Distanciamiento

569 30 9
                                    

*Visión de Pablo*

Dave y yo regresamos en el coche de vuelta al apartamento. Los dos nos mantuvieron callados durante todo el trayecto. Ambos absortos en nuestros propios pensamientos.

Al llegar Dave apagó el motor del coche. Eran ya las 01:00 AM. Pensé que John estaría preocupado. Pero al volver seguramente me entendiera y no me reprochara nada debido a las buenas noticias con las que llegaría.

-Espera aquí en el coche. Voy a recoger el resto de la ropa y te llevaré a tu apartamento. –dijo Dave mientras comprobaba que el coche se encontraba en punto puerto.

-Vale. –contesté.

Dave se bajó del coche y con paso ligero se adentró en el edificio. Al cabo de unos quince minutos bajaba con mi otra bolsa de ropa. Pero no volvía solo, venía acompañado hablando con alguien que le ayudaba a cargar la bolsa de ropa.

Conforme se fueron acercando vi de quién se trataba. Le conocía, pero no en persona. Era el amigo de Dave y bajista de Megadeth: David Ellefson. Venían charlando hasta que se acercaron al coche. Supuse que vivirían juntos. Dave abrió la puerta trasera y arrojó la bolsa que trajo junto a la que ya se encontraba allí. Se subió en el asiento del conductor y al mismo tiempo lo hizo David en la parte de atrás.

Me sentí completamente abrumado. Demasiadas emociones en menos de veinticuatro horas.

-¿Qué pasa, chaval? Soy David, encantando de conocerte. –dijo David estirando su mano hacia mí.

-Igualmente David. Yo soy Pablo. –dije devolviéndole cortésmente el saludo.

-Oye, Dave. Pues sí que se parece a ti. –dijo riendo David mirando a Dave el cual arrancó el coche.

-Ya te lo dije. –respondió incorporándose a la carretera.

Le dije a Dave la calle en la que se encontraba mi apartamento y condujo en dicha dirección.

Dave y David hablaban de sus cosas. Estaba escuchando información privilegiada que pocos más tenían, por lo que me interesaba lo que comentaban. La gira que próximamente harían, anécdotas y sus batallitas. Yo por mi parte me dignaba a escucharles con atención sin decir nada. Entonces me acordé de lo que sucedió horas antes: ¿Le habría contado Dave a David lo que habíamos hablado él y yo aquella noche?

Pronto mis dudas se resolverían.

-Oye, Pablo. ¿Cómo le va a James? –preguntó David acercándose a mi asiento.

-La verdad es que no lo sé, aunque supongo que bien. ¿Quién no lo estaría? –dije con cierto tono de asco en mi voz.

No supe de James desde que le vi en el supermercado con Carol. Por lo que pude deducir cuando les escuché es que parece que ahora ella trabaja para Metallica. Desde luego a ambos le iría de maravilla. Él con fama, dinero y una chica que le quiere. Ella viviendo el sueño de trabajar de fotógrafa, en San Francisco y con James. Me jodía saber que les iba bien.

-Dave me contó lo de James y lo de… tu amiga Carol. –dijo él con voz pacífica. –También me contó sobre lo que estáis planeando.

Dave se paró en un semáforo y aprovechó la parada para sacar su cajetilla de porros. Cogió uno y lo encendió con el mechero que tenía sobre el salpicadero.

-Si pensaban que la cosa quedaría así estaban equivocados. Pienso vengarme. –contesté con odio al comentario de David.

Dave rio mientras daba una calada al porro y expulsaba el humo. Aún seguíamos de camino a mi apartamento.

-Se parece a mí, ¿verdad David? –preguntó Dave girando un poco la cabeza para visualizar a David.

-Demasiado, diría yo. –respondió David sorprendido de mi respuesta. –Pablo, quisiera darte un consejo. Sé que no nos conocemos de nada y que por ello no soy nadie para decirte nada. Pero cuando Dave me puso al tanto de la situación supe que el camino que estás tomando no es el correcto.

The Day That Never ComesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora