Tormentosa y adictiva tortura

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*Visión de Dave*

-No, no. Esto no funciona. –dijo Dave haciendo aspavientos al aire desesperado. -¿Pero qué coño os pasa?

Miraba a mí alrededor sin saber muy bien qué hacer. Me encontraba desorientado.

-¿Es que no os sabéis vuestros propios temas o qué? –preguntó Dave mirándonos.

-A ver... Si nos los sabemos. Pero cada uno ha compuesto su parte y luego lo hemos "medio unido" cuando nos hemos visto. –dije haciendo comillas.

-¿Medio unido? ¿Qué coño significa eso? –preguntó Dave de nuevo a punto de perder la paciencia.

-Dave... Yo a esto no le veo mucha salida... -dijo Jeff desde una esquina del local junto a los demás.

Dave nos miró detenidamente a los cuatro sin decir nada, con su mano sujetando su barbilla. Me estaba temiendo un despido inminente, y la verdad es que estaba cabreado con razón. Desde que firmamos el contrato hace unas semanas no nos hemos tomado muy en serio todo lo que vendría por después. Hemos compuesto temas, cada uno su instrumento y yo añadiéndole la letra. Y el resultado fue una simple unión de partes sin cohesión ninguna. No estábamos completamente unidos a pesar de ser amigos, pues nos faltaba la unión de grupo.

Dave había venido los primeros días a vernos a ensayar a su local, el cual nos ha prestado y así compartirlo. Intentaba ayudarnos y guiarnos como nuestro manager que es, pero estaba resultando realmente difícil. Charlie había veces que venía drogado, Oliver otras llegaba bastante más tarde de lo acordado, John se tomaba a cachondeo el ensayo y tan solo tonteaba con su guitarra y mientras tanto yo no lograba encontrar el tono adecuado a mi voz, para cantar con soltura y sin hacerme daño en la garganta.

-Centrémonos. –dijo Dave tratando de mantener la calma. –John, empieza con la intro de la canción.

John obedeció a las órdenes de Dave. Me hizo señas con la mano para que entrase a los pocos segundos. Dave afirmó lentamente con la cabeza, indicando que le gustaba lo que oía. Charlie entró con la línea de batería marcando un ritmo que seguidamente Dave pidió a Oliver que siguiese al bombo. Los cuatro nos encontrábamos tocando mejor que en las dos horas que llevábamos allí. Dave rondó alrededor de nosotros, escrutando cada movimiento que hacíamos. Él me miró cuando yo iba a entrar para cantar. Los primeros diez segundos bien, trascurrido ese tiempo solté el primer gallo. Para colmo había partes en las que me costaba cantar y a la vez seguir tocando. Dave, espantado por lo que acaba de hacer, hizo una señal para que parásemos todos.

-Espantoso. Horroroso. –dijo Dave mirándome. -¿Hiciste los ejercicios que te enseñé?

-Sí, claro. –respondí nervioso.

-Pues no es suficiente. –respondió descontento. –Si no puedes hacer agudos porque se te va de tu registro vas a tener que rasgar más la voz.

-Pero eso me joderá la garganta. Me haré daño. –contesté sin aceptar muy bien su consejo.

-Hay trucos para que eso no ocurra. No vales para dar agudos. –respondió acercándose a mí. -¿Crees que yo tenía esta voz cuando empecé a cantar?

No supe qué responder. Me quedé esperando su respuesta.

-Mi voz se fue desgastando poco a poco. Al principio duele, pero luego podrás controlarlo y tu garganta se acostumbrará.

-Bueno, lo intentaré... -respondí con pesadez.

-Y otra cosa, ¿te cuesta hacer ambas cosas a la vez? Me refiero a cantar y tocar. –preguntó él.

The Day That Never ComesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora