Audición

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*Visión de Pablo*

El sonido de la guitarra de John me despertó. La verdad es que quería seguir durmiendo. Mágicamente aquella mañana no me desperté con tanto dolor de cabeza, pues la resaca era menor. La noche anterior había bebido, pero no lo suficiente como para emborracharme y no recordar nada.

Miré el reloj y vi que eran las 12:15 PM. No recordaba cuando fue la última vez que me levanté tan “temprano”. Era el momento perfecto para bajar al apartamento de Oliver como planeé la noche anterior.

Salí de mi cama en calzoncillos y mientras salía de la habitación me puse la primera camiseta que vi. Al atravesar el cuello de la camiseta con mi cabeza pude notar el olor tan desagradable que desprendía. Una mezcla de alcohol con sudor. Hice una mueca de asco cuando aquel aroma penetró por mis fosas nasales y pensé que sin más remedio tenía que llevar mi ropa a la lavandería, y la de John también.

Al llegar al salón vi a John muy concentrado tocar su guitarra. Al percatarse de mi presencia dejó de tocar.

-No, no. Sigue, no quiero cortarte la inspiración. –dije mientras me dirigí a la cocina a por algo de comer y una cerveza.

John siguió con lo que estaba tocando y cuando regresé al salón estaba tomando algunas anotaciones en un papel mientras marcaba con su mano los tempos. Me dejé caer sobre el sofá a su lado y di un sorbo a mi cerveza.

-Creo que deberíamos bajar a audicionar a Oliver. –dijo John mientras desconectaba la guitarra de su amplificador.

-Sí, bajemos. –dije dando un último bocado a un trozo de pan.

Me terminé de vestir y John, mientras tanto, guardó su guitarra en el estuche. Cogí las llaves del apartamento y bajé junto a John las escaleras. Él peinaba rápidamente su melena con sus manos mientras bajaba los escalones. Al llegar a la puerta del apartamento de Oliver nos paramos enfrente.

-No tengo ni idea de cómo es. –dijo John observando la puerta antes de llamar.

-Puede que al principio no te resulte amigable, pero conforme vas hablando con él te empieza a agradar. –dije yo también observando la puerta.

Estaba dispuesto a ser lo más exigente posible. Quería lo mejor en mi banda. Si Oliver resultaba ser lo que yo buscaba me quedaría bastante satisfecho. Si no era así tendría que seguir buscando, aunque me siguiera llevando más tiempo. No iba a meter a nadie en la banda sin tener lo mínimo necesario que yo pedía. Y por supuesto no permitiría que se quedaran anclados ni que se relajaran, si no que mejorasen cada día. Encontré a John y era exactamente lo que buscaba. No había nadie mejor que él en las seis cuerdas. Aunque bueno, sonará algo prepotente, pero yo era mejor. Me sentía realmente orgulloso del trabajo que llevaba a mis espaldas y ni mucho menos lo iba a esconder.

Llevé mi puño hasta la puerta y di dos toques secos en ella. Hubo un silencio sepulcral tras esto, pero unos segundos después pude oír varios pasos en el interior del apartamento. Acompañado de aquellos pasos, una tos bastante fuerte se aproximaba a la entrada del apartamento.

La puerta se abrió y apareció Oliver tras ella con la melena totalmente revuelta y sin camiseta. Al vernos allí se quedó un poco estupefacto. Se peinó rápidamente como pudo y me miró. Luego dirigió su mirada a John unos instantes para regresar a mí de nuevo.

-¡Pablo! ¿Qué pasa, tío? Me pillaste durmiendo, pero pasa. –dijo él con su mano indicándonos que entrásemos.

Yo intentaba mostrarme lo más serio posible. El motivo de mi visita podría decirse que era algo más profesional que personal. A pesar de que en el futuro entablase una amistad con Oliver, mi intención en aquel momento era conocer su habilidad en el bajo. Tenía esperanzas en que sabía desenvolverse bien con su instrumento, por lo que puse un voto de confianza en él.

The Day That Never ComesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora