El princípe del desierto

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La niña decía la verdad. Lo que había visto era el funeral de Adine, la heredera del puesto gerudo. aún Doyoung no sabía qué le había ocurrido a la mujer pero esta estaba muerta. Eso era un gran problema pues ya no se sabía quien heredaría el liderazgo de las gerudo una vez que Riu se retirase.

Permanecieron el el oasis, era lo único que podían hacer por todo el pueblo gerudo. Habían llegado en un momento de duelo y no era el mejor momento para hablar de la reciente amenaza. Tanto John como Doyoung intentaron recabar un poco de información sobre lo ocurrido, lo cual no fue mucho pero sí lo suficiente.

Uno de los comerciantes Orni que se encontraban en el oasis le habló de que esos últimos meses la tensión en el desierto había aumentado. Las mujeres gerudo habían presenciado como aumentaban los ataques por bestias y como el clan Yiga trataba de sabotear y matar. El hombre también le comentó que en esos últimos meses habían surgido rumores sobre Haechan.

No entiendo, Haechan pareció un buen chico. Tiene el espíritu gerudo y es muy buen luchador, ¿por qué las gerudo no se sentirían seguras con él como líder del oasis?– John aún sopesaba lo que aquel comerciante les había dicho.

Doyoung le indicó con un gesto que mantuviera silencio. La niña se había dormido en los brazos del rey y era mejor dejarla durmiendo en la carpa mientras ellos seguían investigando. John inmediatamente se llevó las manos a la boca y sus ojos se fruncieron ligeramente debido a la sonrisa que sus manos ocultaban. El caballero estaba encantado con poder cuidar de la niña, parecía tratarla como si fuera su propia hija.

Haechan había mantenido algunas de las guerreras resguardando el oasis, aunque estas parecían a punto de perder su voluntad de hierro tras la muerte de Adine. Una de ellas permaneció resguardando la carpa de la niña, Doyoung podía confiar en esas mujeres.

–¿Alguna vez has estudiado sobre las gerudo?– Preguntó Doyoung para intentar explicarle a John lo que estaba ocurriendo con Haechan y las gerudo. El caballero negó, era cierto que no se solía estudiar mucho en los bastiones sobre las tradiciones de los pueblos de Porthaven.

Lo básico, siete guerreras que se revelaron contra su patriarca y establecieron una gran ciudad la cual es la mayor ciudad de todo el reino. Sus líderes siempre han sido mujeres.– Cuando John dijo eso último, Doyoung negó.

No, en realidad una vez la ciudad gerudo fue liderada por un hombre. Le llamaban el príncipe del desierto o la octava guerrera John le miró sorprendido, conocía a la octava guerrera pero no sabía que era un hombre.

La guerrera de las sombras Doyoung asintió.

El príncipe gerudo nació en un eclipse. Si hubiera sido un niño cualquiera no habría ocurrido nada importante pero él era hijo de la quinta guerrera. La tradición permitió que el niño se convirtiera en líder de las gerudo debido al día en el cual nació. Todo indicaba que sería un gran líder y lo fue.John podía intuirse a donde se dirigía el asunto.

Pero algo fue mal, ¿no es cierto?– Doyoung asintió.

Él iba a prometerse con la princesa de Porthaven, se sabía que él permanecía enamorado de ella. Aunque ella sólo amaba a su caballero, el héroe de la Espada Maestra.– John le miró con sorpresa. Parecía que todo volvía a ocurrir aunque pasasen los siglos.

No se unieron en matrimonio pues el reino se había sumido en caos debido a las constantes amenazas de Thanos. La situación en todo el reino se volvió bastante difícil: guerras entre reinos, cada vez habían mas bestias y muchos problemas que no servían para mejorar la situación. No se sabe lo que ocurrió con el Principe Gerudo pero fue algo tan horrible que provocó que todas las mujeres gerudo teman a tener como líder a un hombre

Doyoung había buscado muy a fondo, tratando de encontrar mas información sobre ese hombre. Aunque por mucho que buscase por todo el reino nunca había logrado encontrar nada. Dieron por zanjado el asunto, darle mas vueltas sería inútil. El caballero se asuntó unos minutos y cuando volvía traía consigo un banquete entero de frutas del desierto.

He pensado que podríamos abrir el techo de la carpa. Si no me engañan mis ojos, he visto una estrella caer.– Doyoung sonrió y asintió. Rápidamente movieron las telas que cubrían el techo y desvelaron el cielo estrellado que se elevaba ante ellos. Era una vista completamente asombrosa.

Ambos se sentaron en el suelo y mientras el rey comía John peinaba el cabello del peliblanco. Doyoung de vez en cuando le detenía para besarle, eran conscientes de que las cosas se estaban volviendo cada vez mas difíciles pero ambos eran muy afortunados de poder contar el uno con el otro. Era la mayor bendición con la que pudieran contar.

Ahora podrías hacerte pasar por Impa– Dijo el pelinegro casi bromeando. John había trenzado el cabello de Doyoung y adornado con una cinta roja. Pese a estar trenzado este llegaba hasta su cintura.

Doyoung rio y acarició el cabello de John. Este permanecía perfectamente arreglado como lo solían llevar los caballeros. Era una pena pues el rey extrañaba el cabello natural de John.

No menciones en voz alta a Impa, las leyendas dicen que si dices su nombre repetidas veces ella puede venir y quitarnos toda la intimidad que tenemos–
John sonrío y abrazó al menor. Permanecieron un rato tumbados juntos mientras trataban de avistar alguna estrella fugazmente en el firmamento. Aunque John se durmió antes de que pudiera aparecer alguna.

Pese a estar dormido, el alto le sujetaba con fuerza. Sus brazos se asemejaban a dos cadenas que rodeaban su cintura y le resguardaban. Acarició el rostro del mayor y le fue inevitable sonreír al verle dormir tan pacíficamente. Se sentía completamente a salvo, John permanecía respirando y estaba junto a él.

Cerró los ojos y inspiró profundamente. Al día siguiente tendrían audiencia con Haechan y en dos días llegaría Impa junto a la sacerdotisa para investigar sobre Riu. Iban a ser días ajetreados.

𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐧𝐠: 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora