Samuel.
—Idiota... —Volví a presionar mis labios contra los del chico, salvajemente, mientras notaba cómo su respiración se aceleraba exageradamente. Mantuve los ojos abiertos para observarlo, mientras él los iba cerrando poco a poco, disfrutándolo. Yo seguía sintiéndome extraño al verlo frente a mí de esa forma. Guillermo se dejaba llevar, y yo sólo me decía a mí mismo, una y otra vez, qué era lo que quería exactamente. Cuando el chico me decía alguna de esas cosas, que lo hacía ver tan tierno, sentía algo intenso en mi interior, sin embargo a la hora de besarlo me sentía extraño, pero si cerraba los ojos volvía a... ¿gustarme? No lo sé. Ni siquiera sabía cómo expresarlo. Entonces cerré los ojos. Sus manos pasaron por alrededor de mi cuello, acercándome, aún más, a él, si es que eso era posible. En cambio, las mías se encontraban, una; agarrándolo de su cabello, y la otra; sosteniendo su mentón.
Me moví un momento, levantándome de sus piernas, causando una expresión de disgusto por parte de él, y lo empujé, sin demasiada fuerza, dejándolo tumbado sobre el sofá.
Él me miraba con la boca y los ojos totalmente abiertos.
Seguramente querría preguntarme algo, pero no lo hacía por no romper el momento.
Mi cabeza seguía visualizando ideas con y sin sentido, a las cuales ignoraba por completo.
Me coloqué sobre Guillermo, de nuevo, quedando sentado sobre su cuerpo.
El rostro del chico seguía igual, lo cual me causaba cierta gracia. Era bastante exagerado respecto a mí, pero demasiado adorable.
—No estés nervioso, Guillermo —dije, al mismo tiempo que bajaba para besar la comisura de sus labios-. No tienes porqué.
—S-sí tengo —Él acercó sus manos hasta mi abdomen, deslizándolas sobre mi camisa—. ¿P-puedo? —No sabía, exactamente, si se refería a tocarme o a quitarme la camisa, de igual manera, asentí en silencio. Pasó sus manos por debajo de la corbata, encontrándose con el primer botón de la camisa, que no pudo desabrochar, debido a su estado de nerviosismo.
—Eres increíble —reí, para a continuación desabrochar yo la camisa, dejando mi torso al descubierto—. Ya está. —Guillermo volvió a deslizar sus manos sobre mis pectorales, sin dejar de admirarlos, embobado.
—A-a-acércate m-m-más. —Hice lo que me dijo, levantó su cabeza y comenzó a besar mi cuerpo, sin dejar de tocarlo con ambas manos. Yo deposité un beso sobre su coronilla, a la vez que acariciaba su cabello. Unos segundos después, pasé mis mano por debajo de su camiseta, causando que dejara lo que estaba haciendo y me mirase sobresaltado.
—Levanta. —articulé. Aquello sonó como si de una orden se tratase. Él obedeció, y le quité la prenda. No era la primera vez que lo veía sin ella, de hecho, ya lo había visto desnudo, pero esta vez me pareció diferente. Su blanca piel y su torso delgado y suave era esta vez diferente a mis ojos, a mi tacto. Acaricié cada parte de su descubierto cuerpo, provocando que el chico me mirase apenas sin aliento.
—¿T-te gusta? —me preguntó tímido, apartando la vista de mí— S-sé que n-no es c-como el tu-tuyo... —Lo obligué a mirarme y le sonreí.
—No tiene porqué ser como el mío. Y sí... me gusta. —Él se quedó boquiabierto y se sonrojó de nuevo. Pero, ¿cuántas veces se sonrojaba este chico? Volvió la vista, avergonzado, y entonces me agaché, llevando mi cabeza hasta su cuerpo, besándolo, apasionadamente, y pasando mi lengua por él.
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Wigetta: Más allá
FanficGuillermo, un chico joven de veintiún años -el cual iba a la universidad, situada a unos novecientos metros de su casa-, se sentía extremadamente atraído por el compañero de trabajo de su padre, Samuel. Julio, el padre del universitario, se reunía a...