17. Inesperadas noticias

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Guillermo.

Mi padre se había ido ya al trabajo, o eso se suponía, ya que no estaba en casa.

De Luque y yo nos miramos sorprendidos. Ambos fuimos a hablar, pero las palabras, simplemente, no salían de nuestros labios. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué mi padre, el irresponsable que siempre llegaba tarde, se había ido tan temprano y sin avisar a su compañero?

Observé, de nuevo, al chico que tenía a mi lado y una voz en mi cabeza se hizo escuchar. “Ahí lo tienes, para ti solito. ¿Cuántas veces has deseado eso, Willy?”

Mi corazón empezó a latir con más fuerza. Ignoré ese estúpido pensamiento y volví a mirarlo.

—Es increíble —Llegó a soltar él—. No puedo creer que tu padre sea tan niño chico.



—¿Q-qué pasa? ¿E-es por lo que ayer m-me mencionaste? —Una imagen de una parte de la conversación que tuvimos anoche, apareció de repente en mi cabeza. Para ser exactos, cuando le mencioné lo del beso. En ese momento empecé a toser, exageradamente. ¿Por qué mi mente me hacía esto?



—Eh, ¿estás bien chico? —dijo él, acercándose a mí, preocupado. Rozó mi mentón con su mano derecha, levantándome la cabeza para mirarlo— Te traeré un vaso de agua —añadió, para desaparecer, en cuestión de segundos, de mi vista. Dejé de toser, tras beber un poco de agua, y entonces Samuel habló—. Sí, es por lo que te mencioné anoche. ¿Te encuentras mejor? —Extendió la mano, y le di el vaso de vuelta.



—Sí, gracias —articularon mis labios, curvados en una ligera sonrisa—. ¿Y qué pasó? ¿Por qué actúa de esta forma?



—Es... porque le conté... algo —Se quedó en silencio por unos segundos y continuó hablando—. Le dije que me iría una semana a Estados Unidos, un viaje en familia... Ya sabes que las cosas no han ido demasiado bien, últimamente, así que mi padre planeó esto.



—Oh —Aquella noticia no me pareció para nada agradable, pero no era de mi incumbencia. Además merecían un descanso y pasarlo bien en compañía—. ¿Y cuándo os iréis?



—A principios de enero —respondió, girándome la cabeza—. Es como festejar el año nuevo —Rió, al parecer, sin muchas ganas.



—Qué bien, ¿no? —Intentaba fingir que me alegraba, pero no podía. No es que fuese egoísta ni nada por el estilo, o tal vez sí... Es que... lo iba a extrañar mucho. "Aunque... sólo es una semana"—Espero que os ayude el salir del país —La sonrisa que obtuvo de mi parte, fue la más sincera que pude dibujar en mis labios. Realmente quería que lo pasaran bien.



—Yo también... —Notaba bastante raro a Samuel. No quería decir nada, pero su voz no sonaba como siempre. "Será porque está cansado" me dije para dejar de pensar en ello.



—Y bueno... —Ahora que lo pensaba, ¿qué iba a hacer ahora si mi padre no estaba?— ¿Vas a quedarte un rato o te irás ya? —Él me miró en silencio. Parecía estar pensándolo.

Wigetta: Más alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora