Capítulo 8

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-¿Y cómo es él? -volteo los ojos con fastidio, aun no entiendo porque le conté sobre Emir, me siento estúpida ante tantas preguntas, pero no me podía quedar callada, no, tenía que hablar, contarle todo. Me encogí de hombros restándole importancia, como las cinco veces anteriores. Envolví la pasta en el tenedor para comer el ultimo bocado de mi cena, aunque mirando la hora pues ya no era tan cena.

-Gracias por la cena, desayuno... -dije suave sonriendo, aún y sin mirarlo porque Scott tenía algo, que no se cómo, pero me sacaba las palabras aunque no quisiera. A de ser por su profesión.

-Sabes que ignorándome no ganas nada -lo mire y solté un suspiro fuerte, algo que me gusta mucho de Scott son sus hermosos ojos color avellana, es fácil perderse en ellos con sus pestañas gruesas que los hacían aún más fascinantes, y sin contar lo muy atractivo que es, alto, cabello corto y negro, la perdición de cualquier chica, algo que no me gusta de él, que me conozca tan bien, tan jodidamente bien que no pueda mentirle.

-No es importante.. y no te estoy ignorando -dije levantándome para llevar los trastes a lavar e ignorandolo por supuesto.

-Sí, claro -ironizo -Ademas si es importante de lo contrario no hablaras tanto de él.

-No lo hago -protesto.

-Sabes que es así.

-Te acabo de contar todo -casi todo -Por una vez que hable de él no significa nada, solo te pongo al tanto de lo que pasa así que no seas exagerado y agradece porque no habrá una próxima si sigues así de intenso.

-Esta bien, me corrijo entonces, si no fuera importante no te pondrías tan nerviosa cuando hablas de él -bufo poniendo los ojos en blanco, él niega con su cabeza y se levanta para dejar los trastes y yo poder lavarlos.

-No estoy nerviosa -refunfuño escuchando como se rie. Le escribí a Mia donde estaba y con quién y así dejarla tranquila ya que en todo el día no había podido hablar con ella y muchos menos haber leído sus mensajes.
-Eres un pesado muchas veces ¿Sabes?

Sonríe mirándome.

-Creo que por eso me quieres.

-Cuando te pones así la verdad no te quiero mucho.

-Se cuando mientes -le saco la lengua como una cría.

-¿Ya hablaste con Mia? -asiento -¿Cómo está?

Sonreí.

-Dice que muere por verte -su cabeza giro en trescientos sesenta grados al escucharme y no pude evitar la carcajada, puso los en blanco.

-No es gracioso Madison -exclama molesto.

-Claro que lo es.

Seque mis manos y camine hasta el sofá, mire el reloj que estaba en la pared el cual marcaba las 3:45 de la mañana, ¿en qué momento se nos fue la noche? Scott se hundió a mi lado dejando las palomitas en la mesita frente a nosotros, mientras que con el control buscaba una película en el televisor, suspire y mire por la ventana del balcón de su sala esperando a que me dijera que ya había encontrado la perfecta, las gotas se deslizaban lentamente por el vidrio, las seguí con la mirada hasta que se reventaban a mitad de camino.

-¿Vemos una de terror?

-Mañana tengo que dormir sola.

-¿Una romántica?

-Estare deprimida porque no me va a pasar.

Bufo y sonreí.

-¿Comedia?

Hice silencio y lo mire.

-¿Que pasa con esa? ¿En ves de reír vas a llorar?

Sonreí.

CICATRICESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora