13. Una noche... interesante

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Narra Guillermo:

Me desperté, miré la hora en mi móvil, y me di cuenta de que sólo había dormido un par de horas.

Estaba en el sofá. Por un momento no sabía qué hacía allí, entonces recordé que Samuel se había quedado a dormir en casa. En mi habitación.

Mi corazón empezó a latir apresuradamente, al acordarme.

¿Cómo me había conseguido dormir sabiendo que él estaba en la misma casa que yo?

Miles de ideas estaban pasando por mi cabeza. Intentaba hacerlas desaparecer, pero volvían a mi mente, torturándome, y cuando quise darme cuenta, me encontraba de pie, descalzo, sintiendo el suelo frío en las plantas, rumbo a mi cuarto.

Quizás estuviese volviéndome loco, pero tenía que ir. Aunque sólo fuese para observarlo durante un rato... Vale, eso sonaba un poco a violador... “Eh... Willy...” Antes de seguir escuchando a la voz de mi subconsciente, la aparté de mi mente, sacudiendo la cabeza de un lado a otro.

No era demasiado consciente de lo que estaba haciendo hasta ahora.

Empujé, levemente, la puerta de mi habitación, cerrándola, con cuidado, tras de mí. No quería hacer el menor ruido. No quería despertarlo. Si lo hacía, seguramente acabaría por tener una imagen equivocada de mí. “¿Imagen equivocada? Pero si...”

—Ssshh. —¿Desde cuándo hablaba sólo en voz alta? Bueno, está bien, no era la primera vez pero... Me concentré un poco en la situación, haciendo el menor ruido posible, di unos cuantos pasos al frente, quedando a un lado de mi cama. No podía ver nada. Estiré, un poco, uno de mis brazos, chocando mi mano con el lateral del colchón. Subí un poco más y seguí avanzando, hasta encontrarme con una notable figura bajo las sábanas. Me estremecí. Volví a notar los latidos, esta vez más fuertes y no sólo los sentía en el pecho. "Tranquilízate, Willy" me dije.





Volví a estirar la mano, buscando de nuevo esa figura, queriendo averiguar que había tocado.

Empecé a palpar el bulto bajo el edredón y las sábanas, subiendo y bajando. Se encontraba tumbado hacia el lado contrario de dónde yo estaba. ¿En serio estaba yo haciendo eso? "SÍ" A veces haría lo que fuera por callar esa odiosa voz en mi cabeza.

Volví a llevar, esta vez, ambas manos hasta su cuerpo, como queriendo examinarlo por completo, aunque en realidad no sabía perfectamente qué estaba tocando.

Busqué el comienzo del edredón, levantando éste, dispuesto a meterme bajo él. Sí, me estaba volviendo loco o simplemente era un violador.



Me metí en la cama, me tapé, quedando tumbado hacia el mismo lado que De Luque y entonces me asusté tanto que el corazón se me salió, prácticamente, por la boca.





—Eres increíble, Guillermo. —Su voz por poco me hace caer de la cama, pero él me agarró, sin darse la vuelta—. Por un momento creí que te volverías a ir por dónde habías venido, pero ya veo que no.

Wigetta: Más alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora