El sabor del desierto

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Al final los dos jóvenes se quedaron aquella noche en la ciudad. Desde los aposentos de Riju se veía todo, el ambiente nocturno era mucho más animado que durante el día. Las mujeres se movían ajetreadas por todos sitios mientras decoraban las calles con flores y candelabros. Doyoung había llegado en el momento perfecto, faltaban dos días para las fiestas gerudo.

Las fiestas gerudo duraban 7 días. Cada día estaba dedicado a una de las siete primeras guerreras que fundaron la ciudad. Las siete mujeres cansadas de la supremacía del patriarca de la tribu decidieron partir y fundar las bases de la que ahora era una de las ciudades más poderosas de todos el reino.

Donghyuck volvió con unas mantas para que los dos pudieran resguardarse de la fría noche del desierto. El castaño estaba más relajado y después de haber cenado parecía que se iba a dormir en cualquier momento.

—Cuando volvamos al Oasis tenemos que beber jugo de cactus juntos, como solíamos hacer antes.— Donghyuck se había acostado en uno de los sillones de la terraza y entre sus manos sostenía una botella de alcohol muy famosa entre las gerudo. Lo llamaban el sabor del desierto, era una mezcla de sabores afrutados con el amargor que traía el alcohol. A Doyoung no le gustaba mucho por lo dulce que era pero Donghyuck parecía encantado de tomarlo.

—¿Adine heredará el puesto de tu madre?— El castaño asintió. Aquella guerra era su prima. Al solo tener un hijo Riju había encargado a Adine el puesto de sucesora. Donghyuck tendría que liderar el Oasis.

—Es un alivio, suficiente tengo con el oasis como para tener que encargarme de mujeres sanguinarias. Adine tiene más paciencia.—

Donghyuck no parecía muy feliz de la vida que le había tocado. El castaño era muy independiente y no solía confiar en las personas. Era un buen líder, lo llevaba en la sangre pero su corazón le pedía escapar del desierto y conocer el mundo que le rodeaba.

Doyoung se preguntó que sería de John. Seguramente estuviera paseando por el oasis hablando con los gerudo. Hacía tiempo que no pasaba tiempo solo, pude que necesitase un descanso de Doyoung.

—Es un buen chico, me alegro que estéis juntos— Doyoung se quedó de piedra al escuchar las palabras de Donghyuck. En ningún momento le había hablado de John, nadie del desierto conocía a John. .

—¿Cómo lo sabes?— Donghyuck río e hizo sitio para que Doyoung se pudiera sentar también.

—Me lo acabas de decir tú solo.— Doyoung le golpeó en el hombro. Otra vez había caído en una trampa del castaño. Ese chico sería su perdición.

—Antes eras más apagado y serio. Cuando te conocí era como si nunca pudieras llegar a ser feliz pero cuando ayer te vi con él estabas tan en calma que pensé que habías encontrado lo que te hacía feliz.—

Doyoung no sabía cómo responder. Se había vuelto a hacer el silencio entre ellos dos, frío como la brisa nocturna del desierto.

—Yo estaba enamorado de tí.— Admitió dolido el castaño. Llevaba queriendo decir aquellas palabras años.— Cuando te conocí fue como ver un ángel caído del cielo. Eras inalcanzable, tanto que sólo podía admirarte de la distancia.— Doyoung intentó decir algo pero el castaño le mandó callar. El príncipe no se esperaba aquello, menos aún de Donghyuck.— No te preocupes que ya no me gustas. Tan solo necesitaba decírtelo. No quiero estropear tu relación con John—

Donghyuck había pensado mucho en sus sentimientos. Si que se enamoró de Doyoung pero no era un amor romántico. Sentía admiración hacia el príncipe, el alto le mostró que existía algo más que el desierto y Donghyuck no pudo evitar idealizar al príncipe. Era tan perfecto que deseaba ser él.


Cuando John se despertó Doyoung ya había vuelto. Esta vez sólo llevaba la armadura gerudo y en sus manos guardaba los mapas de un lugar. John aún no había desayunando y el príncipe ya le estaba obligando a pensar.

—Llegar a la Bestia divina va a ser más difícil de lo que creíamos— John no se sorprendió. Era imposible que algo les fuera bien.

Mientras John desayunaba Doyoung no paraba de hablar. Le contó cosas que la líder le dijo sobre los gerudo y entendió algo de ir en morsa a algún sitio. John no podía prestarle mucha atención, tenía hambre.

—¿Nunca te has topado con el clan Yiga?— El pelinegro negó mientras comía frambuesas. Doyoung tomó una gran respiración y se dispuso a comenzar a explicarle todo.— Son un clan en contra de la realeza y todo sistema de orden en el reino. Sus grandes enemigos son las gerudo por ello las están atacando constantemente. Si me pongo a contar la historia de ellos nunca podré terminar pero en resumen son gente muy peligrosa. Dominan el ocultismo y son capaces de rebanar tu cuello en segundos. Ellos robaron el casco del trueno que pertenecía a las gerudo. Por ello tenemos que adentrarnos en la guarida de ellos.— John escupió de inmediato las frambuesas por culpa de la sorpresa. Doyoung había perdido la cabeza. Quería meterse en la guardia de los mayores asesinos del reino.

—Puede parecerte una locura pero no les atacaré de frente. Con sigilo iré matando a cada uno de ellos hasta llegar a la cámara del líder. Allí está el casco del trueno.— Un espía había conseguido los mapas de la guarida y sabían por donde ir sin problemas.

—No vas a ir solo— Dentro podría haber más de 20 hombres. Si Doyoung se descontrolaba podría despertar al lobo blanco.

—No tengo un traje de sigilo para ti y necesito que te quedes en la otra entrada. Está en la salida de la guarida del líder, allí me esperaras con dos morsas del desierto. Es la única forma de escapar con vida de ellos.— John tuvo que aceptar aquello. Era verdad que a Doyoung se le daba mejor aquello y era el más indicado para poder ejecutar la misión.

—¿Cuándo lo harás?—  El rostro de Doyoung se iluminó por completo nada más que él preguntase aquello. John por fin había aceptado el plan del peliblanco.

—El último día de las fiestas gerudo. Riju les tenderá un señuelo para que los del clan traten de capturarla. De esa forma los más importantes estarán fuera de la guarida y estará más desprotegida. Así podremos entrar sin problema alguno.—

Eso significaba que iban a pasar las fiestas gerudo juntos. Doyoung había suplicado a Riju esperar ese tiempo, quería mostrarle lo que era divertirse de verdad al pelinegro.

John no parecía tan emocionado pero le bastó con la felicidad de Doyoung para querer saber más sobre aquellas fiestas.

𝐓𝐡𝐞 𝐊𝐢𝐧𝐠: 𝐉𝐨𝐡𝐧𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora