Adiós

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Sus caminos se separarían. Cada uno volvería a la rutina de su trabajo y eso era un hecho. El día en que sus vidas volvieran a cruzarse era una incógnita.

James reculó y volvió a recolocarse en su silla tras la pregunta de Carol. No sabía qué responderle, y tampoco quería mentirle. Pero él se hacía la misma pregunta que ella, y también quería saber la respuesta.

- No lo sé, Carol. Yo tengo que trabajar, y tú también. –dijo James.

- Lo sé. –contestó Carol cabizbaja.

- ¿Quieres acompañarme a un ensayo con el grupo? –preguntó James para intentar cambiar de tema.

- Claro. Pero antes déjame pasar por el hotel para coger mi cámara. –contestó Carol.

 James pagó y se marcharon del restaurante. Se montaron en la camioneta y fueron rumbo al hotel. Al llegar, Carol se bajó rápidamente y se dirigió directa a la habitación para no hacer esperar a James. Al llegar entró rápidamente y empezó a guardar todo lo necesario para su cámara.

Mientras las guardaba en una pequeña mochila, una lágrima recorrió la sonrosada mejilla de Carol. Intentó no pensar en lo que haría a partir de mañana, ya tendría tiempo de reflexionar sobre ello. Al marcharse, antes de volver a bajar, llamó a la habitación de los chicos para avisarles de que saldría. Tocó con el puño la puerta un par de veces de manera impaciente mientras daba vueltas sobre sí misma. Le pareció una eternidad hasta que por fin le abrió la puerta Tom, con un cigarro en la boca, una botella de whiskey en la mano y sin camiseta.

- Mmm… Tom, voy a salir. Cuando vuelva nos vemos. Estaré con James. –contestó mientras ojeaba el interior de la habitación.

- Vale, vale… Espera, ¿con quién? –preguntó Tom con signos de ebriedad.

- James, voy a estar con James. –replicó Carol más alto para que se enterase bien.

- ¡Ah! Vale, con James. ¿Pero es muy mayor para ti, no? –volvió a preguntar Tom tambaleándose.

- ¡Qué dices, bobo! Si sólo somos amigos… --contestó Carol exaltada.

- Ya, ya. Así es el principio siempre. –dijo Tom. Una voz femenina del interior de la habitación pronunciaba el nombre del batería. –Luego hablamos, Carol. Que lo pases bien.

- ¡Hasta luego! –se despidió Carol.

Tom cerró la puerta de la habitación y Carol se quedó pensando en medio del pasillo. Cuando se acordó de que James la estaba esperando abajo salió corriendo en dirección al ascensor. Atravesó el hall del hotel y fue directa a la camioneta. Subió y James arrancó.

Durante el trayecto ambos se mostraron silenciosos, solo mediaron un par de palabras. Al llegar al destino, James paró la camioneta.

- Aquí es. –dijo señalando una pequeña edificación con una puerta. –Es pequeño, ya que hemos estado poco tiempo.

Ambos bajaron de la camioneta y emprendieron el camino hacia la puerta de entrada. Carol podía escuchar un sonido proveniente de una sala cercana al pasillo donde se encontraban. Cajas y cajas se apilaban en aquel estrecho pasillo, seguramente se tratase del material del grupo, de manera que casi cortaban el paso. James abrió una de las puertas e hizo pasar a Carol primero.

El sonido provenía de la guitarra de Kirk, el cual estaba sentado en una de las sillas de la sala. Jason repasaba una partitura que tenía sobre sus piernas, examinándola con detalle. En ese momento entró Lars por otra de las puertas que había en la sala, quitándose un gran albornoz y dejándolo sobre una percha.

The Day That Never ComesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora