Parte II: De vuelta al principio

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La vida como rey no era tan distinta. Salvo las grandes toneladas de papeleo que tenía que supervisar antes de poder marchar en una investigación.

Habían pasado tres años desde el día que fue coronado. Aún recordaba bien el sonido de las campanas y la sonrisa, la inmensa y bella sonrisa de John.
Habría deseado besarle nada más ver aquella sonrisa plasmada en los labios de alto. Habría deseado romper todo el protocolo y fundirse en los labios de John.

Pero no pudo ser así, mordió sus labios hasta llegada la noche. Esperando pacientemente hasta poder estar a solas con el pelinegro. Había sido un día maravilloso pero las manecillas del reloj parecían ir demasiado lento, torturandole por no poder romper la poca distancia que le separaba de su caballero.

No le gustaba estar mucho tiempo en la ciudadela, eso significaba ser observado constantemente. Pese a que John estuviera nombrado su caballero personal, los consejeros siempre estaban expectantes de sus acciones por lo que no podía comportarse con naturalidad.

Pero cuando cruzaba las murallas, cuando ambos cabalgaban... todo eso quedaba atrás. Toda la distancia pasaba a convertirse en milímetros que tardaban segundos en ser rotos. Doyoung era libre de reír, de blasfemar, de cantar, de bailar, de besar... Doyoung podía hacer tantas cosas fuera de la ciudadela...

Amaba ser rey pero viajar por Porthaven era más grandioso aún. Los árboles le recibían con una reverencia, observando con una sonrisa amable. Los animales correteaban y justaban felices por los verdes pastos del reino. Los niños cantaban, las familias reían y permanecían unidas... Era un verdadero reino lleno de paz.

John comía una manzana mientras escuchaba el informe de Doyoung. Su caballo trata de robarle la fruta que parecía un jugoso manjar para el animal. El rey hablaba de todas las cosas que tenían que hacer fuera, es decir, iban a pasar una temporada fuera. La brisa de verano era apacible pero el sol no perdonaba. El pelinegro se había desprendido de su camisa, una gran cicatriz permanecía en su abdomen. Le recordaba que lo vivido en el cataclismo había sido real, un escalofrío recorrió su cuerpo.

No habían hablado sobre ello pero unos sueños habían comenzado a invadir el descanso de ambos. Sueños sobre sus vidas pasadas, sobre el origen del cataclismo. Habían empezado a reciente señales que trataban de mantener ocultas, en secreto, en silencio.

John podía sentir como la Espada Maestra volvía a adquirir fuerzas. Podía sentir como el poder del arma volvía a ser el mismo que cuando derrotó a Thanos. Doyoung por otra parte estaba comenzando a recuperar su poder, no era tan inmenso como antes pero había vuelto. Y según pasaban los días el poder aumentaba, como una gran balsa en un día de lluvia.

Era inquietante sentir aquello, sobretodo cuando estaban viviendo en un mundo lleno de paz. En un mundo en el que los dos eran felices por fin, donde todo lo que habían sacrificado había tenido una recompensa.

La felicidad parecía ser tan frágil que los dos deseaban mantenerla y cuidarla como un jarrón de porcelana.

Se dirigían al Reino Zora, Doyoung quería realizar unas investigaciones sobre la bestia divina Ruta. Yuta estaba encantado con el anuncio de que ambos se dirigirían al reino por lo que llevaba organizando sus preparativos durante días. Habían pasado un par de años desde la última vez que habían visto al pelirrojo.

No estaban muy lejos, se podía comenzar a ver las grandes montañas que relucían gracias a la gema luminosa. Esas montañas conducían hasta los tres grandiosos puentes Zora que conducirían a los dos jóvenes hasta el reino de Yuta.
Se les hacía la boca agua de pensar en los manjares que les esperaban a la llegada.

El viaje se resumió en Doyoung hablando sobre alguna que otro pergamino ancestral sobre ingeniosos mecanismos como una especie de relámpago que podía dar energía a las casas de forma que no necesitasen fuego para iluminarlas sino algo que llamó como electricidad. También estuvo hablando de los cientos de usos que se les podía dar a la tecnología de Impa y miles de temas que dejaron a John muy confundido. Le era imposible comprender lo que el rey trataba de decir, era demasiado complejo.

Doyoung había logrado hacer prosperar el reino. Estaba desarrollando formas de comunicar a las ciudades y aldeas, formas de trabajo y comercio más estables. Había cambiado la forma de vida en busca del beneficio de los habitantes. Se había rodeado de expertos de Sheikah quítense con sus desarrolladas tecnologías comenzaron a hacer progresar Porthaven.

Tuvieron que dejar a los caballos en la posta que daba la bienvenida al reino Zora. Aún debían atravesar los tres grandiosos puentes antes de llegar al reino de Yuta. Aunque para sorpresa de ambos un pelirrojo muy familiar les estaba esperando.

Yuta seguía con el mismo rostro de siempre, teniendo en cuenta su sangre era muy probable que cuando Doyoung y John fuesen viejos, Yuta seguiría pareciendo un joven. El pelirrojo llevaba el traje de la familia real Zora, con tonos blancos y dorados junto a las insignias que había recibido. Una en especial, la insignia del piloto, insignia que sólo tenían los cuatro pilotos de las bestias divinas. Pilotos que habían ayudado a salvar el reino del cataclismo.

El pelirrojo se lanzó a abrazar a sus dos amigos quienes extrañaba. Esos dos se habían convertido en personas muy importantes a lo largo de su vida.

Cuando Yuta había perdido toda clase de esperanza ellos dos habían aparecido, con sus comportamientos extraños y su capacidad de no rendirse. Ver que ellos dos seguían luchando pese a lo difícil que parecía la victoria, ver aquello le sirvió de gran inspiración. Doyoung y John habían conseguido salvar a Yuta y devolverle la esperanza que había perdido.

En honor a ellos se celebraría en el Reino Zora unas festividades especiales. Celebrando la victoria, celebrando el nombramiento de Doyoung como rey, celebrando la paz y felicidad que envolvía al pueblo.

La pareja no era consciente de lo que les tenía preparado el pelirrojo.

𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐧𝐠: 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora