-¿Vives solo? –preguntó John serio.
-Sí, vivo solo. ¿Por qué? –dije extrañado.
-Sé que te conozco de tan solo unos minutos, pero necesito que me ayudes. Siéntate antes de que me vaya y te explico. –dijo John señalando el taburete.
Me senté mientras me preguntaba para qué necesitaba John mi ayuda.
-Verás, vengo de Nevada. Me escapé de casa porque no aguantaba más a mis padres. Aquello era un infierno, necesitaba salir de allí como fuese. Ahorré algo de dinero y me marché hace dos días de casa. Desde entonces he dormido entre cartones en la calle a ras del frío. Ya puedes ver cómo estoy de mierda. –dijo John señalándose la ropa. –Con el dinero que tengo ahorrado tenía pensado alquilar algún apartamento, pero no consigo ninguno que se ajuste al dinero que tengo. Estoy dispuesto a pagar la mitad del alquiler del apartamento en el que estés y vivir contigo. Tengo de plazo unas semanas para encontrar trabajo con el que seguir manteniéndome viviendo en San Francisco, si no tendré que marcharme de vuelta a Nevada.
Aquello me hizo comprender perfectamente la situación de John. En parte se asemejaba a mí. Se marchó huyendo de algo para continuar en otro sitio. Por un momento me vi reflejado en aquel chico, así que no dudé en mi respuesta. Además me vendría bien pagar un poco menos de alquiler y tener algo de compañía.
-Por supuesto. Compartamos apartamento entonces. Pago 200$ de alquiler, así que si tienes 100$ para darme cuando te vengas mejor, porque ando un poco tieso. –contesté.
-Sí, sí. Te daré los 100$ ahora mismo si quieres. Necesito un techo donde dormir desde esta noche. –dijo desesperado.
John sacó del bolsillo trasero de su pantalón una cartera negra bastante estropeada y sacó unos cuantos billetes. Comenzó a contarlos y finalmente una vez que reunió los 100$ me los entregó.
-Perfecto. Esta noche volveré con compañía al apartamento. –dije mientras guardaba el taco de billetes en mi cartera.
-Gracias tío, en serio. Espera un momento aquí, tengo que salir fuera. –contestó John mientras se levantaba del taburete en dirección a la salida.
Seguí bebiendo mi jarra de cerveza mientras pensaba en John. Creo que entablaría una buena amistad con él, parece simpático y bastante peculiar. Realmente le consideraba valiente por escaparse de su casa e ir a la aventura. Yo al menos tenía un sitio donde dormir, sin embargo él dormía entre cartones en la calle con el frío de la noche. Temí porque algún día me viese en aquella situación, por lo que rezaba por encontrar trabajo pronto.
John entró de nuevo y volvió a sentarse mi lado.
-Perdona, tenía al camello esperando fuera. –dijo John con toda la normalidad.
-¿Perdón? –dije alucinando.
John eludió mi sorpresa y sacó la bolsita que el camello le había dado en la puerta del bar.
-¿Te importa que me líe un porro? –preguntó mientras sacaba papel de filtro del bolsillo de su pantalón.
-Haz lo que quieras. –dije intentando no aparentar sorpresa.
John comenzó a liarse el porro con una increíble rapidez y habilidad. Cogió un mechero y lo encendió. Dio un par de caladas y la expresión de su rostro se relajó.
-¿Quieres? –preguntó John ofreciéndome.
-Vale… -contesté no muy seguro.
Cogí de entre sus dedos el porro y lo posé sobre mis labios. Aspiré y un fuerte olor entró por mis fosas nasales a la vez que el humo penetraba en mis pulmones. Al cabo de unos cinco minutos tenía una sensación de completa tranquilidad y relajación. Me encontraba lacio y casi sin fuerza.
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The Day That Never Comes
FanficCorría el año 1988. La monotonía invadía su vida. Los días de Carol, una chica de 17 años de lo más peculiar, pasaban uno tras otro sin diferencia entre ellos. Ella quería emociones, las cuales nunca llegaban. Acontecimientos que no tardarán en lleg...