Doyoung no estaba muerto. Era de lo único que estaba seguro pues de alguna forma podía seguir sintiendo su espíritu. Gracias a él podía mantenerse en pie pese al dolor.
La bestia rugió llena de rabia y comenzó a retorcerse como si el príncipe fuese un veneno. Comenzó a golpear su cuerpo contra una de las paredes casi abriendo un enorme agujero. Contraía su cuerpo tratando de expulsar al príncipe pero era inútil.
Estaba a punto de escapar y si lo lograba eso podría causar la destrucción de la ciudadela y el castillo. Si John no conseguía derrotarlo pronto, podría evitar que todo el reino fuese destruido.
John sintió como su cuerpo se movía, sin ningún tipo de temor se acercaba a la serpiente. No había dolor en su cuerpo, ni siquiera era capaz de sentir nada. De alguna forma una especie de mecanismo de defensa se había despertado en su interior para hacer frente a la situación a la que se iba a enfrentar.
La serpiente golpeó con mas fuerza que nunca la pared abriendo un boquete lo suficientemente grande como para destruir la pared, dañando gravemente el edificio. Antes de que Thanos pudiera deslizarse fuera del castillo, clavó la espada maestra en las escamas de la enorme serpiente. No serviría para matarle pero si le permitiría arrastrarse con la serpiente mientras Doyoung terminaba de debilitar al ser.
Si hubiera sentido cualquier tipo de dolor aquello habría sido un viaje eternamente doloroso. Los fuertes golpes de la serpiente habían conseguido abollar parte de su armadura. La serpiente destruía aquello que se encontraba en su camino. Aunque por cada golpe que daba, mayor era el daño que sufría el ser y cada vez se realentizaba más y más.
Se arrastraba tratando de alejarse de la ciudadela. No buscaba permanecer en lugares tan cerrados, no podría moverse. Lo único que había sido capaz de ver era que la niebla había desaparecido de la ciudadela y la noche estrellada iluminaba aquella noche. La bestia estaba debilitándose y poco a poco se iba demostrando.
La serpiente no se detuvo hasta llegar al campo de la entrada de la ciudadela. Una vez en completa libertad la bestia golpeó con fuerzas al caballero que terminó siendo lanzado por el pasto.
Thanos estaba muy enfadado. Lleno de furia, cansado, adolorido... Casi le trasmitía pena la situación del ser pero era consciente de que aquello era una simple máscara. Bastaba con ver cómo había destruido parte de la ciudadela con su paso, bastaba con ver su aura llena de odio y rencor. Thanos no era bueno, tan sólo quería manipular su mente para lograr derrotar al caballero.
Los ojos de la bestia le miraban, esperando los movimientos del pelinegro. John apoyó su espada en el suelo, tratando de incorporarse. Sus ojos conectaron con los de la bestia... Esa vez no sintió terror, tenía un ángel de la guarda.
Doyoung no estaba allí pero si que sentía su presencia. Como si lo estuviera sujetando de los hombros para tratar de incorporarse. No era capaz de saber si era una alucinación pero juraría estar viendo detrás suya al espíritu del príncipe.
–Ganon nació en una época remota y representa la maldad y el odio personificados. Aunque sea derrotado vuelve a resurgir una y otra vez. La rabia invade su alma pues estoy deteniéndole para que no abandone su forma física. Si no lo frenamos, el desastre puede ser mucho peor a cualquiera que pudiéramos imaginar.–
Doyoung...No, el espíritu de Doyoung. Aquel que le había ayudado a reincorporarse era el príncipe. Mientras hablaba le trasmitía fuerza vital, la suficiente como para ayudar a que el caballero siguiera en pie. Doyoung estaba vivo, era real. Casi parecía un sueño, sólo tendría que derrotar a la bestia para poder liberar al príncipe.
–Si las bestias divinas disparan es posible que dañen mas el lugar que a Thanos. Según pierdo fuerza la espada maestra se debilita. ¿Qué puedo hacer? ¿Cuál es el camino?– Doyoung estaba pensando. Trataba de sopesar las distintas formas para lidiar la situación.
Usar las bestias divinas sería arriesgado. Su disparo era demasiado fuerte y podría aniquilar todo aquello cercano si erraban el disparo. John estaba muy débil, tanto que la espada maestra había empezado a parpadear en vez de mantener su brillo. No podía permitir que John se arriesgase tanto. Aun quedaba una opción, un poco complicada pero bastante segura para el caballero.
Tomó el arco negro de John. Era el mismo arco que la reina había entregado al pelinegro y no se trataba de un arco corriente. Doyoung se había percatado de ello recientemente, ese arco albergaba un poder puro. Como si hubiera sido bendecido desde el momento en el que John disparó su flecha al grandioso dragón Elden.
Buscó ese poder puro en el objeto y encontró la respuesta al conflicto.
–Tómalo, este es el arco de luz. Una arma capaz de alejar el mal, no dudes al apuntar. Cada flecha será guiada por el poder de las diosas. No puedo predecir cuánto tiempo podrás seguir aguantando pero estoy seguro de que tu valor sigue siendo inquebrantable.–
El arco que antes era de tonos negros ahora se habia trasformado en un arco dorado. Cuando lo tocó pudo sentir que estaba formado de la misma energía de la espada maestra pero una gran diferencia los separaba. La espada maestra era el arma capaz de aniquilar el mal, el arco de luz purificaba y lo alejaba. Era lo que necesitaba para debilitar a la bestia antes de dar el golpe de gracia.
El espíritu de Doyoung desapareció antes de que el caballero pudiera despedirse. El rugido de la bestia le alertó, recordándole que la pelea no había finalizado. Preparó su arco y con el poder de las diosas disparó al ser maldito mientras este se acercaba a John.
Doyoung había formado puntos de luz en el cuerpo de la bestia. Dianas a las que el caballero apuntaba y que hacían que el ser se moviera mas lento y que empezase a tener grandes heridas en el cuerpo.
John aprovechaba la lentitud de la serpiente para alejarse y evitar los ataques del animal. Aunque todo pareció perderse cuando descubrió que sólo le quedaba una flecha. De esa flecha dependía el golpe de gracia.
Doyoung debió de ser consciente de ello pues el siguiente punto de luz que formó fue en la cabeza del ser. Nada mas disparar debía cortar el cuello del ser. Ese disparo no podía fallar, no estaba dispuesto a arruinar todo por lo que había luchado. Su flecha voló envuelta en la pureza de un alma noble.
Su cuerpo se movió sin oscilar entre quedarse y luchar. Con la espada en su mano rebanó el cuello de la bestia y una luz dorada emergió de su interior.
La serpiente desapareció para permanecer solo su espíritu. Una especie de serpiente formada con humo negro, había perdido su forma física. La luz dorada que había aparecido antes de que el cuerpo del ser se desintegrase era Doyoung.
Una especie de aura dorada le rodeaba y Thanos sin dudar se dirigió a atacarle. John quiso detenerlo pero su cuerpo no le respondía. No tenía fuerzas para seguir luchando, no podía proteger a su príncipe.
Doyoung invocó a las diosas y usó el halo que le rodeaba para envolver al ser malévolo. Los movimientos de Thanos habían sido impulsivos y eso había causado que el ser bajase la guardia.
Doyoung no permanecía quieto por miedo, el permanecía quieto porque buscaba que Thanos se aproximase al halo para poder purificar y destruir el ser.
Como una mosca en una telaraña, el ser cayó en la trampa del príncipe y el humo que antes formaba su cuerpo desapareció para convertirse en una gran esfera de luz. Esfera que Doyoung elevó hasta lo alto de los cielos.
Habían acabado con el cataclismo.
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𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐧𝐠: 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐝𝐨
FanfictionDoyoung es el heredero al trono, aún así vive en una aldea muy lejana al castillo. Solo cuando sea mayor de edad podrá volver a aquél gran palacio de colores blancos y dorados. John vive en una pequeña aldea. Todos los días son similares y eso es el...