Una luz brillante iluminó la habitación. Parpadeaba como si estuviera tratando de emitir un mensaje.
Abrió sus ojos y se fijó a la luz. La espada había vuelto a brillar, como si le estuviera llamando. Hacía mucho tiempo que no ocurría algo así. Ese brillo, la última vez que lo vio fue el cortar el cuello de Thanos. Era incapaz de olvidar a aquella bestia.
Con cuidado de no despertar al peliblanco se incorporó y se acercó al estante donde se encontraba su espada. Para su suerte Doyoung seguía dormido y pudo alcanzar la espada sin molestar al rey. Era muy tarde, tanto que el firmamento seguía iluminado con las miles de estrellas.
Bajó hasta el mar y una vez allí se atrevió a desenvainar la espada.
Un hombre se encontraba sentado en su trono. Su armadura era gerudo y a sus lados se encontraban guerreras protegiéndole. Estaba en el trono de la líder pero aquello no tenía sentido, se suponía que los hombres no podían acceder a ese lugar.
Una mujer entró en la sala del trono. Sus cabellos eran rubios, debía de ser una princesa .
"Thanos, es inútil. No puedes romper la estabilidad del reino porque busques el poder. Tú ambición puede causar un desastre, incluso puede dar origen al cataclismo"
El hombre la miró con seriedad. Estaba tomando en serio a la mujer pero eso no podía romper su objetivo
"No te conviertas en mi enemigo"
La visión del pasado desapareció. John estaba de vuelta en aquella playa de Onaona. La espada que antes parpadeaba ahora brillaba con fuerza. El problema era que esa espada le estaba informando, un poder había despertado entre la oscuridad.
Las gaviotas se habían acomodado demasiado. Volaban cerca de los barcos de pesca, casi rogando a los pescadores poder robar un poco de sus capturas. El rey no podía evitar reír al ver aquella escena, sobretodo porque entre los pescadores que intentaban alejar a las gaviotas se encontraba Jaehyun.
–Al final lo conseguiste– Taeyong apareció a sus espaldas. También se acababa de despertar y traía consigo fruta.
–¿A qué te refieres?– Preguntó Doyoung un poco perdido. Taeyong sonrió y señaló al mar.
–Todo lo que alguna vez soñaste lo has podido hacer realidad. Eres rey, el reino está en paz y prosperando. John y tú podéis estar juntos y cumpliste la promesa de traerme a Onaona–
No se había parado a pensar aquello. Estaba en lo cierto, todo por lo que había luchado se había hecho realidad.
–Tienes razón, no me había dado cuenta–
El rey sonrió y revolvió el pelo del panadero. –Será mejor que despierte a John–El peliblanco se encaminó hasta la caseta, no estaba muy lejos de la orilla y desde ella se escuchaban las olas. Onaona era el lugar perfecto para descansar. Ese viaje le había pillado de improvisto al caballero pero parecía estar disfrutando del merecido descanso.
John seguía durmiendo en la gran cama de matrimonio. Se tumbó con él y aprovechó para peinar los cabellos del alto. Inconscientemente el mayor abrazó al rey nada más sentir que estaba cerca.
Doyoung permaneció en silencio acariciando a su pareja hasta que el pelinegro comenzó a despertarse.
–Cariño, ¿qué vamos a hacer?– Dijo el alto una vez más despierto que antes.
–Hoy Jaehyun ha ido a pescar, podemos acompañarle– Aunque era más gracioso ver al caballero luchar contra las gaviotas.
John negó, sus ojos avellanas le miraban como los de un niño pequeño. Parecía poder leer su mente, poder saber lo que el rey sentía.
–No, me refiero a cuál es el siguiente paso. Todo esto del cataclismo, las bestias divinas... ¿Qué va a ocurrir?–
Doyoung se quedó pensando, se separó un poco para poder mirarle directamente a los ojos
–Es verdad que hemos logrado detener el cataclismo pero nos ha dejado otras tareas de las que ocuparnos y muchos recuerdos dolorosos.
A partir de ahora las gentes del reino podrán construir un reino incluso más espléndido que el de hace años, y yo quiero poner mi granito de arena.–
El príncipe se levantó tratando de incorporar con él al caballero. Aunque le siguió atraído hacia él como si estuvieran imantados. El rey no podía mantener la compostura, no si los ojos avellanas le miraban de aquella forma. Besarle era como probar un dulce adictivo que te hacía pensar únicamente en ello. Tanto que no pudo evitar besarle.
John recordó lo ocurrido con la Espada Maestra, había un mal acechando. El rey se percató de que no habían hablado sobre su poder
–Ya no siento el poder de las diosas. Puede que mi poder se haya debilitado tras derrotar a nuestro enemigo.– Aquello heló la sangre de John. Doyoung había arriesgado mucho a cambio de ese poder.– Pero no me importa. Porque pase lo que pase sé que no estaré solo–
Sus ojos azules brillaban, estaban bañados en unas lágrimas llenas de alegría. John se acercó y acunó su rostro en sus manos.
–Y es por ello que siempre seré tu caballero– El rey sonrió y besó al alto de nuevo.
El cataclismo había terminado pero aun quedaban muchos asuntos sin resolver. Aunque eso no podría evitar que Porthaven se convirtiese en el más grandioso reino. Bajo el mando del rey y su caballero.
Bueno pues este es el final de la primera parte.
Mañana intentare publicar un adelanto de la continuación. Como regalo porque justamente el cinco de noviembre es mi cumpleaños.
Me daba tanta pena terminar la historia que he sido incapaz. En la siguientete parte sabremos que va a ocurrir con Yuta, Jeno, Jaemin y Donghyuck. Ademas del desarrollo de otros personajes como Taeyonng y Jaehyun.
Estará situado unos dos años mas tarde de la coronación y de nuevo, hay un enemigo.
Muchas gracias por leer, me alegran muchísimo vuestros comentarios y gracias por haberme acompañado en este maravilloso viaje de escribir The King.
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𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐧𝐠: 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐝𝐨
FanfictionDoyoung es el heredero al trono, aún así vive en una aldea muy lejana al castillo. Solo cuando sea mayor de edad podrá volver a aquél gran palacio de colores blancos y dorados. John vive en una pequeña aldea. Todos los días son similares y eso es el...