a leyendas, en las que se hablaba del gran árbol protector. El árbol encargar de guiar el héroe, John al igual que él tenía un destino que seguir. Un destino que tendría que hacer frente antes de que el cataclismo ocurriese, antes de que les pillase desprevenidos.
–Pase lo que pase nos volveremos a ver, de ello estoy seguro.– Debía de mostrar su apoyo al mayor, aunque separarse del él le aterrorizase. –Siempre volvemos–
John sonrió por primera vez, no era una sonrisa forzada como solían ser las ultimas. Esa vez era una sonrisa de alivio, conforme con saber que encontrarían la forma de volver a verse. Pasase lo que pasase.
–Me habría gustado acomunarte, estar a tu lado cuando llegue la hora– Aunque en el fondo no estar era un arma de doble filo. Por una parte podía acompañar al príncipe y asegurarse de que nada malo ocurriese. Pero si el príncipe perdía, John tendría que matarlo de inmediato.
–Aunque quisieras acompañarme no podrías, he descubierto el lugar al que he de acudir sólo yo puedo acceder a él.– Al igual que John, el mayor solo podría acceder a hacer frente a su destino solo. Era aterrador.
Partirían dos días más tarde, una vez de haberse asegurado de que Jeno podía ser el piloto de Medoh. Una vez llegado el alba, ambos partirían a lugares completamente distintos, uno iluminado por la sabiduría, otro ciego por el corazón. Trataba de olvidar las palabras de Impa mientras le besaba, palabras que le advertían de lo frágil que ambos eran, lo frágil que era el reino, lo frágil que era la vida.
Cuando las luces del ocaso iluminaron el monte de Hebra, un gran pájaro de metal se elevó por lo alto de los cielos, tapado los rayos de sol que buscaban trasmitir un atisbo de calor entre tanto frio. Medoh brillaba majestuosamente, demostrando su gran poder. El gran poder de la bestia divina que había aceptado a su piloto.
Jeno tenía un sabor agridulce respecto aquello. Pilotar a Medoh era algo fascinante, el terror que previamente le había invadido había desaparecido. Desde la gran bestia se podía ver todo el reino, incluso esta lo podría sobrevolar en apeas un día. Era una creación compleja, capaz de unir el alma de uno con una máquina. Aquello que penaba lo realizaba Medoh, como si fuera una extensión de su cuerpo. John y Doyoung observaban en la fria nieve, habían conseguido su objetivo. Las bestias divinas estaban listas, preparadas para el momento. Solo faltaban los dos elegidos.
Su estancia en el poblado Orni fue muy corta pero si todo iba bien pronto volverían. Volverían. para poder estar mas tiempo en aquel precioso lugar donde les cuidaban pese apenas conocerlos. Teba les entregó palabras inspiradores que no fueron capaces de levantarles la moral. John se alejó con tristeza del poblado, no solo por el cariño que este había recibido al estar ahí, sino porque eso suponía tener que separar sus caminos.
Jeno no quiso despedirse de ellos, si se despedía sentiría que no volvería a verlos nunca mas. Después de estar tiempo evitándolo, aquella noche entró en el Nido del Águila. Esa noche velaría por el castaño. Le habían arrebatado lo que mas amaba, solo podía pedirles compasión a las diosas.
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𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐧𝐠: 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐝𝐨
FanfictionDoyoung es el heredero al trono, aún así vive en una aldea muy lejana al castillo. Solo cuando sea mayor de edad podrá volver a aquél gran palacio de colores blancos y dorados. John vive en una pequeña aldea. Todos los días son similares y eso es el...