12. Caso cerrado

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Narra Samuel:

Respondí al mensaje de Guillermo, y volví a hablarle.

>> Yo: ¿Te has tomado el colacao? ¿Y los barquillos? Luego hablamos. <<

Me guardé el móvil en el bolsillo derecho del pantalón, entramos en la sala de reuniones —en la cual hablábamos sobre los casos y sacábamos algunas conclusiones sobre ello—.

Teníamos que salir a las afueras de la ciudad, para seguir investigando el caso en cuestión. Antes de que saliésemos del departamento, Oliver, un hombre de poco más de cuarenta años —cuyo rango era superior al de Julio—, me hizo un gesto con la mano, llamándome para que me acercara.

Rodé los ojos, avanzando a pasos decididos y paré al estar más o menos a un metro de él. Sabía lo que iba a decirme.





—¿Se lo has dicho ya? —me preguntó, creyendo saber la respuesta. Yo suspiré, y él me fulminó con la mirada—. Samuel, ¿cuándo piensas decírselo? Tarde o temprano se tendrá que acabar enterando.



—Lo sé. —respondí—. Sólo que... no sé cómo se lo tomaría. —Agaché la cabeza y volví a mirarlo en silencio—. Ya sabes que Julio sólo me tiene a mí... Bueno... y a su hijo. —Sonreí al recordar el comportamiento del chico cuando me tenía cerca—. Quiero que tengas paciencia, se lo diré.



—Espero que lo hagas cuanto antes, porque mientras más esperes, más duro se le hará. —Oliver y yo nos llevábamos bastante bien. Todos en el trabajo nos teníamos mucho cariño, y eso era algo por lo que tenía siempre ganas de ir a trabajar cada día—. Te echaremos de menos, ¿sabes? Todos lo haremos.



—Lo sé. —Le golpeé el hombro izquierdo y le sonreí—. No te pongas así, aún queda un año entero. Me tendrás aquí mucho tiempo todavía. —Él rió y me echó una breve mirada.



—Menos de un año. —corrigió—. Después de ese tiempo podré perderte de vista por fin. A ti y a tus idiotas bromas. —Ambos reímos por su comentario, sabiendo que los dos nos extrañaríamos.





Sí, dentro de, aproximadamente, un año me iba a trabajar a Estados Unidos. Me llamaron para proponerme un puesto allí, donde ganaría más dinero y en mejores condiciones.



En un principio me costó decidirme.

No quería irme, dejando aquí a mi familia, amigos, compañeros de trabajo, mi hogar... Pero al final accedí. Era una gran oportunidad para mí, y, desgraciadamente, oportunidades cómo esas sólo aparecen una vez en la vida.

Además ya tenía todo pensado y arreglado.





Wigetta: Más alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora