Samuel.
—¿Y esa sonrisa? —Escuché a mis espaldas la voz de Oliver—. ¿Algún ligue por ahí? —Yo levanté la mirada, tras bloquear el móvil.
—Nah, que va. —Me levanté del asiento y me acerqué a él—. Acabaré solo y tendré que comprarme todos los gatos que quepan en mi casa, para mantenerme ocupado todo el tiempo y no tener que pensar en que nadie me quiere. —bromeé.
—Sería porque tú lo quieres, entonces. —me dijo con una sonrisa.
—No me digas que te me vas a declarar, ahora. —reí, sin dejar de observarlo.
—No te preocupes. Me van con más pecho. —Y ambos estallamos en carcajadas.
Al cabo de un rato, llegaron los demás y Paula nos empezó a hablar de un nuevo caso, que había llegado esta mañana.
—Parece tratarse de un novato, que mata al azar y de diferentes formas, hasta averiguar cual es la que más le gusta. —habló Julio, tras escuchar las palabras de la pelirroja.
—Estoy totalmente de acuerdo con Díaz. —dije colocando una mano sobre mi mentón—. Tiene las caracterísiticas de un novato. Y por todo lo que nos has contado, diría que su edad ronda entre los veinte y treinta y cinco. —Julio asintió con la cabeza, mientras los demás nos observaban, hasta terminar de hablar y salir de la sala de reuniones. La mano de Olver sobre mi hombro, me detuvo.
(...)
—¿Cómo se supone que voy a hablar de esto con Julio? —le pregunté al hombre que me mantenía la mirada—. Es más, ¿por qué no has consultado esto conmigo, antes?
—No podía hacer nada. Tienes que irte una semana a Los Ángeles, antes de irte para siempre. Es lo que me han pedido. —Me llevé ambas manos a la cabeza. No sabía qué hacer. ¿Y si me inventaba algo? ¿Me daría tiempo a hacerlo?
—¿Cuándo tengo que irme?
—En tres meses.
—O sea, a principios de enero.
—Sí. —respondió él—. Será sólo una semana, luego volverás con nosotros. —Hizo una breve pausa y añadió—: Creo que esto es un aviso de que debes decírselo a Julio cuanto antes.
—Ya... —Lo miré a los ojos, y volví a dar vueltas por la sala—. Me voy a volver loco, te lo juro.
—Tranquilízate. —Golpeó varias veces mi hombro izquierdo y me sonrió con serenidad—. Tómatelo con calma. —Suspiré profundamente y asentí para a continuación salir de allí.
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Wigetta: Más allá
FanfictionGuillermo, un chico joven de veintiún años -el cual iba a la universidad, situada a unos novecientos metros de su casa-, se sentía extremadamente atraído por el compañero de trabajo de su padre, Samuel. Julio, el padre del universitario, se reunía a...