9. A tu lado

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Narra Guillermo:

Estuve esperando toda la mañana, no sólo eso, sino toda la tarde y noche esperando a que me llamara, pero no lo hizo.

Quise volver a mandarle algún mensaje, e incluso llamarlo, pero pensé que era mejor no molestarlo en todo el día, así que me fui a la cama, deseando que llegara el día siguiente y poder saber algo de él.

Una vez despierto, fui a ducharme para a continuación desayunar, algo que había preparado mi padre —algo que era habitual, cada fin de semana—.

—Gracias papá. —agradecí, como siempre, que me preparase el desayuno. Me levanté de mi asiento, para volver a mi habitación, pero él me paró para preguntarme lo siguiente.



—¿Qué hablaste ayer con De Luque? —Sinceramente, escuchar su voz pronunciando su hermoso apellido, provocó que un escalofrío —no sabía decir si agradable o no—, recorriese todo mi cuerpo en cuestión de segundos.



—Y-yo... Sólo quería saber porqué no vino ayer.



—Y si era por eso, ¿por qué no me preguntaste a mí? —dijo, arqueando una ceja. No me gustaba que estuviera interrogándome, y mucho menos cuando a mi padre se le daba genial eso. De hecho, es criminólogo.



—Papá, deja de analizarme. —le advertí—. Sólo que te escuché hablar con él, y pensé que estaría bien preguntarle yo mismo. —No sabía cómo estaba hablando con tanta "naturalidad", dentro de lo que cabía, sobre Samuel. Esperaba resultar creíble, porque no querría que mi padre se enterase de él me gustaba.



—Eso está bien hijo. —Se levantó de su sillón, llevándose la vajilla recientemente usada—. Está bien si sólo querías darle a entender que tú también te preocupas por él. —Eso último lo dijo entrando en la cocina, para depositar los platos y vasos en el fregadero. Yo lo seguí a pasos rápidos, al oír su última frase.



—¿A qué te refieres con eso? —le pregunté, intentando no parecer demasiado obvio.



—Sólo eso, Guillermo. —Fue a salir de nuevo del lugar, pero antes de paró en la entrada y me miró a los ojos—. Me harías un gran favor si fregaras los platos, hijo.



—Claro, papá. —Y ahora sí, desapareció de la cocina, dejándome solo con mis pensamientos.





Mi padre sospechaba de mis sentimientos por De Luque. Estaba casi seguro de ello, tendría que actuar más "normal" cuando éste viniera a casa, o de lo contrario me vería en un buen lío. A él no le gustaría, en absoluto, saber que yo voy tras su compañero. No por nada en general, simplemente era por el hecho de que fuera mayor que yo, o eso creo, tampoco es que le hubiese comentado el tema. Pero lo que tenía claro, es que él no lo aceptaría.

Wigetta: Más alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora