Coincidencias

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La mañana en la que Pablo había llegado a San Francisco se había instalado en el apartamento y salió a buscar trabajo, Carol, por su parte, se estaba levantando para ir a clase. Olvidó lo que era levantarse temprano. El reloj marcaba las 08:00 AM. Se estiró mientras daba un bostezo y miró a su lado, contemplando a James dormido bajo los primeros rayos de luz de la mañana.

Salió de la cama y lo dejó dormir, ya que aún era temprano. Se vistió y se preparó unas tostadas. Mientras estaba sentada en la pequeña barra de la cocina comiéndose sus tostadas con mermelada y un café, James en completo silencio la abrazó por detrás rodeando con sus brazos la cintura de Carol.

-Es temprano aún, James. Sigue durmiendo. –dijo Carol dando un sorbo a su café.

-Me he desvelado, no creo que pueda volver a dormirme. –dijo él adentrándose en la minúscula cocina mientras cogía una taza del mueble.

-¿Tienes algo que hacer hoy? –preguntó Carol mientras abría el periódico.

-Tengo ensayo con los chicos a las 12:00 PM. Te iba a decir si por la tarde puedes venir a hacernos una sesión de fotos. Sé que por la mañana no puedes, por eso les propuse que fuese por la tarde. –dijo James vertiendo el café de la cafetera sobre la taza.

-Está bien, iré. Cuando llegue de clases comeré e iré al estudio. –dijo Carol. –Y por cierto, yo que tú me pondría algo o te resfriarás.

Eran finales de Septiembre, y el tiempo estaba cambiando. A pesar de entrar mucha luz en el apartamento por las mañanas hacía mucho frío en él. Pero James tenía la costumbre de que hiciera frío o calor, salir de la cama en ropa interior.

-No tengo frío, así que no te preocupes. No me resfriaré. –contestó James dando un sorbo su café mientras le guiñaba un ojo a Carol.

-Como tú veas, machote. –dijo Carol alzando las cejas. –Bueno, me voy. Luego nos vemos, que te vaya bien James.

-Hasta luego, Carol. –se despidió James dándole un rápido beso.

Carol cogió su maleta y se puso la chaqueta. Cogió las llaves y abrió la puerta. Salió del apartamento y mientras cerraba la puerta notó que alguien bajaba de la planta de arriba.

-¡Hey, Carol! –dijo una voz masculina tras ella.

Ella se giró al oír su nombre mientras seguía cerrando la puerta.

-¡Hola, Alex! Hoy no vas tarde, ¿no? –preguntó ella riéndose.

-No, hoy no. Por un día… -contestó Alex rascándose la nuca.

Ambos bajaron juntos las escaleras en silencio. No mediaron palabra hasta llegar a la puerta del edificio. Carol abrió el gran portón y ambos salieron a la calle.

-Joder, ¡qué frío! –dijo Carol acurrucándose en su chaqueta de cuero.

-Sí que hace. Odio el frío, prefiero el verano mil veces. –contestó Alex subiéndose la cremallera de su chaqueta mientras miraba la de Carol. –Oye, tu chaqueta mola. ¿Dónde te la has comprado?

-Mmm… Me la regalaron. –dijo Carol sin dar muchas explicaciones.

Alex asintió a la respuesta de Carol. Continuaron andando por la calle en dirección a la universidad. No hablaron mucho, ya que al menos a Carol le daba algo de vergüenza. Pero Alex no era tan tímido.

-Por cierto, ¿qué estudias? –preguntó Alex mirándola.

-1º de Psicología. ¿Y tú? –preguntó esta vez Carol con curiosidad.

-¡Vaya, qué casualidad! Yo 3º de Psicología. –contestó Alex con una sonrisa en sus labios.

-¡Qué bien! –contestó ella ilusionada. -¿Y llevas tres años viviendo solo en el apartamento que vives ahora?

The Day That Never ComesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora