48. Rumbo a un fin de semana juntos

2.5K 278 14
                                    

Guillermo.

El martes terminó por fin, y ya no quedaban días, en los que mi padre y Samuel volviesen a quedar a solas.

Mi querido novio no me contó demasiado sobre lo que pasó aquella tarde, pero entendí que no iba a decirme todo de lo que hablaron... Bueno, en realidad no. Pero pensaba sacárselo este fin de semana. Teníamos pensado salir e irnos juntos a algún hotel, en el que pasaríamos el sábado y domingo. Debía reconocer que me entusiasmaba muchísimo la idea, y que no podía sacarme de la cabeza las imágenes de Samuel y yo por fin a solas y tranquilos. Aunque aún no sabía qué le diría a mi padre, porque tendría que demostrar que no tenía pensado ver a Samuel, y eso iba a ser muy difícil de creer...



Lo único que se me ocurrió el día antes de tener que irme con Samuel, el viernes, fue provocar a mi padre, disimuladamente, para que ambos terminásemos discutiendo y así podría hacer lo que pretendía. Irme de casa.

Y eso fue lo que hice noche del viernes. Hice enfadar a mi padre, y le grité que no lo aguantaba más, que me iba el finde a casa de Alex. "Al menos allí no te veré la cara" fue lo que le dije.

Él intentó impedírmelo, pero al final de rindió, y sabía porqué. Ya era muy tarde y a esa hora Samu ya estaba durmiendo, así que sabía que no podría ir a su casa. Pero al día siguiente, sabría que intentaría sacarme a la fuerza de casa de mi amigo... Pero para eso ya había planeado algo...

[...]

Samu y yo habíamos quedado bastante temprano. A una hora que sabíamos perfectamente que mi padre no estaría para detenernos, y menos aún un sábado.

Alex se despertó a la misma hora que yo para despedirme. Él odiaba madrugar, pero hizo un esfuerzo por mí.

Los padres de mi mejor amigo aún dormían, así que íbamos a hurtadillas.

Preparé una pequeña maleta, con ropa que me había dejado Alex, y salí por la puerta en su compañía. Él se quedó tras ella, mientras miraba a Samu, quién nos saludaba con la mano desde donde tenía aparcado el coche.



-Ten mucho cuidado, tío -habló en voz baja-. Tened los ojos muy abiertos, ¿vale?

-Sí, no te preocupes. -le dije con una sonrisa conciliadora. Me acerqué a él para despedirme con un abrazo.

-Que lo paséis bien.

-Gracias, tío -No podía borrar la enorme sonrisa que se había formado en mis labios, desde que entré por la puerta de la casa de Alex. Sentir que lo había conseguido... Que al día siguiente iba a ver, por fin, a Samuel es lo más maravilloso que podría pasarme en la vida. Echaba de menos estar con él a solas. Extrañaba sus besos y su voz. Incluso el olor de su pelo-. Oye, ¿qué vas a hacer cuando...?

-No te preocupes por eso, ya se me ocurrirá algo. -Yo sonreí y caminé hasta el vehículo. Samuel me esperaba frente al maletero, con este abierto. Metí mi ropa y él cerró. Se acercó a mí, rodeándome con sus musculosos brazos, y me besó con ternura y una pizca de pasión. Curvó los labios en una sonrisa y pronunció las mejores palabras que podría oír de su boca.

-No sabes lo muchísimo que me alegro de verte. Creí que me ahogaba si tardaba un sólo día más sin verte.

-Yo también te he extrañado, Samu -Volví a abrazarlo, y con los ojos cerrados, le abrí mi corazón y las palabras salieron solas de mis labios-. Te amo más de lo que podría amar a nadie, Samuel De Luque.

Wigetta: Más alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora