Samuel.
Habíamos estado bebiendo y bailando durante un largo rato.
Cuando decidimos volver con el amigo de Guillermo, él había desaparecido de allí. Nos imaginamos que estaría con la chica con la que le habíamos visto charlar.
-¿Qué hacemos? -me preguntó el chico que me acompañaba.
-Esto -respondí, abalanzándome sobre el contrario, uniendo mis labios, desesperadamente, con los suyos-. Es esto lo que quiero. -Y volví a atacar su boca, dejándolo atónito.
No sabía si actuaba así bajo el efecto del alcohol o no, pero nada me importaba en ese momento. Sólo lo que teníamos ese chico y yo. Aunque quizá me arrepentiría más tarde, porque esto no ayudaba a lo que tenía planeado.
Él enredó sus brazos en mi cuello, tironeando de mis cabellos con cierta delicadeza y placer. Lo cargué en brazos y avancé hasta los servicios. No pensaba con claridad, y, desde luego, no me importaba en absoluto, y menos ahora en tal situación.
Entré en el baño, abrí una de las puertas de las cabinas y cerré desde dentro.
Guillermo seguía pasando sus manos por encima de mi camiseta y atacando mi cuello con su lengua juguetona y sus apasionadas mordidas.
Empezó a tirar de mi chaqueta, la cual estaba abierta, dejando ver una camiseta negra, acabándola por tirar al suelo. Al mismo tiempo empecé a desnudarlo, quitando cada una de las prendas con fiereza.
-Me encantas. -me susurró al oído, dándole un pequeño mordisco a mi oreja.
Lo empujé contra la pared, atacando sus labios de nuevo. Me ponía demasiado cuando Guillermo estaba tan excitado.
-No me digas esas cosas... -le susurré yo.
-¿Por qué? Si te gusta que te lo di... -Deboré su boca, sin dejarlo terminar la frase.
-Te vas a enterar... -Lo desnudé por completo, quitando también mis pantalones y ropa interior. Agarré su trasero, apretándolo, acercándolo más a mí. Él se mordió el labio inferior, y eso fue lo que me hizo explotar. Ubiqué mi miembro en su entrada, y tras ver a Guillermo relamerse los labios, entré bruscamente.
-¡Ah! -Gimió. Cerró los ojos, al mismo tiempo que iba acariciando mi torso- Eres... un bestia... -susurró entre jadeos- Me encantas...
Sonreí ante sus palabras y la inestabilidad de éstas. Seguí con mis rápidas y profundas embestidas, concentrándome sólo en eso.
Guillermo clavó sus uñas en mi espalda, mientras me rogaba por más.
Incrementé la velocidad, sin dejar de observar el rostro del chico. Un rostro hermoso, que reflejaba puro placer. Algo en mi interior se revolvía al verlo en semejante estado de excitación. Era precioso.
Llevé mi mano derecha hasta su erecto pene, comenzando a masturbarlo.
-¡Sa... Samuel! -gimió. Y acto seguido, terminó por correrse en mi mano y nuestros torsos. Un par de estocadas más y me vine en su interior. Nuestras respiraciones agitadas, luchaban por recuperar la normalidad.
-Te... te quiero... -Se escapó de mis labios. La cara de Guillermo, se quedó, completamente, descompuesta, al igual que la mía. Aquellas palabras salieron de mis labios sin ni siquiera pensarlas. Un intenso calor se refugió en mi pecho, podría decir que del imprevisto, ni sentía ya la embriagadez del alcohol.
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Wigetta: Más allá
FanfictionGuillermo, un chico joven de veintiún años -el cual iba a la universidad, situada a unos novecientos metros de su casa-, se sentía extremadamente atraído por el compañero de trabajo de su padre, Samuel. Julio, el padre del universitario, se reunía a...